El brasileño, estelar jugando los 40 minutos, sella el acceso a la final del Barça ante un Valencia Basket eterno (75-77)
Huertas tras meter la canasta decisiva - Foto: ACB Photo / M.A. Polo. |
Hay pelotas calientes, de esas que solo los jugadores de verdad, los que no se plantean las consecuencias de lo que puedan hacer, los que no piensan en las posibles represalias ni en los hipotéticos elogios, son capaces de jugarse. Sato forma parte de los decididos que no se esconden, sino que más bien se ofrecen y se hacen con rebote tras el triple fallado por Van Rossom y encima aciertan para empatar a 75, a falta de 6'8 segundos. Xavi Pascual pide tiempo muerto y discurre lo que Marcelinho Huertas (Sao Paulo, Brasil, 1983), otro
valiente que se ofrece, apechuga si no acierta y no le falta autocrítica nunca, quien se juegue el tiro para evitar la prórroga. Así que La Bomba saca de banda y se la cede al escurridizo base, que se va directo a canasta, marea a Lishchuk y tira con las dos piernas flexionadas y lanzar para cerrar sobre la bocina una serie de semifinales alargada todo lo posible y ante un Valencia Basket eterno (75-77). Huertas (22 puntos y nueve asistencias) enloquece mientras sus compañeros le persiguen y acaban rodeándolo. Todos saben que achuchan a un jugador ejemplar y siempre cuestionado que ha sido capaz de completar una actuación estelar, la mejor en el Barça según dirá Pascual, y de jugar los 40 minutos del partido para llevar a su equipo a la octava final de la Liga ACB ante el Madrid. Es un líder que se entiende de maravilla con Tomic (20 puntos) y que contagia al resto. Un torbellino sin límite, sobre todo si tiene libertad de acción.
Esta vez su entrenador sí le dio las manijas en la pizarra y en el cronómetro. Del todo. Le vino a decir, Marcelinho, este es tu día, y le mantuvo en pista siempre, sin reparar nunca en los otros dos bases, Sada y Pullen, que las pasaron canutas desde el banquillo. No era para menos viendo cómo mordían Sato o Doellman (41-40 a los 18m 28s y 49-39 a los 23m 30s), cómo el Valencia Basket marcaba distancias ante el mínimo amago de remontada azulgrana. hasta entonces había habido un igualado intercambio de golpes en el primer cuarto (20-18) con Huertas y Doellman como ejes de sus equipos con siete puntos casa uno, y un acelerón local con el MVP de la Liga ACB la intensidad de Lishchuk y los recursos de Sato, que desquició a un Papanikolaou que no volvería a salir hasta a falta de ocho minutos.
Tomic, decisivo
En ese momento ya hacía un buen rato que el Barça le había dado la vuelta al partido gracias a un Lorbek que se despertó de su largo letargo, a un Abrines que se adapta al rol que le pidan cada días, a los zarpazos de Navarro y a la inteligencia de un Huertas que con Tomic (20 puntos y ocho rebotes) forma una pareja sin techo. Marcelinho también supo procurarse sus propias situaciones. Con dos tiros libres, tras una falta imaginada por el árbitro de Layafette puso el 57-61 sobre la bocina de un tercer cuarto y cuando Doellman ya tenía cuatro personales y había sido reservado por Perasovic.
De ahí al final, amagos de sentenciar del Barça y réplicas épicas de un Valencia Basket que no pudo parar casi nunca a Huertas y que se llevó las manos arriba ante la acción final de un Marcelinho al que le sobra ángel, por más que algunos no se lo vean ni Pascual le acabe de dar la confianza que pueda merecerse.
VALENCIA BASKET 75 (20+23+14+18): Van Rossom (10), Lafayette (6), Ribas (2), Doellman (18), Lishchuk (8) -quinteto inicial-; Triguero (4), Sato (17), Lucic (2) y Rafa Martínez (8). BARÇA 77 (18+16+27+16): Huertas (22), Navarro (11), Papanikolaou (4), Nachbar (-) y Tomic (20) -quinteto inicial-; Dorsey (5), Abrines (4), Oleson (2), Lorbek (9) i Lampe (-). Árbitros: Hierrezuelo, Pérez Pizarro y Conde.
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