Aficionados y periodistas
de todo el mundo retratan al subcampeón del Mundial de F1 de 2008, que podría regresar
a la competición tras retirarse en noviembre
Felipe Massa, en el podio del GP de Brasil de 2008. Foto: AFP. |
—¡Por favor! ¡Por
favor! —repite, con las manos juntas, Lookingspiffy
ante el televisor. “Puede” que su corazón nunca haya latido
tan deprisa. Su mente traza las 13 curvas, nueve de izquierdas y cuatro de derechas,
del circuito de Interlagos. Felipe Massa (Sao Paulo, Brasil, 1981) está
a punto de ser campeón del mundo. Felipinho
lidera el GP de Brasil y Lewis Hamilton, al que Sebastian Vettel acaba de
adelantar, sigue sexto. Llueve con fuerza.
Felipe Massa gana la carrera de principio a
fin, en seco y en mojado. El brasileño enseña, tímido, el dedo índice. Incrédulo,
mueve la cabeza de lado a lado. La realización atiende también a su familia,
concentrada en el taller de Ferrari: su padre, su hermano, su mujer… Los Massa
están eufóricos. Seguro que afónicos también.
—¡Síííííííí! ¡Síííííííí! —celebra
Lookingpiffy.
La torcida brasileña y la ferrarista
tampoco dosifican su alegría: “¡Massa! Massa!”. Aunque Hamilton,
en la última curva, se aprovecha de que Timo Glock no ha puesto los neumáticos de
lluvia para superarle y llevarse el título por un punto: 98 por 97. Ambos
logran 10 podios, el brasileño obtiene una victoria más (seis), pero puntúa en
dos carreras menos. Con el sistema de puntuación actual, Massa habría sido el campeón.
—Cuando todo acabó, lloré —reconoce Lookingpiffy, que vive en Southampton. Tampoco Massa pudo contener
las lágrimas el 2 de noviembre de 2008. Se golpeó el pecho en el podio: lo
había dado todo y estaba agradecido por el apoyo recibido.
Ocho años después, volvió
a tener un momento íntimo ante sus compatriotas. Un accidente en la vuelta 49 le
obligó a abandonar en el último GP de Brasil de su vida. Felipinho había anunciado su retirada en Monza y paseó la bandera
de Brasil por el pit lane, donde se
despidió de las escuderías y se reunió con Anna Raffaela Bassi, su mujer, y
Felipe, su hijo. Una despedida anticipada, ya que todavía le quedaba otra carrera
más, el 27 de noviembre en Abu Dabi (fue noveno). Aunque puede que sea un hasta luego. Diferentes medios aseguran
que Massa tiene un preacuerdo para volver a Williams si Bottas acaba sustituyendo a Nico
Rosberg en Mercedes. “Solo dejaríamos
que Valtteri se fuera si un piloto experimentado, una alternativa creíble,
estuviera disponible. Alguien como Felipe Massa,
por ejemplo”, aseguró en la BBC Claire Williams, que quiere que el debutante Lance Stroll tenga un tutor
cerca. Massa sigue sin pronunciarse. A partir del 3 de enero Mercedes anunciará
quién será su nuevo piloto y saldremos de dudas.
“Los últimos años Massa
se ha merecido un coche capaz de ganar carreras. Pilota bien y su velocidad no
puede ser subestimada”, reivindica Zack. “Es un piloto
medianero que ha dependido mucho del monoplaza que ha conducido. Entre 2007 y
2008 vemos un Massa mucho más sólido, aunque, para nada, deslumbrante”,
asegura Jose Tellaetxe, experto en Fórmula 1 y responsable del blog Nürburgring. El infierno verde.
La remontada (del último al quinto puesto) de Massa en el GP de Gran Bretaña de 2007 enganchó a la Fórmula 1 a Lauren, de Blackwood (Gales
del Sur): “Siempre ha
demostrado fortaleza, fuerza, valentía y actitud”. “La primera carrera que le
apoyé fue el GP de Bahréin de 2007. Resultó imbatible”, reconoce, desde Kuwait,
Saeed Ali, responsable de la cuenta de Instagram @felipe1massa9, “su cuenta de apoyo más popular”.
Alonso y Schumacher empapan de champagne a Massa, que acababa de lograr su primera victoria en Turquía. Foto: Getty. |
“Nunca ha dejado de luchar a pesar de las dificultades y la mala suerte”, expone F1Fan, griego. “Demuestra tener un gran espíritu y amor por el deporte”, expone Rowena Cos, de Filipinas. “Nunca da nada por perdido”, destaca Zsolti, que conoció a Massa gracias a Globo en el GP de Hungría de 2014, en el que Felipinho logró la última de sus 16 poles y la única que no se llevó Mercedes ese año. También tiene muy presente otro recuerdo del circuito de Hungaroring: la rotura del motor del F2008, a tres vueltas para el final, que obligó a Massa retirarse de una prueba que dominaba sin problemas. Para Zsolti, ése o el adelantamiento de Hamilton a Glock en Interlagos fueron “lances de carrera”. El episodio que fue decisivo para que Felipinho perdiese el Mundial de 2008 fue el GP de Singapur: “Creo que los resultados de la prueba deberían haber sido eliminados”.
El Crashgate es el
suceso más bochornoso en el que se ha visto envuelta la Fórmula 1 en los
últimos años: Flavio Briatore ordenó a Nelsinho Piquet provocar su
propio accidente para beneficiar a su compañero en Renault, Fernando Alonso, con
la salida del coche de seguridad. El asturiano, que siempre ha asegurado que no
sabía nada de la trampa, acabó ganando una carrera que Massa estaba dominando a
su antojo. Un mecánico de Ferrari apretó antes de tiempo el botón de la luz verde del semáforo en el repostaje y Massa arrancó con la manguera todavía incrustada en el monoplaza. Tuvo que retirarse: cero puntos. Seis sumó Hamilton, tercero.
El fraude de Singapur es el peor recuerdo deportivo de Massa. No recuerda nada de su accidente en la Q2 del GP de Hungría de 2009. Cuando
rodaba a 250 km/h, recibió el impacto en el casco de un muelle de amortiguación
que se había desprendido del Brawn GP de su compatriota Rubens Barrichello. “En ese momento, estaba en el circuito de
mi país… Lloré mucho. No sabía si se iba a recuperar. Fue terrible”, confiesa Yvette Groidl. “¡Era mi cumpleaños! Estaba ayudando en la mudanza a un
amigo y preferí no mirar los resultados hasta llegar a casa. No quería irme
a dormir porque no soportaba la idea de levantarme y enterarme de noticias
terribles”, explica Lookingspiffy, todavía
con un gran nudo en el estómago.
Massa tuvo suerte: si el muelle hubiese
impactado un milímetro más hacia la derecha, como mínimo, hubiera perdido la
visión del ojo izquierdo. El piloto brasileño sufrió una conmoción cerebral y fue
operado del hueso supraorbital izquierdo. El casco le salvó la vida y le permitió
conocer a su hijo, Felipe, que nació meses después. Luca Badoer y Giancarlo
Fisichella ocuparon el puesto de Massa en Ferrari hasta el final de temporada.
Massa, tras su accidente en Hungría. Foto: Getty. |
Felipinho
volvió a la competición con un extraordinario segundo puesto en Bahréin, punto
de partida del Mundial de 2010. Una proeza minimizada por la victoria, en su
debut, de su compañero Fernando Alonso con Ferrari. “A ver quién puede decir que ha hecho podio después de haber
estado a punto de morir. ¡Massa hizo algo muy de Lauda o Hakkinen!”,
interviene Noe Melián, redactora e ilustradora de F1 al día.
A Massa le
molesta, y mucho, que le recuerden una frase: “Felipe, Fernando is faster than you” [Felipe, Fernando es más rápido
que tú]. La pronunció, a regañadientes y siguiendo las órdenes de sus
superiores en Ferrari, Rob Smedley, el ingeniero en pista de Massa las
últimas temporadas. Justo un año después de su accidente, Felipinho lideraba el GP de Alemania y se resistió a ceder la plaza pese a
los intentos de adelantarle de Alonso y las presiones del equipo. Al final no le quedó más remedio que acatar las órdenes. “Buen
chico. Ahora continúa pegado [a Alonso]. Lo siento”, continuó, avergonzado, Smedley: “No estaba de
acuerdo. Creo que había mejores modos de hacerlo, para ser honesto.
Habíamos acordado una estrategia, sabíamos cómo se iba a desarrollar y no sucedió
así. Fue complicado para él…”.
“Se
escribieron cosas muy crueles sobre él y su rebeldía. Si llega a rebelarse, las
hubieran escrito igual”, expone Noe Melián. Para Stefania
Bruera, periodista deportiva argentina que colabora en Stop And Go
F1 y MotorLAT, “no se le
tenía la misma consideración que antes. Aunque creo que hubo más factores que
influyeron en su declive, entre ellos el desgaste mental que supone la presión que
hay en Ferrari. Massa tiene poca fortaleza mental”. Jass no está
de acuerdo: “Tiene experiencia y nervios de acero”. “Su principal defecto ha sido siempre la
inconsistencia en carrera y su tendencia a suplir los errores o la incapacidad
con marrullerías. Ha estado demasiado preocupado de lo que ocurría en los
retrovisores. Demasiado autocomplaciente y falto de hambre para mi gusto”, interviene
José Tellaetxe, responsable de Nürburgring.
El infierno verde.
Massa y Alonso, en el podio del polémico GP de Alemania de 2010. Foto: www.f1fanatic.co.uk. |
“Creo que lo infravaloraron en sus
equipos y no pudo demostrar lo bueno que es realmente”, confiesa Noelia González. Pese a
haberse quedado a un suspiro de ser campeón en 2008, muchos medios no lo colocaron
entre los favoritos para 2009. “La
prensa italiana rara vez lo elogió cuando ganó y no se lo pensaba dos veces para
criticarlo cuando tenía dificultades”, explica Lucía, que ha podido hablar
con su ídolo en el GP de Italia. “Los brasileños somos muy apasionados en todo. También en la Fórmula
1, especialmente porque tenemos a algunos de los mejores pilotos, como Ayrton
Senna. Sabemos que Massa hizo todo lo posible en cada GP desde el primer día,
así que tenemos mucho amor y respeto por él”, expone Hellen Sousa.
“Es talentoso y conduce con el corazón. Nunca dejó de luchar y estaba dispuesto a ayudar al equipo de cualquier manera, incluso aunque no fuese lo correcto”, cuenta Proud of Felipe Massa. “Es un buen piloto al que le ha faltado que confiasen más en él y rebelarse ante las decisiones de sus equipos. Tenía que haber sido más combativo con sus compañeros”, apunta Michelle Ann Prabhu.
“Quien más le ayudó a
desarrollarse como piloto fue Michael Schumacher en Ferrari”, advierte Proud of
Felipe Massa. “Con [Schumi] aprendió a
gestionar sus recursos independientemente de las condiciones de carrera, y se
hizo más duro dentro de la pista y más político fuera de ella”, interviene Jose Tellaetxe. La retirada de Schumacher en 2006 permitió a Felipinho continuar en Ferrari, que ya
tenía un preacuerdo con Kimi Raikkonen. Desde entonces, y a excepción de 2008,
su puesto en la escudería italiana siempre fue cuestionado. Parte de culpa tuvo
Massa, bastante irregular y, a veces, falto de autocrítica. Encadenó casi dos
años sin podios. Una racha que rompió en Suzuka, donde fue segundo y empezó a
ganarse su renovación más incierta. Se la mereció tras un notable final. El inicio
había sido malo. En 2013 solo logró un podio (un tercer puesto en Montmeló) y en
septiembre anunció su marcha. Massa cree que durante parte de esa época sufrió, sobre todo, un problema mental.
Massa, su mujer y su hijo, en el último GP de Brasil. Foto: Reuters. |
Williams apostó por Massa, suelto sobre todo en el tramo final del
curso 2014: dos terceros puestos y un
segundo en Abu Dahi, donde le faltó una uña para volver a ganar una carrera. Algo
que no logra desde su agridulce GP de Brasil, en el que fue 39 segundos campeón
del mundo. Dos veces se subió al cajón en 2015 y ninguna en la última temporada,
la más floja desde sus tiempos en Sauber, el equipo con el que debutó en la
Fórmula 1 en 2002. Nick Heidfeld fue su primer compañero y Massa se mostró tan
rápido como errático. Se fue a Ferrari como piloto de pruebas después de que le
sustituyeran por Heinz-Harld Frentzen. Sus buenos ensayos le dieron la
oportunidad de volver a Sauber, donde estaría dos años más (con Giancarlo
Fisichella y Jacques Villeneuve como compañeros) hasta la llamada de Ferrari.
En su primera temporada con un coche competitivo logró dos triunfos: en Turquía
y Brasil.
“Con Fisichella se
enfrentó más de tú a tú que con Heidfeld y pudo afinar su mejor arma: la
velocidad con condiciones favorables. Con Kimi no pudo. La época con Alonso es
complicada de valorar. Felipe viene del accidente de Hungría y se vuelve
turbiamente político por pura necesidad. En Williams se limita a beneficiarse
de los vientos favorables y a aguantar como puede los desfavorables, sin que,
en mi opinión, Valtteri Bottas tenga nada que ver”, analiza Jose Tellaetxe.
Del futuro del finlandés podría depender que Massa vuelva o no a
la Fórmula 1. El sueño de ese chaval travieso al que no le motivaban demasiado
los estudios y al que su padre transmitió su pasión por los coches. Felipe fue
quien insistió a Luís Antonio que quería ser piloto. Al contrario que otros
padres, Luís Antonio mantenía una posición discreta en las carreras. No actuaba
de representante. Felipe tampoco obligará a su hijo a seguir sus pasos, como
señaló en una entrevista para El
Confidencial: “Nunca le voy a forzar
para que se suba a un kart. Es él quien lo tiene que querer […]. Si quiere ser
piloto, le ayudaré lo que pueda”.
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