Me había imaginado la escena muchas veces: sentado, de pie,
alegre y liberado, cogiendo aire, llorando… Pero… ¿Cómo se disfruta un sueño?
Dejé encendida en la mesa la grabadora, una Olympus VN-416PC tan exigida que va perdiendo su azul,
apagué el móvil y cogí el micro.
—¿Estás nervioso?
—Estàs nerviós?
No. No tenía sentido imaginarse cómo iba a ir la
presentación de mi primer libro, Marta Fernández, volando con los pies en el suelo (Ediciones Cydonia), sino saborearla. “Volumen alto y salta. No todos tenemos
sueños, los seguimos, y se consiguen”, me había recomendado Esther Cadenas. Ver
la sala VIP del Palau Olímpic de Badalona casi llena (gracias por abrirnos sus puertas
al Joventut de Badalona, en especial a Rosalía Pinet) y a algunas de las
personas a las que más quiero fue un alivio y no una presión extra.
Había pasado más apuro cuando Marta Fernández nos pilló cuchicheando
antes a su madre y a mí. Ambos nos moriríamos de hambre como espías o
detectives. Maite Farrés quería que la presentación de la biografía sobre su
hija fuese también un homenaje lleno de sorpresas. A mediados de julio empezó
la lluvia de ideas. La exjugadora internacional y periodista deportiva sólo
sabía que estaría en una mesa redonda con su madre, Cindy Lima, Sílvia Font y
servidor, aunque sospechaba que podrían pasar más cosas. Pero… ¿Cuáles?
Medio minuto después de que Sílvia Font se acercase a la
grabadora y susurrase —“divendres 8 de setembre del 2017... El llibre de la
Marta!”—, apareció una comitiva de invitados sorpresa, encabezada por Raquel, la
hija mayor de los Rodero, la familia adoptiva de Marta en Salamanca. La
adolescente llevaba un Correcaminos hecho de globos. Y también se presentó un
Coyote.
—¡Mic, mic! -soltó Cindy Lima a la grabadora.
—¡Qué sorpresa, Raquel! -le dijo Marta mientras le daba un
beso. ¡Bueno, bueno! ¡Al final lloraré!
—¡Cancelé la boda, cancelé la boda! -le comentó su amiga Elena
Álamo, excompañera en las categorías inferiores de la selección. La mentirijilla
era que ese día iba a la boda de otra, claro.
Y más: José Ignacio Hernández, que la dirigió en el Wisla
Can Pack y en la selección absoluta; Neus Ayuso, exfisioterapeuta del UB Barça;
Sheila Alaña, una de sus mejores amigas con la que jugó en Valencia…
—Supongo que me pusieron Correcaminos porque en la pista era
muy veloz. Creo que fue Jesica Cano, una de mis fans número uno, que se
convirtió después en una gran amiga -reconoció Marta. Ya sin micrófono, añadió
en voz baja: “Ahora aparecerá…”.
Pero Jesica, muy a su pesar, no entró por la puerta. Ella sí
tenía una boda real en Cáceres. Jesica, has sido uno de los 91 testimonios de Marta
Fernández, volando con los pies en el suelo, que más se ha implicado. Gracias
por tu aliento.
El abrazo entre dos amigas: Elena Álamo y Marta Fernández. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. |
Aunque no lo tenía nada fácil, sí pudo acercarse Jordi
Robirosa, de Televisió de Catalunya: lo hizo con un ejemplar del libro, su
amplia sonrisa y trato cercano sin fijarse en cargos ni apellidos. Alguien sencillo
como Ramon Besa, de El País, al que hace 13 años presenté un reportaje sobre baloncesto
femenino, sobre el UB Barça, como trabajo final del Seminario de Deportes. “Celebro
que continúes fiel a lo que te dicen los sentimientos”, me dijo. Besa no pudo
venir, aunque tuvo el detalle de enviar a su compañero Eduard Pérez. Tampoco
faltaron Oriol y Guifré, exhaustos tras una larga jornada laboral. Diría que los
hermanos Jordan no llegaron a tiempo para ver el excelente vídeo de Germán
Rubio, jefe de prensa del Perfumerías Avenida, de la trayectoria deportiva de
Marta Fernández. El hilo conductor, Sin miedo, de Rosana, uno de los himnos de
la protagonista, a quien su familia le regaló una zamarra con el escudo de los clubes
y selecciones en los que ha jugado, el 5 y Fernández. “Es una retirada
simbólica de camiseta”, intervino su madre, Maite Farrés, antes de leer un
mensaje emotivo. Tenía la espina clavada de no haber podido ir a su adiós
oficial.
—Te marchaste tal y como has ido siempre por la vida... [Maite
lloró un poco]. Sin hacer ruido... ¿Lo quieres leer tú, Rodolfo? [Risas y aplausos]. Y te has despedido y discretamente. No te hicimos
despedida porque creíamos de menos y volve... ¡No me mires! [Le pidió a Marta.
Más risas]. “No la mires tú”, intervino Rodolfo. Que lo echarías de menos y
volverías. Evidentemente, nos equivocamos. Lo tenías claro. Mucho más que
nosotros.
Marta Fernández, con sus padres y la camiseta conmemorativa. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. |
Los y las ausentes estuvieron muy presentes en un vídeo que
montó Alberto Miranda, entrenador ayudante del CB Murcia y extécnico del
Perfumerías Avenida: Domingo Díaz, Marina Ferragut, Erika de Souza, Shannon Pee
Wee Johnson, Alicia López (¡gracias por tu beso grabado y por todo!), Lalo
Alzueta, Alejandro García Santana, Sergio Llull, Joan Fa… “¡Martínez! Miro
atrás y en muchos de mis recuerdos de baloncesto apareces tú”, le comentó
Íngrid Pons. “Un abrazo muy fuerte desde Australia. Me he puesto un poco rosa
para hacerte un homenaje”, le dijo Laia Palau. “Nos encantaría poder estar ahí,
pero sabes que estoy en Málaga jugando. Te queremos muchísimo, eres muy
importante para nosotros, sobre todo para el enano, que te echa de menos.
Siempre has sido una referente para mí”, intervino su hermano, Rudy Fernández,
prologuista de Marta Fernández, volando con los pies en el suelo. “Estamos muy
orgullosos de ti. Un beso grande. ¡Adiós! ¡Mua!”, le siguió su mujer, Helen
Lindes.
“Nunca me imaginé que mi historia pudiera dar para un libro,
y éste está hecho con muchísimo cariño. Ha sido un regalo excepcional”,
reconoció Marta Fernández. Te agradezco tu tiempo revisando el manuscrito y respondiendo
a mis preguntas y repreguntas, pero sobre todo la confianza de permitirme
publicar entre un 90% o 95% de lo que quería. Una libertad casi imposible en
una biografía autorizada y una suerte para quienes la lean. Lectores hábiles como Aitor, la persona más
sincera que he conocido nunca; capaces de cambiar el estado de ánimo de
cualquiera como Nuria; con la memoria de elefante de Anna Freixa, que tendrá
varios recuerdos de una presentación en la que Rosa exportó su gesto
característico y Edu, sí, hizo caras. Anna sonrió como siempre; Víctor demostró
su puntualidad y Tamara, su cariño; Jordi y Ámbar prolongaron su semana feliz
(y las que les quedan); Jordi José y Belén tuvieron el detallazo de presentarse
con trípode y cámara; Paco y Rosi me demostraron que no hace falta ver mucho a
alguien para quererlo; e Ivan Puig y Josep Maria tampoco quisieron perderse un
acontecimiento al que, por mucho que les doliese, no pudieron acudir Jona,
Cristina, Noe, Marcos, Alèxia o mi tío Manolo.
“Es importante tener los pies en el suelo y mis padres nos
lo han inculcado a Rudy y a mí desde el minuto 1. Nos han apoyado siempre y han
sufrido mucho”, desarrolló Marta, “orgullosa” de su familia, pequeña pero muy
unida. Sin su padre, Rodolfo Fernández, no habría dejado Mallorca con 13 años
para seguir su sueño de ser profesional en el Segle XXI. Rodolfo es “muy
crítico y exigente”. Sin su implicación y perfeccionismo la presentación habría
sido imposible.
Un momento divertido de la mesa redonda. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. |
La mesa redonda resultó fiel a Marta Fernández, volando con
los pies en el suelo: ágil, directa y para todos los públicos, y reflejo de los
sacrificios de los deportistas de élite. Hubo tiempo para que la protagonista
negase que exista un vídeo de pequeña en el que le quita el balón a una
compañera: “Era un poco chupona… Siempre he sido muy competitiva, pero el vídeo
es mentira. La chica se quedó sin botar y yo fui a hacerle un mano a mano para
que… [Risas]. No perder el balón. No era que se lo quitase… Eso es una leyenda”.
Para que Sílvia Font recordase cómo ayudó a ampliarle la mirada en el Segle
XXI: “Tenía la sensación de que todo tenía que controlarlo y hacerlo ella. Le
decía: ‘Relájate, somos más, no te preocupes. Aprendió pronto’”. O para que Cindy Lima
recordase el hambre de su amiga: “Si metía 39 puntos… Estaba una semana
enfadada porque quería haber alcanzado los 40”.
Marta Fernández nunca ha buscado los focos y ha querido
siempre que “el trabajo hable por mí”. Una actitud que la ayudó a adaptarse
rápido a su primer equipo profesional, el Dorna Godella, futuro Ros Casares, donde
Alicia López e Íngrid Pons la arroparon desde la exigencia. O a liderar con
Núria Martínez una remontada surrealista ante Polonia en el Eurobasket de
Grecia de 2003 tras tres partidos sin jugar: “No fue fe. El trabajo diario tuvo
su recompensa, un bronce y la clasificación para los Juegos Olímpicos de Atenas”.
La sala VIP del Palau Olímpic de Badalona casi se llenó en la presentación. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. |
—Era una jugadora que estaba a tu lado y lo daba todo por ti.
Cuando me fichó el UB Barça tuve claro que la quería. Nos ofrecía el estilo que
me gusta, el correr. Por ahí tenemos a [Laura] Antoja y… ¡A la [Sandra]
Gallego! ¡No la había visto! Era un gran grupo -detalló Sílvia Font.
—Ganamos la Liga en el último partido en Valencia -recordó
Marta Fernández, para quien la desaparición del UB Barça fue uno de los
episodios “más duros” como jugadora. Se enteró a través de un mensaje de texto
en pleno verano, después de haber superado una kilométrica selección para hacerse
un hueco en Los Angeles Sparks, donde jugó como base y fue incluida en el mejor
quinteto de debutantes de la WNBA. Fichó por el Wisla polaco: “El primer día
fue duro. Una llorera para variar cuando cerré la puerta…”. “Un clásico”, dijo,
en voz baja, Cindy Lima. Gracias, grabadora.
En su segunda etapa en el Ros Casares Marta sufrió la peor temporada
de su carrera. “A veces el deporte es muy duro y estos son los momentos que te
definen”, destacó Cindy Lima. En el Perfumerías Avenida se resarció con capítulos
como el Argandazo: “Los cuatro años que jugué en Salamanca me parecen ocho
porque fueron tan intensos y los disfruté tanto... La Marea Azul se involucra
mucho te hace sentirte muy valorada”. Más espacio en las librerías se merece el
deporte, que no es masculino ni femenino. El cariño que mostró Ediciones
Cydonia desde que recibió el manuscrito del libro. Muchas gracias, Carlos y
Miguel, por vuestra confianza.
El autor y la biografiada firmando ejemplares ante la mirada de Rosa y Víctor. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. |
Sin tu sí, Marta, y sin el generoso testimonio del resto de
voces no habría podido vivir un sueño desde renacuajo: compartir un hijo
literario y poder dedicarlo. Firmar en Sant Jordi sigue pendiente, pero en
Badalona disfruté de una previa maravillosa. Para mi sorpresa la gran mayoría
de lectores y lectoras no sólo quiso la firma de Marta Fernández, sino también
la de su autor, como Esther y sus compañeras del Bàsquet Cunit. También fue un
placer ponerle cara a Íngrid López –“Ah, ¿eres la de Twitter?”, le preguntó
Marta–, volver a ver a Iolanda y Merche, dos pulmones del deporte, o a Roberto
Hernández (espero que se cumpla a dedicatoria). Y, claro, poder vivirlo con mis
padres, Ester y Eduardo, los culpables de mi amor por la lectura y un apoyo
incondicional.
Gracias a todos y todas a los que contribuisteis a que fuera
un día inolvidable. Espero que os guste Marta Fernández, volando con los pies
en el suelo, y, sobre todo, vuestros comentarios. Cada lector te aporta un
matiz diferente y eso es… ¡Un regalazo!
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“Cuando Marta Fernández se picaba, se multiplicaba y hacía crecer al equipo”
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