Cronómetro de Récords entrevista al último fichaje del Cadí La Seu
Un par de palabras asoman en el hombro derecho de Andrea
Boquete (Godoy Cruz, Mendoza, Argentina, 1990). El resto de la frase está
oculto bajo la camiseta de su nuevo equipo. “‘No me dejes caer’. Es por mi
abuela. Tengo también otro tatuaje de un atrapasueños, de gaviotas… Y una flor
de loto, por mis abuelos, que fallecieron. Ya los llevaba en el corazón, pero
necesitaba que estuvieran en mi piel”, reflexiona el último fichaje del Cadí La
Seu, con el acaba de perder la final de la Lliga Catalana ante el Uni
Girona en
el Pavelló Olímpic de Reus (63-71). “¡Te hablé de todo!”, resuelve, divertida, tras
casi un cuarto de hora de conversación con Cronómetro de Récords.
Toni Delgado / Reus
—“Creo que tengo que dar ese paso adelante. Ser líder, pero
no estar por encima de nadie, sino para intentar marcar la diferencia”, contaba
hoy Carles Aleñá, jugador del Barça B de fútbol, en Mundo Deportivo. ¿Estás de
acuerdo con su reflexión? ¿Te sientes líder?
El liderazgo es complejo porque abarca muchas cosas. Una
siempre quiere dar más y crecer como jugadora y persona para que el equipo
gane. Todas podemos ser líderes si queremos.
—¿Te has llegado a poner la medalla de subcampeona de la
Lliga Catalana?
No, me la han dado en la mano. Ahora me la cuelgo. [Nos
reímos].
—Hay quien, después de perder una final, se la quita muy
rápido.
De las derrotas también se aprende y hay que mirar hacia
adelante. La plantilla del Uni Girona es muy amplia y dispone de jugadoras
interiores muy fuertes y altas, que nos hicieron mucho daño en el rebote. Creo
que realizamos el mejor trabajo posible, justo lo que veníamos preparando,
aunque no tuvimos suerte con algunos tiros que lanzamos solas. El equipo está
en crecimiento.
—¿No ha sido el mejor partido de tu vida, ni mucho menos:
3/6 en tiros de dos y 1/4 en triples. ¿Con qué te quedas?
Con ese 1/4. Aunque dos triples se me salieron de dentro
[uno en cada canasta], y esos suelen entrar. No tuve el día. Hay que seguir
entrenándose y mejorando. No pasa nada.
—¿Eres de revisar mucho las estadísticas?
No. Me preocupa más el resultado final. El aspecto
individual es secundario para mí. La prioridad es el equipo.
—¿Cuál es la última vez que el baloncesto te ha hecho
llorar?
Hace unas semanas, en la final de la AmeriCup con Argentina.
Fue un torneo muy duro para nosotras, ya que muchas compañeras se lesionaron. La
última fue Débora González a falta… ¡De un minuto! Resultó la gota que rebasó
el vaso, y también perdimos. Durante el torneo lloré por tristeza, bronca de
los percances de las compañeras… Y, claro, a nadie le gusta perder una final.
—Aunque estaréis en el Mundial de España del año que viene.
El objetivo está cumplido, pero los argentinos somos muy
competitivos y queremos ganar siempre. Hicimos un gran trabajo.
—En la pista se te nota el carácter argentino: eres muy
expresiva tanto con los aciertos como los fallos.
Puede ser, aunque intento estar siempre metida y dar lo
mejor de mí.
—¿Te comes mucho la cabeza cuando te equivocas?
¡No me gusta errar! No me gusta errar tiros sola. Me enoja
mucho porque son uno de los mejores tiros que puedo tomar. La suerte también
influye.
—Siempre dices que no te gustan las despedidas. ¿Por eso has
tardado tanto en volver a jugar en España?
[Se ríe]. Bueno, en Argentina estaba en mi zona de confort y
me picó el bichito a los 26 años... Bueno, hoy cumplo 27.
—Ah, ¡felicidades!
¡Gracias! Me picó el bichito y me dije que me tenía que ir.
Todo el mundo me dice que estoy en la mejor edad, y ni me lo pensé en cuanto
tuve la mínima oportunidad.
—Y Estrella de Berisso, el club de donde procedes, te facilitó
la salida.
Es una entidad muy familiar que me trató muy bien el año y
medio que estuve allí. Entendieron mi marcha.
—Has explicado en varias entrevistas que llegaste demasiado
joven a España, al C.B. Bembibre, entonces en Liga Femenina 2. ¿Te faltó aprovechar
mejor la oportunidad o venir con “otra cabeza”, como sueles decir?
No te voy a negar que sufrí por haberme ido de mi casa tan
joven, pero eso me hizo crecer y madurar un montón. Quizás era muy chica para
ese nivel, aunque fue un gran aprendizaje. “Andre, el tren pasa una vez”, me
dijo mi entorno. “Pues sí, me subo”, contesté. El básquet europeo es uno de los
mejores y la jugadora que venga, sin duda, mejorará. Es mucho más profesional
que en Argentina.
—Perdona, la niña quiere que le firmes la pelota. [Lo hace y
la pequeña, que ya tenía otro autógrafo, se va muy feliz]. ¿Ha pesado en tu
decisión para firmar con el Cadí La Seu que estuviere tu compatriota Macarena
Rosset?
¿Pesado?
—Pesado, influido, para bien.
Ah, vale. Es que pesado se podía entender como presión o
como si fuera para mal. Tenemos el mismo representante. No sé si tendrá que ver
o no. Fui un último fichaje y en el último momento. No estaba en los planes. Y
cuando se dio, estaba chocha, más que nada... [Pongo una cara rara]. Chocha significa
feliz. [Nos reímos]. El Cadí La Seu ha hecho muy buen papel en los últimos años.
También conozco a Geo [Bahí], que jugó conmigo en Argentina, como Tania Pérez,
que ya no está. Después de coincidir las tres en el Deportivo Berazategui, sé que hablaron de mí al equipo:
“Tienen que llamar a Andre”. No sé si fue porque me tomaron cariño o por qué.
No se dio en esa oportunidad, y ahora estoy feliz porque me encanta el equipo,
joven y con mucha hambre. De La Seu d’Urgell he visto muy poco porque no he
tenido demasiado tiempo. Nos hemos entrenado mucho. He ido a Andorra, eso sí, y
me ha encantado. Está muy cerca.
—Y de Godoy Cruz, de Mendoza, ¿qué me puedes decir?
¡Me encanta! Me fui muy joven y siempre que regreso la veo
más linda. No sé es porque la extraño, soy de ahí o porque ha crecido como
ciudad. Allí puedes hacer de todo: tienes montaña, tranquilidad, paz… No es la
locura de Buenos Aires, y siempre es linda.
—Buscas paz fuera de la pista y guerra dentro.
¡Claro! [Nos reímos]. Algo así sería, aunque soy bastante
tranquila en general. Acá me dicen que soy bastante tímida, que no hablo mucho.
Imagínate.
—¿Que no hablas mucho? ¡Pero si tienes un gran ritmo!
Sí, eso parece. No sé cómo conseguirás después transcribir
la entrevista. Soy bastante tímida, aunque cuando me suelto, me suelto.
—¿Tienes algún apodo en el baloncesto?
Acá es complicado porque hay otra Andrea, Vilaró,
entonces... Cuando dicen Andrea, nos giramos las dos. Espero que me pongan uno.
En la selección argentina me llaman Negra, pero como está Nogaye Lo, se puede
entender mal...
—Tendrás que montar un concurso en el equipo.
A ver, a ver.
—Te gusta escuchar a los demás.
Quiero aprender de las personas que me aconsejan para ser
mejor persona y jugadora: un técnico, mi padre, mi madre, los hermanos... Me suelen
comentar que soy bastante fría y no demuestro demasiado cariño...
—¿Y Carolina Sánchez te ha dado muchos consejos?
¡Es un ídolo, con todas las letras! Es un ejemplo por su lucha
con la selección argentina y su familia. Tuvo momentos duros con el
fallecimiento de su padre. Siempre nos lo cuenta y es algo que te toca el
corazón. Es una superviviente. Y, sobre todo, en la cancha es un ídolo en carácter,
garra, sacrificio.
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