Helena Oma, en el Pavelló Olímpic de Reus. Foto: Toni Delgado. |
Tiene una mirada limpia y
risueña. Helena Oma (Terrassa, 1996) sale muy contenta del vestuario del Uni
Girona del Pavelló Olímpic de Reus con la mochila a cuestas y un bote de bebida. Ya tiene su primer
título como profesional: la Lliga Catalana. No le preocupa haber sido la
jugadora que menos minutos ha disputado (2m 21s): sabe que el trabajo siempre
da sus frutos.
Toni Delgado / Reus
—El año pasado, en tu debut en
Liga Femenina, aprovechaste tus oportunidades. En general, tu rendimiento era
inmediato. A veces tenías que entrar en momentos muy complicados.
Me encanta defender, soy positiva y me dejo todo en la pista. Creo que eso es
la base de un buen rendimiento.
—Pero no es fácil estar siempre a
punto.
Todo cuesta en la vida, que es
una lucha continua. Valoro mucho el camino recorrido y estar en un equipo como
Uni Girona. Dar el salto a Liga Femenina desde Copa Catalunya, quieras o no, te
obliga a dar un extra.
—¿Te costó adaptarte a la
categoría?
Al principio sí, aunque gracias a
mis compañeras creo que lo he conseguido. A las pequeñas nos ayudaban mucho. En
la pista se nota si un equipo hace piña fuera.
—¿Noemí Jordana era la madrina de
las más jóvenes? [Se ríe].
Sí, siempre ayuda tener cerca a
una persona como Noe dentro y fuera de la pista. Nos ayudaba en todo lo que
necesitábamos, nos daba consejos cuando jugábamos.
—¿Qué recuerdo tienes del club en
el que te formaste, el JE Terrassa y de tu ciudad?
En Terrassa crecí y me inicié en
el baloncesto, y después continué en el Basket Almeda. De todos los clubes por
los que he pasado tengo muy buenos recuerdos.
—Ambos se enfrentaron el sábado y ganó
el Basket Almeda por 65-60.
Sí, sí. Me lo acaban de decir. ¡Que
gane el mejor!
—Kristina Alminaite, Rosó Buch y
tú sois las únicas que continuáis. ¿Hacéis de guías turísticas a las nuevas?
Les presentamos bien la ciudad,
el club... Las comidas y salir de fiesta son excusas para hacer grupo.
—Hace unos días que fuisteis a
comer, ya con el grupo completo.
Sí, fuimos a Gorgues de Canet
d’Adri. Cada año hacemos una comida en casa de Vicenç, que tiene una barbacoa. Justo
acababa de llegar Nadia [Colhado], la última en incorporarse al grupo. Es como
una bienvenida para todas, comenzar bien la temporada y hacer piña.
—También tuvisteis cita con uno
de los patrocinadores del Uni Girona.
Sí, con Bauhaus: tuvimos que
hacer una especie de anuncio. Si no estás habituada a actuar, cuesta, pero nos
lo pasamos muy bien. Nos trataron súper bien.
—¿Tuvisteis que repetir mucho las
tomas?
No, no. Fue gracioso.
—¿Y qué teníais que hacer?
Simular que estábamos comprando. Era
como si jugásemos en la tienda. Nos enseñaron las instalaciones.
—Éste es tu primer título con Uni
Girona.
Sí, la Lliga Catalana, una copa
que desgraciadamente perdimos el año pasado. Esperemos que podamos levantar
también la Supercopa.
—El partido se ha roto con dos
triples en un suspiro de Traoré, pero la que acaba de pasar por nuestro lado
[Nadia Colhado] también ha sido muy importante. El juego interior, en general.
Habéis dominado el rebote [39 a 24]. El Cadí La Seu también ha fallado varios
tiros sin oposición.
Y la defensa detrás nos ha
ayudado a meter más puntos. Creo que ha sido este cambio el que nos ha dado el
triunfo. Hemos tenido fallos, como es normal, porque es pretemporada, pero
seguiremos trabajando.
—¿Tienes algún ídolo deportivo?
Desde siempre, Pau Gasol. De
pequeña, Amaya Valdemoro. Ahora tengo muchas compañeras como referentes. Me
quedo con Alba Torrens y Anna Cruz.
—Te gustan las jugadoras
imprevisibles. ¿Tú lo eres también?
Bueno... Depende del momento.
—¿Cuál ha sido tu gran capítulo
en el baloncesto?
El campeonato de Catalunya de
hace años, cuando era cadete y subí con el sénior. Ganamos también contra La
Seu.
—¿Tienes algún ritual antes del
partido?
Sobre todo, el pelo. Siempre me
fijo que no se me salga ningún pelo y escuchar música, reguetón, hip-hop. Un
poco de todo.
—¿Por qué no aceptaste la oferta
de estudiar fuera?
Soy muy familiar y me daba un
poco de miedo. Además, quería estudiar INEF y me dijeron que en Estados Unidos era
muy complicado. Total, que prefería quedarme y aquí estoy muy bien. Acerté.
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