Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del Stadium
Casablanca
Tamara Abalde, tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—¿Pero no quedará un poco raro que me ponga así para la
foto?
—Tranquila, lo explicaré en el artículo —le prometo a Tamara
Abalde (Ferrol, 1989), ala-pívot del Stadium Casablanca.
La idea es que se vea su tatuaje en el antebrazo izquierdo,
una especie de mariposa. Sería una buena metáfora de cómo Tamara Abalde ha
abierto sus alas en los últimos años: juega más minutos que nunca y quizás, más
fácil. Ante un Bàsquet Femení Sant Adrià
incansable, pero mermado por la baja de Mireia Vila y en vilo por una caída de Julia Reisingerova, la ala-pívot gallega (13 puntos y cuatro rebotes) lideró al Stadium Casablanca junto con Gaby Ocete y Shacobia Barbee en la victoria en el Marina Besòs por 52-61.
incansable, pero mermado por la baja de Mireia Vila y en vilo por una caída de Julia Reisingerova, la ala-pívot gallega (13 puntos y cuatro rebotes) lideró al Stadium Casablanca junto con Gaby Ocete y Shacobia Barbee en la victoria en el Marina Besòs por 52-61.
—¿Eres más feliz que nunca en una pista?
Es muy posible. Aunque en el Cadí La Seu también recuperé
esa chispa y felicidad, nunca había disfrutado tanto en la pista como esta
temporada en el Stadium Casablanca. Me encanta Zaragoza, el equipo… Todo fluye.
—¿Estás haciendo cosas que antes no te atrevías y jugando
más fácil?
Exacto. Y eso es mérito de mis compañeras, que son
excepcionales. Además, si tienes confianza y cuentas también con la del
entrenador, te atreves a realizar más jugadas.
—En una entrevista para La Hora de Lok@s en tu etapa en La
Seu d’Urgell resumiste tu gran crecimiento en cuatro aspectos: la confianza del
entrenador, la mayor presencia en la pista, la madurez y la experiencia.
Aterricé en el Cadí La Seu tras dos cursos duros y recuperé
las ganas de disfrutar en la pista. Ahora llevo un par de años buenos y juego
en un equipo muy entonado que acumula ocho victorias consecutivas. ¡Hemos
podido jugar una Copa de la Reina en casa! Tiene mérito que nos clasificásemos.
Ya había jugado el torneo con el Perfumerías Avenida, pero allí estás obligada
a disputar la final y casi a ganarla. Nos están saliendo las cosas, nos
divertimos jugando y lo que conseguimos lo celebramos con la máxima ilusión.
—23m 57s jugaste de media en Liga regular sumando tus dos
temporadas en el Perfumerías Avenida. Ahora estás 32m 31s. Hoy, 36m 23s.
[Se ríe]. Quizás esté físicamente en el mejor momento de mi
carrera. Llevo un par de años sintiéndome muy bien y eso, en parte, es gracias
a la madurez.
—¿Mentalmente también es tu mejor momento?
También. Porque se juntas muchas cosas positivas: la confianza
de la buena trayectoria en los últimos años y la madurez te da tranquilidad.
Además, me encanta el día a día en Zaragoza y en el club, y eso también es
importante para rendir mejor en tu trabajo.
—¿Podemos decir que es muy fácil que sigas en el Stadium
Casablanca? [Nos reímos]. En toda tu carrera, creo que no has estado más de dos
años en un club, excepto en tu etapa en el Celta.
En Rivas estuve dos y media. Es cierto, me he movido
bastante. Soy un culo inquieto al que le gusta vivir en sitios diferentes y
viajar. Mis experiencias en el extranjero [Universidad de Lamar, Aix-en-Provenze
y Basket Landes] han sido muy satisfactorias. Aunque sí que es verdad que llega un momento
en que si estás a gusto en sitio… ¿Para qué vas a cambiar? No tiene sentido.
—¿Te duele menos fallar ahora en la pista? ¿Lo digieres
mejor? Hoy has metido cuatro puntos en el primer cuarto y no has vuelto a anotar
hasta el último, siendo decisiva en el epílogo con nueve más.
Me pesan menos los fallos porque los años y la madurez te
enseñan que el error ya es pasado.
—Perdona que te corte, pero eso no todo el mundo lo aprende…
Es complicado. Somos nuestras peores enemigas en el aspecto
mental, aunque el entorno te puede ayudar a que los errores pesen menos. Es mi
caso: Víctor Lapeña y mis compañeras confían en mí. Siento que me van a volver
a pasar el balón y me jugaré de nuevo ese tiro.
—¿Cómo te puede ayudar el entorno y tú misma para mejorar
tus porcentajes en tiros libres? Siempre ha sido tu déficit: este curso tienes
un 64,9% de efectividad. Tu mejor marca en Liga Femenina es un 75% en el
Perfumerías Avenida.
Los tiros libres son un poco mi cruz. Hago series muy buenas
en los entrenamientos, aunque cuando estoy en la pista, me pesa el cansancio y
esa inse… No es inseguridad. “Venga, Tamara, mételo. No los falles”, me digo. Y
esa actitud, claro, juega en tu contra. Tengo que seguir trabajando porque creo
que es algo puramente mental.
—¿Y de aparcar ese diálogo interior?
[Se ríe]. ¡Muchas veces la cabeza es mi peor enemiga! Aunque
bastante menos que cuando era más jovencita.
—En la Copa de Torrejón de Ardoz de 2014 te pregunté por
cómo te sentías jugando poco y me dijiste que habías aprendido a adaptarte a
cualquier circunstancia. ¿Crees que eres un poco superviviente? Te fichó Ros
Casares, pero te cedieron a Rivas...
No. Más bien creo que la carrera forma parte del aprendizaje
de cada deportista. Tampoco creo que haya decisiones correctas o incorrectas, sino
que, simplemente, vas eligiendo tu camino. Luego tienes que tratar de ser
consecuente con la decisión que hayas tomado y sacar lo mejor de ti en los
aspectos que puedes dominar. Y evitar que el resto, los que no están en tus
manos, no te afecten. En el Perfumerías Avenida maduré muchísimo porque es duro
no jugar y no sentirte importante en un equipo grande que está obligado a
ganar.
—El diálogo interior de Tamara Abalde en aquella época debió
ser muy intenso, ¿no?
Bastante. Si salía dos minutos, me dejaba la piel. ¿Que no jugaba?
Pues aplaudía y estaba contenta si ganábamos, y regresaba a casa pensando en el
próximo entrenamiento. Si eres de las jugadoras con menos minutos, tienes que
hacer trabajo por tu cuenta. Sólo si no tienes nada que reprocharte a ti misma,
puedes tener la consciencia tranquila. Quizás esa actitud me hizo valorar más
los minutos en el Cadí La Seu y seguir confiando en mi esfuerzo y en mí misma.
En saber qué puedo dar y la jugadora que soy.
—Una madurez que me transmitiste hace justo 11 años, en la
primera de las tres entrevistas que te he hecho. [Nos reímos].
¡Jo, qué mayor soy y qué casualidad!
—“Nunca pienso en lo que he ganado. Sólo me preocupa seguir
mejorando”, me dijiste. Siempre has tenido muy claro el presente y has aparcado
las expectativas sobre ti y el palmarés.
Era padre fue jugador y creo que mi familia siempre me ha
ayudado mucho a tener los pies en el suelo. En las selecciones inferiores lo
gané todo, pero estaba en el Celta con jugadoras profesionales. Era muy
consciente de que podía ser muy buena con las de 16 años, pero que me pondrían
en mi sitio las jugadoras de la Liga Femenina con o sin una calidad
extraordinaria.
—¿Habéis pedido pizzas para el otro equipo? —pregunta una
espontánea.
—Sí, puede ser —contesta Tamara Abalde.
—Si podéis ir a por ellas, que están en la entrada —sugiere
la espontánea.
—Vale, ¿podrías decirlo en el vestuario? Es que estoy
haciendo una entrevista…
—Ah, pensaba que era él era el entrenador… [Nos reímos].
—Si les avisas, alguien saldrá corriendo. El de este lado.
Muchas gracias.
—No sabía que tenía pinta de entrenador…
Se ve que sí. No habrá visto la grabadora… En casa me
enseñaron a disfrutar del camino, trabajar duro y ser humilde. Cuando las
carreras deportivas empiezan, parece que sea todo fácil y el topicazo de que lo
difícil no es llegar sino mantenerse es muy cierto.
—Aunque te enseñaran esos valores, llegar a unos Juegos
Olímpicos con 19 años… ¿No te pareció muy fácil, entre comillas?
Fue un sueño: estuve en una nube desde que me convocaron
hasta que se acabaron los Juegos. Lo vi como una oportunidad que tenía que
aprovechar. Los disfruté como una enana. Ojalá pueda jugar más.
—Tamara, ya que me han confundido con el entrenador… Imagínate
que soy el seleccionador, Lucas Mondelo, y te pregunto por qué te tengo que
llamar para la absoluta.
No creo que tenga que convencer a nadie. Para mí sería un
orgullo enorme volver a la selección, aunque después de tantos años de ausencia
estoy centrada y a gusto en mi carrera. Entiendo que el grupo funciona y que
también hay grandísimas jugadoras que no están porque sólo pueden ir 12. Es
bueno que haya tanto competencia y nivel en el baloncesto femenino español. Si
vuelvo, genial. Si no es así, seguiré animando a mis compañeras y encantada con
sus éxitos.
—Esto es lo peor del deporte [se están llevando en camilla a
Julia Reisingerova, jugadora del Bàsquet Femení Sant Adrià, lastimada tras una
mala caída con la espalda, en la que había tenido dolores durante la semana].
Sí… La verdad es que impacta bastante. Espero que no sea
grave…
—Por cómo me has descrito antes a tu padre, Alberto Abalde,
exjugador del OAR Ferrol, no habla en la grada en tus partidos.
Bueno… Es un loco del baloncesto, ve los encuentros como
exjugador, padre y entrenador, y seguro que comenta muchas cosas. Se sabe de memoria
los tiros que he metido y fallado, el mínimo detalle. Cuando estoy jugando, no escucho
nada de lo que me dicen en la grada. Siempre me ha pasado. Creo que es algo
positivo. No lo hago aposta. En el calentamiento soy incapaz de mirar hacia la
grada y buscar a alguien entre el público.
—¿Te pierdes el ambiente?
Sí que me llega. También el aliento de la afición. Si alguien
me grita algo, no me entero.
—O sea, que no has dedicado nunca una canasta.
Jamás. Además, me da mucha vergüenza. Para esas cosas soy
muy cortada… De hecho, parece que esté súper seria y sufriendo… No me sale
sonreír en la pista. Estoy muy centrada. Aunque este año estoy disfrutando como
una enana, no me verás sonreír en la pista. Es mi forma de ser.
—¿Sigues siendo tan despistada como le contaste en una
entrevista a Germán Rubio en tu etapa en el Perfumerías Avenida?
Para muchas cosas, sí. Los nombres y las caras se me olvidan
rápido… Se me escapa todo si no me lo apunto. Antes de los partidos me centro
en unos cuantos mensajes que no puedo olvidarme. En general, para las cosas de
mi vida soy un poco desastre.
—Tamara, ¿cuándo te salieron las alas? ¿Cuándo te hiciste
este tatuaje?
Una niñería de Estados Unidos. La típica ocurrencia con las
amigas. Además, como estaba lejos de mis padres y no podían regañarme… [Risas].
¡Era la oportunidad perfecta!
—¿Tu familia sigue teniendo una agencia de viajes en Vigo?
Sí. Acabé la carrera de Turismo y ahora estoy haciendo un
máster en Dirección de Comunicación y Relaciones Públicas. Me atrae bastante el
sector hotelero. Estoy analizando poco a poco qué me gustaría hacer cuando deje
de jugar. Aprovecho los veranos tan largos que tenemos para estudiar y hacer
prácticas.
—“Tiene mucha clase y ve el aro con mucha facilidad. Creo
que durante un tiempo Tamara se empeñó en jugar más al 3 que al 4, cuando en el
4 hace muchísimo daño”. Así te definió hace una semana en Cronómetro de Récords tu excompañera Cristina
Cantero, actual entrenadora del Celta.
Jugaba de lo que me ponían. Entonces se estilaba más tener
un 3 alto. Creo que fue bueno que me hicieran jugar por fuera porque me ayudó a
tener un mejor manejo de balón y a ver el juego desde dos puntos diferentes.
—¿Te ha hecho más versátil?
Exacto. Me ha permitido tener fundamentos para jugar por
dentro, tanto de falso pívot como de 4 abierto. Tampoco descuidaron que
trabajase los movimientos de pies y espaldas al aro. Me fichaban para jugar de 3
alto y alternaba al 4. En el Perfumerías Avenida sí que me ficharon para jugar
de 4. Ahí, pero abierta, es donde puedo desarrollar todo mi juego: tirar de
fuera, penetrar, correr al contraataque, jugar también de poste bajo… Cuando
jugaba de 3, jugaba casi más como un pívot. Me vino bien. O no, quizás si
hubiese jugado de pívot, sería una 5 dominante que la metería para abajo. [Nos
reímos].
—Eso nunca lo sabremos… Creo que con los años has perdido
acento gallego.
Seguro, aunque lo recupero en cinco minutos cuando voy a
casa. Si me escuchases hablar con mi madre por teléfono… ¡Entonces lo recupero!
Se me pegan bastante los acentos.
Enlaces relacionados
No hay comentarios :
Publicar un comentario