Cronómetro de Récords entrevista a la jugadora del Uni Ferrol
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María Araújo, defendida por Belén Arrojo y Laura Peña. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado /
Sant Adrià de Besòs
María Pérez
Araújo (Vigo, 1997) está a punto de entrar en el vestuario cuando su capitana,
Carmen Fernández, le comenta que Cronómetro de Récords quiere hablar con
ella. Otro imprevisto más para la jugadora internacional en una tarde en la que, a última hora, se cambió la
pista de juego y los equipos se trasladaron al Poliesportiu La Mina, a unos 15
minutos caminando del Marina Besòs, con goteras por la lluvia. María Araújo vuelve
a la pista sonriente. No ha tenido puntería (1/10 en lanzamientos de campo), aunque
no le ha faltado actitud (11 rebotes) en el triunfo de su Uni Ferrol ante el Bàsquet Femení Sant Adrià (56-64). Su acento se acentúa cuando se sorprende, bromea o sueña en directo. Parece cercana y humilde, le encanta utilizar diminutivos y minimizar sus logros. Es curioso que la muletilla favorita de la base, alero, escolta, ala-pívot y pívot gallega sea “al final”. Con 20 años no tiene límites: en los últimos ocho meses se ha colgado un oro europeo con la sub 20 y ha sido escogida mejor jugadora del torneo, ha debutado con la absoluta y ha sido reconocida como Mayor Proyección en los Premios Gigantes. También ha contribuido decisivamente a que su Uni Ferrol vuelva a tener un billete para los playoffs de la Liga Día.
no le ha faltado actitud (11 rebotes) en el triunfo de su Uni Ferrol ante el Bàsquet Femení Sant Adrià (56-64). Su acento se acentúa cuando se sorprende, bromea o sueña en directo. Parece cercana y humilde, le encanta utilizar diminutivos y minimizar sus logros. Es curioso que la muletilla favorita de la base, alero, escolta, ala-pívot y pívot gallega sea “al final”. Con 20 años no tiene límites: en los últimos ocho meses se ha colgado un oro europeo con la sub 20 y ha sido escogida mejor jugadora del torneo, ha debutado con la absoluta y ha sido reconocida como Mayor Proyección en los Premios Gigantes. También ha contribuido decisivamente a que su Uni Ferrol vuelva a tener un billete para los playoffs de la Liga Día.
—Lo que he leído
y me han contado sobre ti es casi todo positivo.
Bueno… [Se ríe].
—¿Cómo te sienta
un elogio?
Bien. Una jugadora
quiere que su trabajo se vea reflejado.
—Te leo un fragmento de una entrevista de Carlos Arribas en El
País a Marc Soler, ganador de la París-Niza. A ver si te ha pasado lo mismo
que al ciclista del Movistar. “Antes de salir se te llena la cabeza leyendo la
prensa u oyendo a la gente, ‘Soler puede estar ahí, en la general’, y es peor.
Te lo crees un poco, vas allí, y te dices, y por qué no, lo vamos a intentar. Y
una vez allí, el segundo día llegas a Andorra y, pam, te dan la primera
colleja... Y dices, ‘pues quizás le tenía que haber hecho caso a la gente
mayor, que lleva más tiempo...’”.
Como explica Marc
Soler, inconscientemente te lo puedes llegar a creer y luego, en la pista, no
jugar tan bien como querrías. Es vital escuchar a la gente más experta porque
te ayudará con su experiencia.
—¿Una de tus
orejas está dirigida siempre a tu madre?
Bueno… No te
creas. Ella fue jugadora y está enamorada de este deporte. [Ángeles Araújo] es
una aficionada que disfruta viendo jugar a su hija: es objetiva, pero cañera
[se ríe]. Quiere que siempre mantenga los pies en el suelo y para que eso
suceda no todo pueden ser elogios. Su crítica es positiva.
—¿Qué te diría de
tu partido ante el Bàsquet Femení Sant Adrià? No ha sido uno de tus mejores
encuentros de la temporada.
Que siga
adelante. El baloncesto no sólo son números. Creo que he aportado al equipo en otras
facetas: defensa, dirección… Supongo que me comentará que no ha sido mi mejor actuación
con estadísticas en mano y que piense en el siguiente. Me diría lo mismo que si
hubiese jugado mejor. Siempre hay que hacer borrón y cuenta nueva porque los
próximos 40 minutos serán otra historia.
—A veces parece
que estés jugando con suficiencia: haces cosas muy difíciles con la naturalidad
de quien se lava los dientes.
No sé. Intento
jugar lo más fácil posible, aunque, a veces, cuando veo los partidos en la tele, me digo: “Uy, no sabía que yo hacía eso…”. Es la recompensa al trabajo
y a compartir muchas horas con el cuerpo técnico. En algunas ocasiones realizas
ejercicios que piensas que no te servirán y que acabas viendo reflejados en la
pista.
—“Puede ser una
persona muy segura, pero le cuesta creer en ella”, me comentó sobre ti Carmen
Fernández, la capitana del Uni Ferrol. Es un contraste raro, ¿no?
Sí. Aunque la
gente me diga que muestro mucha seguridad, soy bastante insegura. [Se ríe]. Mi
cabeza irá mejorando con los años porque soy joven y trabajo duro para evitar que
los errores me desconcentren. Quizás por eso te dijo Carmen que soy un poquito
insegura. Me puedo quedar en bucle tras un error en vez de seguir para
adelante. Entonces sí que puedo tener altibajos.
—Aunque el
espectador no lo perciba. Se te ve encendida siempre, tengas o no puntería.
Parece que te comerías lo que apareciera por la pista.
Yo creo que me lo
comería igualmente [me río], pero siempre quieres dar lo mejor de ti. Ésa es mi
meta. Tengo mucha competitividad.
—Una
competitividad que, según Carlos Colinas, tu entrenador en Celta, te ayudaba a
hacer cosas para las que te faltaba físico.
Me pasa todavía.
Cuando peleo con pívots más grandes y corpulentas, me digo que no me ganarían
en el uno contra uno y soy pilla, por ejemplo, para adelantarme y robarles el
balón. Mi competitividad me da un pasito extra.
—¿Vuestro
preparador físico, Álex de la Vega, te ayuda a ser más pilla?
Sí. Te enseña
truquillos y a optimizar tus recursos. Si tienes menos cuerpo, puedes ser más
rápida que tu rival. Hemos mejorado mucho en cuanto a contacto y fuerza.
—He visto un
vídeo en el que golpeas la pared con unos guantes de boxeo.
Es un core
completo del cuerpo, ya que estás trabajando tanto el abdomen como los brazos. Además,
así también te desahogas con un ejercicio diferente que te hace salir de la
rutina. Te lo pasas bien.
—Álex de la Vega
os plantea las sesiones como si fueran juegos.
Exacto. Casi no
hacemos pesas. Es muy diferente a ir al gimnasio. Creo que su método y el de
Víctor Ciavattini son parecidos. Esos detalles ayudan a que equipos humildes
como los nuestros puedan llegar un poco más lejos. Tanto Lino [López, el entrenador]
como Álex [de la Vega] son muy responsables de nuestro crecimiento y confianza.
—El año pasado
creciste tras la plaga de lesiones. Lino López te hizo jugar casi de todo.
Me tocó ir al
base, al pívot… Las lesiones de mis compañeras, y toquemos madera para que no
se repitan, me hicieron asumir ese pequeño rol y Lino me transmita más
confianza para jugar de una manera más versátil.
—¿Qué descubriste
de ti misma?
En el Celta ya jugaba
de 1, 2…
—Cristina Cantero
fue la primera que te hizo jugar de base.
Es cierto. Cuando
di el salto a Liga Femenina nunca pensé que ser base porque no tengo ese
perfil. De hecho, más que una directora de juego, corro a campo abierto.
Ordenar al equipo es fácil y con la ayuda de Lino, todavía más. Trabajamos muy
duro.
—Tus estadísticas
en Liga regular son casi clavadas a las de la temporada pasada: antes jugabas 35
minutos y ahora, 33m 44s, de anotar 12,1 puntos has pasado a 11,9, de capturar
8,8 rebotes a 9… Repartes 3,8 asistencias. 1,9 promediaste el curso anterior. Es
un dato muy simbólico.
Y es porque juego
más minutos de base. Eso hace que pueda repartir un poco más de juego y, a
campo abierto, tengo un poco de visión y puedo encontrar a mis tiradoras. El
trabajo es a medias. Si no la meten, no me cuenta como asistencia.
—También eres
regular con los tiros libres, con sólo un 54,4% de efectividad. Tu mejor cifra
fue en el Celta y no mucho mejor, un 58,6%.
Ahí la mente
juega conmigo. Eso también tengo que mejorarlo.
—Tamara Abalde,
jugadora del Stadium Casablanca, me dijo que hace series muy buenas en los
entrenamientos y en los partidos se colapsa. ¿A ti te pasa lo mismo?
Tal cual. En las
prácticas puedo meter 20 seguidos y en un encuentro… La mente te juega una mala
pasada cuando fallas uno y sabes que es tu punto débil… Practicando más la
mecánica y confiando más en mí espero liquidar este déficit en unos añitos. [Se
ríe].
—¿Cuándo te pones
en la línea de personal, asumes que fallarás? ¿Le das muchas vueltas a la
cabeza?
Sí, como no
tienes un porcentaje muy alto dudas cuál es el tiro correcto. Cuando fallas el
primero, no sé qué pasa, tampoco te entra el segundo. Es como cuando tienes un
día malo.
—¿Pierdes la
visión del aro casi?
No. Simplemente
creo que varío la mecánica por el hecho de haber fallado el anterior y por eso
tampoco acierto con el siguiente.
—“María Araújo
tiene el cielo abierto”. Así definió tu juego Manu Caínzos, fotógrafo,
responsable de comunidades y un largo etcétera del Uni Ferrol.
¡Qué bonito, Manu!
[Nos reímos]. No sé. Creo que por ahora las cosas me están yendo bien, aunque
tengo mucho que trabajar y mejorar. Ojalá pueda llegar lo más lejos posible. El
camino es hacerlo poquito a poco.
—“Me llama la
atención la dulzura de María Araújo cuando habla y lo acojonada que me tiene
cuando la veo jugar”, reconoció Vieja Gloria hace unos meses. Otro contraste.
Creo que las
jugadoras nos convertimos en la pista, aunque a unas se nos nota más la
transformación. Cuando veo las acciones que Vieja Gloria edita los partidos, me
digo… ¡Uy, ésa no soy yo! Son recortes bastante graciosos.
—En verano te
entrenas muy duro en Valencia.
No paro. No es el
mejor sitio, ya que paso mucho calor. Suelo exprimirme mañana y tarde. Hago
gimnasio y, después, trabajo con uno de los entrenadores del Valencia Basket. Disfruto
jugando y mi meta es seguir mejorando. El verano está para eso y más uno tan
largo como el que tenemos las jugadoras. Nos da tiempo de descansar, estudiar, trabajar, viajar… Es un
momento perfecto para crecer.
—¿El oro y tu MVP
en el Europeo sub 20 de Portugal te cambió para siempre? ¿Te dio más seguridad,
tranquilidad…?
No. Yo sabía
quién era. Puede desde fuera la gente empezase a saber más de mí o pensar otras
cosas. Realmente yo estaba muy tranquila, sabía que mi trabajo estaba siendo
bueno. Al final, las recompensas acaban llegando de una manera u otra, ya sea
con un MVP, un oro o una buena temporada.
—Meses después
debutaste con la absoluta.
Soy realista. Era
un sueño que veía lejos porque son todas muy jóvenes y buenas. Sabía que, si me
llamaban, me tiraría de cabeza. Y así fue. Tengo que seguir trabajando duro
para que me convoquen y disfrutar de la experiencia.
—¿En la selección
hacéis vídeos divertidos como en el Uni Ferrol?
La imagen seria del
grupo en la pista cambia en el vestuario. Es un equipo divertido. Al final somos
jóvenes que nos lo pasamos bien conviviendo. La selección es una familia, y no
es un tópico. Desde el principio te acogen muy bien.
—¿El lema del “tomate” de dónde
viene?
Es un eslogan: “Toma tomate”. Es el color de la selección y también una
canción… Es nuestro grito antes de empezar los partidos y lo que nos identifica.
—Quienes te
conocen bien cuentan que eres un poco marmota. ¿Ha habido
evolución en ese aspecto? [Nos reímos].
Creo que ya he espabilado… [Risas].
Un poco sí. Con la edad, cambias.
—¿Ya no pierdes tanto
las cosas?
Sí, eso ya está solucionado.
—Hace unas horas te
sorprendías en Instagram de que éste fuese vuestro último partido fuera de casa
antes de los playoffs. ¿Se te ha pasado muy rápido la temporada?
Sí, igual o más que el año pasado.
Habernos clasificado para los playoffs es, de nuevo, una sorpresa, aunque quizás,
desde fuera, haya quien se lo esperase porque ya lo conseguimos el curso
anterior. Aunque que somos un grupo diferente y si hemos repetido éxito ha sido
por nuestro trabajo diario. Tenemos que disfrutarlos, llegar lo más lejos
posible y seguir en la misma línea.
—También os
parecéis al Bàsquet Femení Sant Adrià en que ficháis a extranjeras que parecen
de la ciudad.
Sí, el uni Ferrol tiene unos
valores muy sólidos, y quienes llevamos tiempo allí los llevamos bien dentro.
Al final, es nuestro eslogan: “Humildad y trabajo”. Cuando llegas a un equipo
así y ves que no tienes que ser la americana que se tire todas, sino ser tú,
jugar y saber que te llegarán los tiros… Eso hace que dejes de pensar en ti
misma y juegues en equipo.
—El pintor Eduardo
Hermida te hizo un retrato.
¡Una pasada! Lo conocí el año
pasado. Cuando vi que empezaba a dibujarnos le dije: “¡Tú estás loco!”. [Risas].
¡Con lo difícil que es retratar a una jugadora…! Le di mil gracias por el
cuadro. Lo tengo ya en Vigo, en mi casa. Es increíble que se sienta de nuevo el
baloncesto femenino en Ferrol.
—Héctor Rico es
uno de vuestros seguidores más entusiastas y os ayuda en el club. Difunde
Ferrol por el mundo entero casi.
La afición nos apoya mucho desde
Ferrol, Madrid… Héctor está siempre pendiente de nosotras. Cada día de partido y
entre semana escribe varios tuits. Es un fiel seguidor que nos arropa mucho.
Sólo podemos darle las gracias.
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