El escritor catalán deconstruye y reescribre la figura del 10 azulgrana a través de pequeños y grandes detalles
Messi celebra un gol con su afición. Foto: Reuters. |
Un adolescente con los pómulos colorados por el esfuerzo del entrenamiento baja las escaleras con cierta parsimonia. Nos saludamos por cortesía en las entrañas del Camp Nou. Él, Leo Messi (Rosario, Santa Fe, Argentina, 1987), tiene 17 años y algo más de un mes. Hace tiempo que se cuentan maravillas sobre ese jugador que se dirige al vestuario, aunque todavía no ha debutado en partido oficial y solo ha jugado unos amistosos con el primer equipo del Barça. Semanas después, ante el Espanyol, se estrenará con los
mayores en la Liga. Su "¡hola!" suena flojito, sutil, como si picase la pelota ante la salida del portero.
mayores en la Liga. Su "¡hola!" suena flojito, sutil, como si picase la pelota ante la salida del portero.
Messi tiene cara de susto y me transmite la misma timidez y vulnerabilidad que en una de las dos fotos que ilustraban el primer reportaje que había leído sobre él, casi un año antes, en La Vanguardia. Leonardo Mindez habló con el padre del jugador, Jorge Messi —"la gente pagaba entrada para verlo en el complejo deportivo donde jugaba con Newell's—; con Carles Rexach, que en su primer partido oficial le prometió a Leo que le haría un regalo si marcaba seis goles y el jovencuelo cumplió, pero le anularon uno—; y con Guillermo Hoyos, su entrenador en el juvenil B, que no dudaba: "Tiene arte y magia para escribir muchas páginas en la historia del fútbol".
Hoyos aseguraba que solo en Messi había visto los regates imposibles o la capacidad de mantener el equilibrio en casi cualquier circunstancia de Diego Armando Maradona, con quien había jugado el mundial sub 20 de 1979. Ahora, la comparación entre uno y otro es un debate en bucle. En Todo Messi. Ejercicios de estilo (Anagrama) Jordi Puntí también retrata a Maradona para descifrar, releer, reescribir y reconstruir a Leo. No es una biografía. Puntí construye más bien un Lego con piezas de diferentes colores y dimensiones que encajan a través de artículos sobre grandes y pequeños detalles de Messi y su carrera, reflexiones de valiosos testimonios y apuntes sobre las arenas movedizas del fútbol.
Como cronista-observador-aficionado, Jordi Puntí observa el fútbol con ojos de poeta, periodista y científico. No tiene prisa. Cree en los rituales y se presenta en el Camp Nou un buen rato antes de que empiece el partido para degustar las jugadas y los tiros del calentamiento, pues quizás los verá después en el encuentro, y para tratar de conocer mejor a los jugadores.
Se nota que al autor le repatean los tópicos. Los regatea con clase. Cuando se refiere al manido discurso de algunos y algunas periodistas sobre la falta de adjetivos para elogiar a Messi, es contundente: "[Messi] crea lenguaje, lo activa, nos despierta el sentido de la lengua, el ingenio, las asociaciones menos obvias, la poesía. Necesitamos describir con palabras lo que vemos, si quieremos estar a la altura de sus actuaciones".
Jordi Puntí se pone a la altura del personaje con un lenguaje sencillo, periodístico y literario. Con ingenio. Si Messi "no es el jugador más veloz, ni el que corre más durante el partido, pero sí que es de los mejores a la hora de ajustar la agilidad entre lo que quiere hacer y lo que consigue hacer", el autor tampoco es el más exhaustivo con las descripciones, pero sí que consigue transmitirnos el estado de ánimo del protagonista o la dificultad de un gol o qué sucede antes incluso de que se produzca la jugada. A veces son detalles minúsculos que solo se ven tiempo después y tras varias revisiones.
"Volver a ver las jugadas y los partidos de Messi sabiendo el resultado es como releer una novela que te gusta. Ya sabes qué pasará, pero te permite degustar de nuevo las jugadas, ver los detalles técnicos. También detectas nuevos matices y puedes ser más preciso con las descripciones", reconocía Jordi Puntí a Cronómetro de Récords, justo después de firmar su primer libro el pasado Sant Jordi.
Le pregunté a Jordi Puntí si escribiría un capítulo sobre la relación entre Andrés Iniesta y Leo Messi, y si se entretendrá en rememorar su abrazo en la final de la Copa del Rey ante el Sevilla. "¡Seguro! Todo Messi es un libro sin final. Generará nuevos episodios mientras Leo siga jugando", contestó, antes de escoger el adjetivo más preciso para describir a Iniesta y Messi: "Son generosos. Los grandes jugadores lo son porque saben cómo y cuándo dar un paso atrás o ceder el protagonismo. En la final de Copa fue emotivo comprobar ver cómo Messi cedía el protagonismo a Iniesta, cómo le buscó".
Puntí interpreta, investiga y descifra a Leo Messi, a quien ya en el tercera página define como "mi jugador favorito de todos los tiempos" y confiesa que ha soñado él varias veces, sobre todo, viéndolo en el césped, pero también haciéndole de padre o hermano. El escritor asegura que el 10 azulgrana cumple las características de la literatura del siglo XXI que enumeró Italo Calvino: "Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad". Puede que éste sea el único libro multidisciplinar sobre el 10 azulgrana, empachado de biografías. A veces, Todo Messi parece una tesis doctoral ligera; otras, una contracrónica o un perfil futbolístico o psicológico, quizás un ensayo. Puntí no abusa de anécdotas ni de testimonios para que acercarnos a Messi, que llegó a Barcelona con 13 años y medía 1,48 metros. Necesitaba un tratamiento hormonal para crecer y el club se lo pagó. Alcanzó los 1,70 y engrandeció a la entidad. Suerte que Horacio Gaggioli, su entonces representante, Josep Minguella, representante de jugadores, y Carles Rexach sellaron el acuerdo en una servilleta de papel, pues varios directivos no estaban de acuerdo con su fichaje...
Leo no finge faltas, más bien intenta permanecer de pie tras recibirlas; es casi imparable y cada jugada "estalla en mil matices". Un regalo, pues, para la vista para cualquiera que siga (o no) el fútbol. Una virtud que comparte con Jordi Puntí, que escribe para todo tipo de públicos y disfruta haciendo algunas referencias a películas porque el discurso se lo permite.
Messi, a simple vista, engaña. "Parece que vaya mirando al suelo, cubre poco espacio", asegura Puntí. La Pulga tiene la capacidad de congelar el tiempo y de provocar cualquier onomatopeya. Es tan imprevisible que solo repite su celebración al cielo, donde le aplaude Celia, su abuela y primera aficionada. Aunque Puntí le perdona sus tropiezos en los penaltis y pasa rápido su fraude friscal, sí que entretiene para explicar su rivalidad con Cristiano Ronaldo (considera que CR7 dio un salto de calidad gracias a Mourinho y se ha superado impulsado por Messi) y para analizar las críticas que recibe de sus compatriotas cuando juega con Argentina. "Messi es un póster, Maradona es una bandera", asegura Hugo Asch. A Leo solo le queda ganar un gran título con su selección, en la que debutó y fue expulsado injustamente tras 49 segundos en el campo.
Todo Messi es también un continuo guiño a la afición, que sufre por el dolor y las lesiones de sus ídolos. Su descripción del runrún del Camp Nou cuando Leo está tirado en el césped es desgarradora. Seguro que a Puntí le costó escribir el último capítulo, inmortal, donde se plantea qué será de la vida cuando Messi se retire. Hasta entonces, seguro que seguirá actualizando su última criatura literaria.
Autor: Jordi Puntí. Título: Todo Messi. Ejercicios de estilos. Editorial: Anagrama. Valoración: 4.2 sobre 5.
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