Cronómetro de Récords entrevista a la directora del nuevo portal 'Woman In Sport'
Laura Castro, directora de 'Woman In Sport'. Foto cedida por Laura Castro. |
Si supiera dibujar, retrataría a Laura Castro (Santa Cruz de Tenerife, 1986) luchando contra una ola gigante y cargada de una mochila de piedras. Siempre ha ido a contracorriente. "Cuando luchas por algo que no es lo común, también dudas sobre si estás haciendo lo correcto", confiesa a Cronómetro de Récords la directora de Woman In Sport, un nuevo portal de deporte femenino. Laura Castro es presidenta de la Asociación por el Deporte Femenino y directora de comunicación del club en el que se retiró como
futbolista, el UD Granadilla Tenerife Egadesa, revelación del último curso en la Liga Iberdrola.
La entrevistada era la única niña de su edad del barrio que jugaba a fútbol y, entre otras lindezas, le llamaban "machona". Cuando creció, le repetían que no podría ganarse la vida como futbolista y el profesorado de la universidad le recomendó que se especializarse "en otra cosa" que no fuera deporte femenino. Pero Laura Castro no cedió. "Siempre he sido cabezona". Sonríe. "Ahora compruebo que quizás no estaba tan loca. Estoy orgullosa de no haberme bajado nunca del barco, aunque siempre pensé que trabajaría en otra cosa y esto lo haría por amor al arte", confiesa. Su insistencia le hizo fallar el pronóstico: "Hace cinco años me llamaban feminazi o la friki del deporte femenino... Éste es su momento".
—¿Por qué?
Lo dicen los índices de audiencia o cifras de ventas que nos proporcionan entidades y organismos nacionales. Cada vez más las empresas apuestan por las deportistas y el deporte femenino, y la sociedad ya lucha a favor de la normalización, para acabar con la discriminación histórica. Tenemos televisión, prime time, más cobertura en los medios, las nuevas generaciones de deportistas triunfan... No creo que en cinco o 10 años lleguemos a la igualdad total, pero sí que las profesionales disfrutarán de las condiciones necesarias. En mi época casi pagábamos por jugar y nos daban un bocadillo y un refresco.
—Era un premio infantil.
Tal cual. Las madres y padres nos hacían de chóferes, jugábamos en tierra...
—No cotizaste nunca como profesional.
Así es. Jugué federada 15 años, 10 años en la selección canaria. Es un orgullo ver que, ahora, las jugadoras cotizan y tienen mejor tratamiento y cobertura por parte de los medios. En aquella época Internet no estaba tan desarrollado y esperábamos al lunes para comprobar si los periódicos publicaban los resultados y la crónica de nuestro partido. La mayoría de las veces la clasificación estaba mal... Nos lo tomábamos a broma. Asimilábamos que era lo que nos tocaba porque no llenábamos los campos. Ahora, ya más maduras, entendemos que el trato es injusto y alzamos la voz.
—Participaste en la primera guía de la Liga.
Fue un proyecto amateur porque no contamos con financiación. Lo hicimos con todo el cariño del mundo para ver si incitábamos a otras empresas a copiarlo, igual que María Vázquez con el álbum de cromos de las jugadoras que realizó para sus hijas. El deporte femenino tiene muchas carencias y esconde muchas oportunidades en marketing y merchandising. Ojalá haya empresas que se animen a hacer cromos, pegatinas... Son acciones que contribuyen a que las niñas dispongan de referentes femeninos. Yo no tuve esa suerte. Excepto que mantengan un contacto muy cercano, sean socias o jueguen en categorías inferiores de un club, no te nombrarán a una futbolista entre sus espejos.
—Esta semana El País ha publicado un artículo sobre Rosa Márquez, jugadora del Betis. El título, La capitana que emula a Andrés Iniesta, es un recurso muy repetido.
Los medios de comunicación no tenemos formación en igualdad y recurrimos a tópicos, y comparamos a los deportistas con las deportistas. Es un tema histórico-cultural. El deporte lo creó el hombre para él, y las mujeres aparecen todavía como invitadas. Hay que apostar por el lenguaje inclusivo y la visualización de ellas en todos los ámbitos del deporte: entrenadoras, árbitras, fisioterapeutas... A mí no se me ocurre decir que una deportista juega bien y, además, es guapa. Hay determinados medios que saben qué les funciona para tener más clics y, por tanto, les genera más ingresos. Renuncian a la ética periodística.
—Si una deportista no lo hace bien, los medios solemos recalcar que se ha esforzado y la crítica es menor a si es un hombre.
Totalmente de acuerdo. Leo crónicas muy románticas y suavizadas. El deporte femenino necesita más crítica y un análisis más completo, con más estadísticas y detalles del juego. Muchas veces les comento a las jugadoras de mi club, el Granadilla, que, si quieren ser respetadas como profesionales, acepten que las críticas deben ir en la misma línea que los halagos y ser igual de fuertes que las que reciben los futbolistas. Muchas deportistas se enfadan por comentarios muy ligeros. Aunque también es verdad que a ellos se les trata como profesionales y a nosotras nos siguen adjudicando aspectos más extradeportivos: la situación civil, el físico, la maternidad... Tenemos que tener los mismos derechos y deberes que los hombres.
—Hace años la portada de Marca a la selección sub 19 femenina por ganar el Europeo habría sido imposible.
Era algo impensable, pero queda mucho por luchar. Informar de manera igualitaria es una responsabilidad de los medios. Un campeonato de Europa es mucho más importante que un entrenamiento.
—Hace pocos días que habéis estrenado Woman In Sport, una nueva web de deporte femenino. Cubrís muchas disciplinas y hacéis reportajes y entrevistas en profundidad. Nuestro compromiso es el tratamiento riguroso. No es fácil constituirse como medio de comunicación porque no hay demasiados recursos ni ayudas. Queremos crecer, que la gente nos comente y visite... Además, podemos una oferta adecuada para llevar la comunicación de clubes. En la primera semana de vida hemos tenido hasta 10.000 visitantes únicos. ¡No nos esperábamos una cifra similar! Quien diga que el deporte femenino no genera interés miente.
Laura Castro y su equipo. Foto cedida por Laura Castro. |
—Sigue habiendo pocas periodistas en las redacciones de deportes.
Por lo menos en Canarias es así. Normalmente entran como becarias y suelen abandonar porque se dan cuenta de que hay un techo de cristal para avanzar y les toca cubrir siempre la misma información. Las exclusivas y las noticias más importantes son para ellos y ellas se sienten en un segundo plano.
—Tampoco es habitual que una mujer sea la directora de comunicación de un club. Tú lo eres del UD Granadilla Tenerife Egadesa.
Me siento muy afortunada. La Liga Iberdrola destina una partida a cada club a la promoción del fútbol femenino en su ámbito de actuación, aumentar el número de seguidores en redes sociales, visitar los colegios con jugadoras y miembros del cuerpo técnico para crear referentes... También puedes proponer actividades. En el caso del UD Granadilla, organizamos talleres para niñas sobre igualdad o nutrición.
—Después de la cuarta posición en la Liga y de las semifinales de Copa, ¿cuál es el objetivo del club esta temporada?
Parece que si repetimos posición o la empeoramos sea un fracaso, pero los equipos se han reforzado muy bien y el primer objetivo para una entidad que tardó tantos años en instalarse en la élite tiene que ser la permanencia. Sólo llevamos cuatro años en Primera y eso es ir en pañales. No podemos ponernos más presión de la necesaria, aunque tampoco renunciar a llegar lo más lejos posible y volver a disputar la Copa. El filial aspira a ascender a 1ª B. Creo que a largo plazo la idea de la directiva es contar con un C, un infantil, un alevín... Sin base no llegaremos muy lejos.
—El cambio en la sociedad pasa por la formación de los niños y niñas.
En la Asociación por el Deporte Femenino, que presido, lanzaremos próximamente un proyecto de visitas a los colegios para educar en igualdad. Ésa es una responsabilidad de los centros educativos, las familias... También de los fotógrafos y fotógrafas, que retratan escenas sexualizadas.
—En el colegio jugábamos a fútbol niños y niñas y un día una compañera me metió dos golazos de vaselina. Fue un trauma para mí porque hasta la propia niña me venía a decir que era una humillación.
O que una chica te hiciera un tapón. Es cultura machista interiorizada. Históricamente el deporte ha sido un ámbito más vetado para las mujeres, y las barreras siguen siendo muy fuertes.
—Deberíamos dejar de hacer comparaciones... El otro día me escribió un espontáneo en Twitter que defendía que el fútbol masculino y el femenino son deportes distintos. Lo curioso es que en su perfil se describe como feminista.
Las circunstancias biológicas de cada género son obvias: nosotras podemos ser madres y los hombres no. Lo único que se pide es que las mujeres tengan igualdad de acceso, oportunidades, salarios... Es agotador repetir un mensaje que no se acaba de entender, sobre todo en las redes sociales, donde hay mucha gente que sólo quiere incendiar.
—En la Asociación por el Deporte Femenino tenéis un buzón de denuncias.
Las más repetidas son de premios desiguales. En un deporte los chicos que ganaron se llevaron como premio viajes a la Península y noches de hotel y a la chica le regalaron unas zapatillas de playa rosadas.
—Madre mía...
Se intentó rectificar, pero la niña ya ni quería el viaje. Aunque no tenía consciencia feminista, no entendía la diferencia. También nos llegan casos de agresiones verbales en partidos y elaboramos un informe con registro de entrada en el Ayuntamiento. En la mayoría de casos no tenemos respuesta. Nos gusta hacer las cosas bien y discretamente, sin perjudicar a la deportista, que es quien sufre las represalias. Sobre todo asesoramos, trabajamos mucho en materia de formación y acompañamos hasta donde podemos.
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