lunes, 12 de noviembre de 2018

Paula Ginzo: "Amo al baloncesto como no he amado a nada"

Cronómetro de Récords entrevista a la pívot del Al-Qázeres

Paula Ginzo, tras el partido. Foto: Toni Delgado/ Cronómetro de Récords.

Toni Delgado / Zaragoza

Con los brazos por detrás de la espalda. Con las manos apoyadas en la camiseta. Mostrando las palmas. Da igual cómo se mueva Paula Ginzo (Santoña, 1998) porque siempre comunica bien. La pívot del Al-Qázeres tiene aplomo y seguridad. Por su discurso parece que las excusas le den alergia y nació picapedrera. Atiende a Cronómetro de Récords pocos minutos después de la victoria de su equipo ante el Stadium Casablanca (54-72) y de coger un AVE rumbo a Madrid. Próxima parada para Paula Ginzo, la selección absoluta.

—¿Te esperabas una victoria tan abultada? Habéis dominado el rebote, habéis corrido... Con el inicio del tercer cuarto se ha acabado el partido. 
Teníamos muchas ganas de hacerlo bien después de una mala racha [cuatro derrotas consecutivas]. Nos hemos puesto las pilas, aunque no esperábamos ganar por tanto. No ha sido fácil. Nos hemos exprimido en defensa y eso hace que el ataque fluya solo. Exceptuando a los dos o tres equipos delanteros, el nivel de la Liga Día es muy parejo. Puedes perder o ganar casi todos los partidos.  

—Vuestro único déficit han sido los tiros libres (5/13). 
No son nuestro fuerte, todo hay que decirlo, aunque nos esmeramos en mejorar en ese aspecto. Por suerte, no nos han hecho demasiado falta. 

—¿La intensidad es lo que más destacas del Al-Qázeres? 
Tal cual. No tenemos una plantilla muy larga. Somos un grupo de 10 jugadoras intensas que se llevan bien y que comparten las ganas de currar y luchar. La mala racha se ha acabado. Ahora nos toca seguir creciendo.  

—El Al-Qázeres te viene como anillo al dedo, ya que siempre te has definido como una jugadora intensa con ganas de aprender y luchar. 
Estoy muy contenta. Tengo compañeras que me lo ponen fácil y me enseñan mucho baloncesto, que es lo que necesito con 20 años. 

—La temporada pasada, ya en pretemporadora, confesabas que te habían acogido muy bien en el Estudiantes. Ahora, en el Al-Qázeres, comentas lo mismo. Más allá de los grupos, algo tendrás tú, ¿no? Te adaptas rápido. 
No soy una jugadora complicada de llevar, pero es cierto que el entorno ayuda mucho. Ambos clubes son muy familiares. 

—¿Quedáis bastante fuera de las pistas? ¿Sois casi amigas las jugadoras del Al-Qázeres?
El caso es que nos entrenamos mañana y tarde todos los días. Aunque no quedes con ellas, las ves todos los días a cualquier hora. Nos llevamos muy bien.  

—El otro día contaste a medias cómo te comunicaron la convocatoria con la selección absoluta: "Después de hacerme rabiar un poco". ¿Quién te lo comentó y cómo?
Una persona de la Federación. No voy a decir quién. 

—¿Isa Sánchez?
Es una persona que me toma el pelo mucho siempre. 

—Pero ella suele dar estas noticias así, ¿no?
Sí, es Isa Sánchez. Dice que es fácil vacilarme.... Pues... Lo tenemos todo. 

—¿Pero qué te comentó, más o menos?
Que me había tocado un jamón y que tenía que ir a recogerlo al Corte Inglés. [Risas]. Y en Cáceres no hay ningún El Corte Inglés, por cierto. Después sí me dijo la verdad.  

—¿Cómo te quedaste? En agosto te referías a la absoluta como algo lejano. Eres de paso a paso. 
Soy de paso a paso siempre. No me lo esperaba tan pronto, pero  estoy súper feliz. No puedo pedir más. Al final, con mucho trabajo, sobre todo con el que está bien hecho, llegan las cosas. 

—¿Qué crees que ha visto Lucas Mondelo en ti? ¿Tu espíritu de picapedrera?
Sí, soy una currante. En las jóvenes, además de ver talento, proyección o lo que sea, se fijan en jugadoras que quieren aprender mucho, se dejan la piel y disfrutan de cuanto hacen. Amo al baloncesto como no he amado a nada. 

—En la presentación como nueva jugadora del Al-Qázeres asegurabas que nadie te supera en ganas de aprender baloncesto. 
Podré fallar tiros libres o equivocarme en otros aspectos, pero en ganas de aprender e ilusión no me gana nadie. 

—Por cómo hablas, me da la sensación de que miras a medias las estadísticas. 
Las repaso: soy jugadora y es mi trabajo. Lo hago para mejorar. Aunque, sobre todo, veo los partidos después para comprobar qué he hecho mal y no cagarla igual en el próximo. 

—Sin verlo en la tele, ¿cómo crees que lo has hecho ante el Stadium Casablanca?
Creo que he ayudado al equipo. Igual tenía que haber metido alguna canasta más, pero en defensa todas hemos aportado nuestro granito de hora.  

—Hubo a quien le pareció fácil vuestro oro en el Europeo sub 20 de este verano porque, por ejemplo, la final no tuvo mucha historia. Tus argumentos eran irrefutables: 36 días de concentración, cuatro horas como mínimo de entrenamiento... A veces nos olvidamos un poco, o del todo, del proceso. 
Trabajamos para que luego parezca fácil, que es lo que queremos. No queremos sufrir tanto en un partido muy igualado.  

—Hablando de sufrir, ¿el año pasado en el Estudiantes viviste tu experiencia deportiva más dura? Os costó muchísimo ganar el primer partido y sólo conseguisteis dos victorias. 
Sí. Fue muy complicado. Lo bueno que teníamos era la gran relación entre nosotras. Siempre mantuvimos la ilusión: "Bueno, el próximo fin de semana, el próximo fin de semana...". Pero no llegaba. A todas nos gustaba mucho el baloncesto y nos lo tomábamos como lo que es, una profesión. Gracias a eso pudimos llevar como pudimos la situación y ganar dos partidos al final de la temporada. 

—¿Hubo alguna opción de que te quedaras en el Estudiantes o tenías claro que no por su descenso?
Siempre voy a paso a paso, pero creo que pensé y sigo pensando que el siguiente paso era seguir en la Liga Día. De momento, creo que no me he equivocado. También tenía ganas de una ciudad pequeña: llevaba cuatro años en Barcelona, en el Segle XXI, o dos en Madrid, tenía ganas de algo más como Ourense, mi tierra. Y Cáceres es así. Al-Qázeres es un club familiar que me ha dado todas las facilidades y lo que yo buscaba para seguir progresando. Es lo que estoy haciendo y por eso estoy tan contenta. 

—Cuando fuiste a jugar al Marina Bèsos, a Sant Adrià de Besòs, conocí a Carolina Mateo, que es muy amiga tuya y dos años más joven que tú. Me dijo que la ayudaste mucho en el Segle XXI. ¿Siempre has sido de ayudar a los demás? 
Sí es verdad que tengo mala leche y creo que las pequeñas me respetan por eso. [Risas]. A mí, si me dices las cosas de buenas y necesitas ayuda, estaré dispuesta. Yo he pasado por eso. Hace dos años estaba como ellas. En el momento en el que necesiten una mano o un consejo, aunque igual no soy la persona para darlo, intentaré ayudarles.  

—¿Quién te ayudó en la Blume?
Mira, justo por aquí hay una de las personas que más lo hizo... [Se ríe]. Ésa de rojo es Betania Simón, dos años mayor que yo. Al final, te apoyas en la gente que ya ha vivido esa experiencia. 

—Con una experiencia así descubres mil cosas de ti. 
Es lo mejor que me pudo pasar. Me hizo madurar de golpe. Llegar a Barcelona con 14 años ha hecho que sea la persona que soy. Siempre me quedaré con Iván Torinos, Javi Torralba y Ramon Jordana, que fue quien confió en mí desde el principio. Siempre me están preguntando... Siempre se preocupan por mí... Les tengo que agradecer tantas cosas...  

—Me ha gustado la primera entrada de tu blog en Zona Dos Tres, en la que comparabas la ilusión de los niños y niñas jugando, a veces, o al baloncesto con las barbaridades que gritan sus padres y madres desde la grada. ¿Qué le dirías a quienes no entiendan qué es la deportividad? 
Que se callen y dejen a sus hijos e hijas disfrutar. Volar. Si fallan una canasta, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Que no las metan? ¿Y qué? Si les abroncas por fallar ese lanzamiento, quizás se hundan. ¡Déjales que fallen! ¡Déjales que aprendan!  

—¿Desde cuándo te gusta la criminología? ¿Eres buena descubriendo al asesino o asesina en las series?
Ostras... Bueno.... [Risas]. En algunas sí, y en otras no. Ahora estoy terminando segundo y tercero de criminología. De pequeña quería opositar a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y sabía que esta carrera, que además me gusta, era el paso necesario que tenía que dar. Estoy jugando al baloncesto y no puedo entrar directamente. 

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