domingo, 27 de enero de 2019

Intza Lizarazu: "Nunca me he sentido una jugadora con calidad, pero sí con pasión, garra y carácter"

Cronómetro de Récords entrevista a la capitana del Iraurgi 

Intza Lizarazu tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Horta 

"C'mon!", les grita Intza Lizarazu (Azkoitia, Guipuzkoa, 1991) a sus compañeras, a quienes ha reunido para hacer una piña. La capitana del Iraurgi les viene a decir que es, sobre todo en los malos momentos, cuando más tienen que permanecer unidas. El trago para el grupo vasco en el Pavelló Virolai ante el Lima Horta Bàsquet ha sido amargo: derrota por 75-57 y con sólo seis jugadoras. Ahora, Intza Lizararu, baja por una torcedura en el tobillo izquierdo, le da palmadas de ánimo a una Harreit Nawezhi con la mirada perdida y que
quizás piense que sus 10 rebotes ofensivos han servido de poco; le dice algo al oído a Marita Davydova, que se se estira en la pared para recuperarse de haber jugado los 40 minutos; 38 ha disputado Garazi Arregui, a quien le da unos golpecitos en la espalda... 

Intza Lizarazu cuida de una manera diferente a cada pieza de su equipo y, a la vez, las considera iguales. Parece autocrítica, fiel y entregada hasta el límite y tiene el don de la empatía: "Sabíamos sería muy complicado ante un rival duro contra el Horta Bàsquet. Hemos empezado bien [38-35 al descanso], pero en el tercer cuarto hemos bajado un poco nuestro rendimiento, han empezado a correr y se nos ha ido el partido. Teníamos que estar preparadas física y mentalmente para una situación extrema, pero creo que no hemos estado a la altura". 

—En la primera parte te has puesto hielo en el tobillo y luego te lo has quitado. ¿La tensión del partido ha hecho que te olvidases de las molestias? 
Con los nervios... Pierdo la noción de todo. Ayer [por el viernes] hice unos ejercicios y el tobillo mejoró un poco. Hoy empecé a calentar y me han dicho que no podría jugar.

—Intza, a veces, se te oye más a ti que al entrenador, Luis Agirre...
Es verdad... Vivo demasiado el baloncesto: cada canasta, cada jugada...  

—¿A qué te refieres con vivir demasiado? ¿Sufres mucho? ¿Lo sientes mucho? ¿Lo disfrutas mucho? ¿Es una mezcla de todas esas emociones? 
¡Una combinación! Antes padecía más y cada derrota me pesaba mucho. Con el tiempo, he aprendido que no todo son las canastas y que hay que valorarlo todo en su conjunto. Gritar es lo mío. [Risas]. Se me da muy bien.  

—En una entrevista para Zona Dos Tres confesaste que los primeros partidos en Liga Femenina [el curso 2015-2016] tanto tú como el Iraurgi empezasteis con miedo. ¿Cómo se relativiza esa emoción? 
Fue duro acumular tantas derrotas: nos costaba entrenar y teníamos los ánimos bastante por los suelos.  

—El otro día en las redes sociales rescataste un artículo de Marca y de aquella temporada. El título, El hábito de perder. Añadías: "¡Qué hábito tan enriquecedor!". A veces sólo se valoran los números... 
Tras la renuncia de Distrito Olímpico, nos dieron la oportunidad de estar entre la élite. En Liga Femenina aprendimos mogollón, jugamos contra algunas de las mejores jugadoras de Europa... ¡En los pabellones nos aplaudía todo el mundo! Perdimos partidos por 40, 50... Nunca olvidaré que el Perfumerías Avenida nos ganó por 58 puntos [94-36] en Würzburg y el público se quedó para aplaudirnos. Tras consumarse nuestro descenso matemático, ganamos los siguientes partidos, contra el Uni Ferrol en casa y fuera ante el CB Bembibre. 

—¿En la final de las series colegiales contra el Ramiro de Maetzu fue cuando te diste cuenta de la dimensión del baloncesto? 
Tal cual. No tengo palabras... Era la primera vez que jugaba ante tanta gente. ¡Contra todo un pabellón! [Se ríe].

—¿Pero no os acompañó ningún familiar? 
Sí, 20 como mucho. Y ante toda una pista...  

—¿Esa temporada (2008-2009) descubriste que querías ser  jugadora de baloncesto?
Creo que ha sido un proceso inconsciente. En mi ikastola teníamos que decidir entre fútbol y baloncesto y quien me hizo decantarme por este deporte fue Xubi, el director deportivo. Es una persona que transmite mucho. Nunca decidí llegar a la élite. Ha sido un camino natural que comenzó desde mini y sigue en el mismo club. 

—Como futbolista, te imagino de extremo. 
[Risas]. ¡No, era delantera, eh! ¡Pichichi! 

—Siendo goleadora te costaría más renunciar al fútbol. El gol es muy goloso...  
En el fútbol no tenía demasiadas opciones. En el baloncesto sí que te podían llamar para el equipo de Gipuzkoa, la selección de Euskadi... La selección te engancha.  

—"Simplemente estoy en casa y en el club con el que soñé jugar desde pequeño. Soy feliz aquí. ¿Para qué me voy a marchar si aquí lo tengo todo?", explicó Xabi Alonso en Panenka cuando todavía era capitán de la Real Sociedad.  
¡Gran frase! Muy bien definido. Llevo muy dentro al Iraurgi, mi club de siempre que me cuida mucho. Y trabajo cerca de casa.  Les estoy muy agradecida. 

—El Iruargi y tú habéis crecido juntos.  
¡Y tanto! Empezamos a entrenar en los míticos colegios con el suelo que se resbala, pasando frío... Hemos puesto nuevo parqué, ahora ya competimos en Aizpeitia y Azkoitia, en canchas diferentes. Antes quizás le daban más importancia a los chicos, en la línea de la sociedad. Estamos dando pasos poco a poco y diría que ahora ambos disponemos la misma ayuda. 

—Cuando coincides con una compañera que no tiene ganas de aprender, crecer y ayudar... ¿Cómo la reconduces?
Es complicado. Hay jugadoras que tienen mucha calidad y, como no necesitan trabajar tanto para llegar lejos, se pueden relajar. Yo, si te soy sincera, nunca me he sentido una jugadora con calidad, pero sí con pasión, garra y carácter. Y fuera de la cancha también, y eso me ha ido ayudando para crecer como jugadora y persona. Nos entrenamos dos horas cada dia. Durante ese momento, aparco los problemas. Me concentro únicamente en en el baloncesto. 

—¿En qué trabajas?
Soy profe de educación infantil y especial en un colegio público.  

—¿Te ha dado tiempo de entrenar a algún club este año?
No, no me da la vida. Con mi curro y el baloncesto, imposible. Éste era mi cuarto año con el cadete femenino de Euskadi. Empecé y lo tuve que dejar porque si iba al campeonato de Huelva, tenía que perderme entrenamientos... Decidí centrarme 100% en lo mío. Para hacer las cosas a medias, prefería no hacerlas. 

—Eres consecuente con lo que exiges al resto. 
¡Sí! Primero conmigo mismo y luego con las demás. Jugando tengo mucho carácter. Fuera soy otra Intza: más calmada. Trabajo con niñas y niños y tengo que transmitir un poco de tranquilidad y paciencia. 

—El otro día en el Gasca fuiste a ver a Roselis Silva, que jugó y ganó al CD Ibaeta con el CB Bembibre. No olvidas tus orígenes. 
Roselis Silva, Marita Davydova y Marina Markovic serán siempre los primeros fichajes extranjeros del Iraurgi. Llegaron en nuestra única temporada en Liga Femenina. Son amigas para siempre.  

—¿Qué legado crees que ha dejado Carlota Egusquiza?  
Me puse en contacto con ella diciéndole que no la conocía de nada y que sentía si le molestaba el mensaje... Quise darle apoyos y ánimos. Desde entonces, charlábamos de vez en cuando: le preguntaba cómo estaba o ella me escribía para saber cómo me iba en el baloncesto. Su adiós ha sido un palo grande, pero Carlota ha dejado una huella inmensa. Nos ha dado una lección sobre cómo hay que vivir cada día y cada segundo. Que hay que disfrutarlo a tope. Lado Izquierdo. Lado Fuerte.  

—En una entrevista para la Federación Guipuzcoana de Baloncesto, a Joseba Lizarralde le preguntaron por una jugadora y nombró a ti.  
Me ha entrenado muchos años en la selección de Euskadi, en este club... Joseba me dio la oportunidad de ser capitana. Cuando alguien te ofrece ese papel, tienes que demostrarle que te lo mereces. Para mí es un entrenador especial.  

—¿Qué tipo de capitana crees que eres?
Todas somos iguales. Alguien tiene que ser la capitana y me tocó a mí, quizás por mi carácter. Intento tirar del equipo siempre. Si todas somos una piña, los resultados siempre llegan.

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