Cronómetro de Récords entrevista a la alero del Celta
Sólo entenderéis esta imagen si os leéis la entrevista... Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Cerdanyola del Vallès
—¡Toni, Toni! ¡Mira! –me avisa LuisJa, Luis Javier Benito.
En la grada del Jorge Garbajosa de Torrejón de Ardoz una aficionada le mueve las piernas a un muñeco vestido con la camiseta del CD Zamarat, el número 23 y García en la espalda.
Celia García.
—El muñeco me va siguiendo por los pabellones. Se llama Chucky y es nuestra mascota. Nos lo encontramos en el Campus Memorial Antonio Díaz-Miguel, al que acudo desde hace muchos años. Ahora le están preparando el uniforme azul celeste del Celta. ¡No es broma, eh! –insiste Celia García (Valladolid, 1995) tras la victoria de su nuevo equipo ante el Cerdanyola por 48-71.
—"Ha sido una decisión difícil", confesaste, hace dos meses, en tu despedida del CD Zamarat. ¿Qué pros y contras viste en la propuesta del Celta?
Empiezas fuerte, ¿eh? Me encontraba muy a gusto en Zamora, vivía a una hora de casa, veía a mi hermana pequeña y a mis padres muy a menudo, tenía muchas amistades... Personalmente estaba muy bien, pero como jugadora notaba que no tenía confianza y no disponía de demasiados minutos. A veces no entraba en la rotación. El Celta me pareció una gran opción: es un club que potencia mucho el desarrollo de la jugadora.
—Más allá del cariño al CD Zamarat y del aspecto personal, la oferta del Celta no tenía casi contras entonces.
Bueno, me supo mal dejar un poco colgadas a mis compañeras. Cuando firmas un contrato, lo haces para cumplirlo. Fue un momento difícil.
—"Encauzaré mi futuro deportivo lejos de Zamora para poder crecer y algún día volver siendo una jugadora decisiva para el club", advertiste.
No estaba dando al equipo lo que necesitaba de mí. Pensé que tanto para la entidad como para mí era una buena solución, por más que fuese la capitana y el adiós fuese emotivo. Por suerte pudieron ocupar mi plaza con una jugadora determinante. Ojalá pueda volver al CD Zamarat en un futuro.
—Antes te toca subir a Liga Día con el Celta.
De momento, sólo pienso en disfrutar del mes que me queda.
—¿Te has imaginado el ascenso?
Creo que es algo que no se imagina. Voy más al día a día. Sólo he hecho cábalas sobre qué equipos nos pueden tocar en el grupo. Desde que volví de Estados Unidos me está costando disfrutar del baloncesto.
—Entiendo que en el Celta lo haces más que en el Zamarat.
Creo que en Zamora estaba un poco agobiada por la tensión de luchar por el descenso hasta la última jornada. ¿Sabes cuándo disfruté de verdad la temporada pasada? Cuando, tras perder en Ferrol [ante el Uni por 110-65], nos dijeron que el Perfumerías Avenida había ganado [al CD Promete por 80-51]. ¡Sí! ¡Nos salvamos! Pensaba: "Ojalá muchas chicas de mi edad pudieran decir que han jugado estos minutos en Liga Día. Yo lo hecho, aunque no lo he saboreado lo suficiente". A veces me estanco mucho en el trabajo y en querer meter los tiros en los que estoy sola, y dejo un poco de disfrutar del juego. La pasión por el deporte y disfrutar de las compañeras son dos de las cosas que han traído hasta aquí. En el Celta estoy un poco más tranquila, pero quiero gozar más del juego.
—¿Es algo mental?
Tal cual.
—¿Tienes pensado ir a algún psicólogo o coach?
Sí. De hecho, en el Celta tenemos en el cuerpo técnico a Pelayo Suárez, que es psicólogo deportivo y nos ayuda mucho. Es una figura vital de la que no disponen muchos equipos.
—Me contaban el otro día que los jugadores de un equipo masculino de élite ven ir al psicólogo como algo malo. Falta mucho por avanzar en ese sentido.
Sigue siendo un tema un poco tabú. Para mí el psicólogo te ayuda a tener más puntos de vista y una mirada más amplia, a visualizar situaciones y objetivos. En definitiva, te hace mejorar en el juego.
— Promedias 3,1 rebotes en el Celta y hoy has capturado tres.
Las estadísticas están un poco regular. He cogido más de tres... [Risas].
—Tu récord son 24 en la NCAA con Incarnate World.
Ese día hubo muchos rebotes en la pista. No me di cuenta de nada. Recuerdo que la entrenadora me sentó y me dijo: "Estás a dos rebotes de récord". Pensé: "¿Seguro que la estoy entendiendo bien?". Íbamos ganando con solvencia y me volvió a sacar. Resultó muy especial.
—¿Fue la primera vez que te sentiste famosa?
¡Sí! ¡Jolín! Salió en un montón de medios aquí en España. Tuvo mucha repercusión.
—¿Te dio un poco de vergüenza?
No. Fue bonito. La semana siguiente todo el mundo en la universidad decía: "Ah, ésta es la de los rebotes". Me pedían fotos. No mido dos metros, sino 1,80 raspado. Fue gracioso.
—Más que altura, el rebote es más olfato, colocación, intuición, conocer los aros...
La altura es lo de menos. En el rebote influye más la colocación y la intuición. Muchas veces cojo un rebote porque pasaba por allí, como quien recoge margaritas por el campo. ¡Anda, un balón! Cristina Cantero nos dije mucho: "Bloqueamos el rebote". Aunque realmente también podemos ir hacia donde el balón.
—A Nogaye Lo le sorprendió lo efectiva que puedes ser con tu tiro de tres: "Las enchufaba todas. Literal".
Es un poco curioso porque mi porcentaje en Liga Femenina daba miedo para mal. Ahora en el Celta es mucho mejor.
—Este año en el CD Zamarat, un 11%.
¡Penoso!
—"Tiene que ser más regular en su tiro exterior, principalmente", interviene Fran García, que se refiere más a los partidos. Nogaye hablaba de los entrenamientos.
Me obsesioné un poco con los triples. En las prácticas tiraba con una confianza infinita y los metía, pero en los encuentros me costaba mucho acertar. También influye que en Zamora teníamos muchos problemas de pistas porque hay muchos equipos en Primera o Segunda.
Chucky, el famoso muñeco que se viste como Celia García. Foto: Luis Javier Benito / http://luisjabenito.com/foto. |
—La pretemporada del curso pasado os costó entrenaros...
¡No teníamos canastas! En Vigo podemos hacer sesiones de tiro extras y eso está bien para la confianza y coger ritmo.
—En el Celta tienes mejor porcentaje de tres que de dos: 36,4% por 34,6%.
Es un poco raro.
—Nogaye Lo defiende que necesitas ponerte "más fuerte físicamente para dar más guerra a la hora de aguantar en los contactos".
Totalmente de acuerdo. Lo estoy trabajando. En el Celta contamos con un preparador físico que es la leche, Mario. Trabajamos con él dos tardes a la semana.
—¿Eres maniática o de rituales antes de los partidos?
Cuando era más de pequeña no podía pisar las líneas en el calentamiento. Imagínate hacerlo en esta pista [habilitada para varios deportes].... ¡Igual me volvía loca! Ahora sólo necesito un calentador para las manos porque se me quedan heladas.
—"Celia siempre está pendiente de ti por si necesitas algo", sigue Nogaye Lo.
Es gratificante que te lo reconozcan. Esta temporada, que era mi segunda en Zamora, intenté que todo el mundo se sintiese a gusto y contase con mi ayuda siempre. También me preocupé de que las nuevas conociesen más la ciudad.
—¿Qué recuerdas de tu primer curso en Liga Día?
Lo primero que se me viene a la cabeza es ilusión. El adjetivo sería halagada. Mi sueño siempre fue poder jugar a nivel profesional y el CD Zamarat me dio la oportunidad de cumplirlo.
—¿Tuviste otras propuestas de la Liga Día?
Sí, aunque el CD Zamarat apostó por mí muy pronto. Quizás a finales de mayo incluso.
—¿Qué otros equipos te querían?
Llegué a hablar con Jacinto Carbajal, entrenador entonces del Al-Qázeres, y el Cadí La Seu también se interesó un poco por mí.
—¿Te sentías capacitada para jugar en la Liga Día o creías que lo serías con el tiempo?
Es una mezcla de las dos sensaciones. Llegué con confianza tras temporadas muy buenas y pensaba que mi versatilidad podía darme un plus. Aunque cada vez que repasaba las plantillas me decía: "Ostras, voy a jugar contra Silvia Domínguez o Laura Gil, mira qué fichajes ha hecho tal equipo...". Asumí el reto y no me arrepiento.
—"Y es que la vida es la suma de secuencias vividas, disfrutar y aprovechar las buenas, como importante también es aprender de las malas. Me consta que Celia, que en eso es muy a [su] padre, ha sabido sobreponerse siempre a los malos momentos y sacar provecho de los buenos", escribió tu padre, Paco García, entrenador del Valladolid, en su blog.
Ahora ya no escribe. Mi padre siempre me recuerda que hay que disfrutar los buenos momentos porque son pocos. Lo normal es estar ahí luchando en el barro. Intento manejarme en las tempestades.
—¿Hay algo sobre baloncesto que no te hayas atrevido jamás a preguntarle a tu padre?
No. Nunca me ha entrenado y siempre se ha quedado al margen. Ahora ambos nos ganamos la vida con este deporte. Ni yo me meto en si tenía que haber cambiado al base ni él me sugiere que podría penetrar más con la mano izquierda.
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