Cronómetro de Récords entrevista al jefe de prensa del Perfumerías Avenida
Germán Rubio en el Marina Besòs. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs
Que Germán Rubio (Salamanca, 1984) aparezca en la foto con el portátil, la cámara y su bolsa, el dispositivo wifi y la alcachofa de narrador a cuestas es lo más lógico del mundo. El jefe de prensa del Perfumerías Avenida tiene mil ojos y más manos de lo normal.
—Comentas el partido, capturas imágenes, entiendo que tomas apuntes en la libreta para la crónica... ¿Cómo puedes hacer tantas cosas a la vez?
El secreto es que no anoto nada para las crónicas. Voy recordando el partido por sensaciones y por lo que he narrado. No tengo más manos...
—Es un gran reto realizar fotos diferentes de los entrenamientos.
No creo que lo consiga. No soy fotógrafo profesional. Acabo haciendo 20 al día y hay siete entrenamientos cada semana.
—Las haces desde perspectivas diferentes, aunque no recuerdo un cenital...
¡No me dejan colgarme del techo! [Risas]. Es genial disponer del pabellón para ti sólo. En los partidos no tienes tanta libertad. Así que me muevo por todos los rincones de las instalaciones para encontrar detalles algo diferentes. La paciencia es una necesidad.
—Gestionar las redes sociales de un club exige tener mucha cintura.
Ser políticamente correcto es, con mucha diferencia, lo que más me cuesta. Un gestor de comunidades debería no entrar en polémicas con quienes insultan o critican al club y no conocen su realidad. Reconozco que yo lo hago más de lo que debería, y mil veces equivocándome, con aficiones rivales, polemistas anónimos... No siempre tengo el autocontrol necesario.
—¿Borras muchos tuits?
¡Miles!
—¿Ahora lo haces menos porque los piensas más?
No. Simplemente no entro tanto al trapo. A veces los elimino porque he puesto algún dato mal. Otras... Hace un mes un aficionado tuiteó que éramos pesados poniendo cuántas horas duraban nuestros viajes, 17 en concreto a Oremburgo, como si los otros equipos no se desplazasen. Le contesté, y eso es lo último que se puede hacer: "Si no te gusta, no nos sigas". La lié y le pedí perdón. ¡Pero un viaje así es un palizón!
—¿Qué has acabado haciendo como jefe de prensa que jamás te imaginaste?
¡Un montón de cosas! Estudio a posibles fichajes, recibo cuando llegan a algunas jugadoras nuevas, sobre todo a las extranjeras porque chapurreo el inglés, les ayudo en problemas domésticos... Ésta es tu casa, ésta la calle Toro, la otra, la Zamora, ahí está la Plaza Mayor... Les doy mi teléfono y me pongo a su disposición. Lo normal cuando llegas a un sitio nuevo es tener mil problemas. Una jugadora, por ejemplo, no sabía cómo funcionaba el portero automático.
—¿Quién?
Marija Rezan. No podía abrirle la puerta al amigo que estaba esperando en la calle.
—¿Lo peor de tu trabajo son las esperas en el aeropuerto y los viajes? Por muy gracioso que sea Michael Driver [Miguel Cruz, el conductor del autobús del club]...
El primer año todo mola. En el segundo es una tortura repetir los mismos desplazamientos. Y a partir de entonces te lo tomas con filosofía. Me paso las 12 horas en el autobús hasta la Seu d'Urgell hablando con Michael Driver sobre lo divino y lo humano. Hemos llegado a cantar... A veces también se animan Miguel Ángel [Ortega, el entrenador] y Mavi [Sánchez, fisioterapeuta y preparadora física].
—¿Y qué cantáis?
De todo. En el viaje hasta Vitoria, para la Copa, montamos un karaoke muy completo: viejos éxitos de rock, Estopa, Platero y tú, Extremoduro, Marea, flamenco...
—¿Bon Jovi?
Nada. En inglés no solemos cantar... Así entendemos mejor las letras. Las jugadoras están dormidas en la parte de atrás. Sí que se animaron a destrozar canciones cuando ganamos la Copa, pero generalmente somos Michael Driver y yo quienes damos la turra.
—¿Tu peor momento ha sido cuando se pensaron que eras terrorista en el aeropuerto de Breslavia (Polonia)?
Me lo tomé a risa cuando me pidieron que les acompañara. Cuando volví y vi la cara seria de la expedición... "Germán, has estado una hora por ahí...". No lo pasé mal porque sabía que no había hecho nada malo. Tiré en una papelera la caja de las zapatillas que me había comprado y se pensaron que podía ser una bomba. El culmen de mi carrera profesional ha sido ése: he salido en Marca, As, El Transistor... [Risas].
—¿Qué es para ti el Perfumerías Avenida? ¿Una especie de familiar muy directo?
No sabría concretarte. Soy más fanático que jefe de prensa del Perfumerías Avenida.
—No llegas al nivel de Norberto de la Mata, el responsable de comunicación del CB Bembibre.
Por ahí andamos. Nos damos la mano.
—Os he visto a los dos en acción. Nunca he conocido a un jefe de prensa tan activo y apasionado como Norberto.
Él tiene una pasión infinita. Ahora me controlo un poco más, aunque no mucho. En una de las Copas de la Reina de Torrejón de Ardoz estaba saltando como un loco y me llamaron la atención: "Germán, tranquilo, que estás en la zona de prensa...". Sí, soy muy fanático. Muchas veces, más que con el club, con quienes lo conforman. Admiro mucho a las personas con las que convivo 24 horas al día durante un año. Me afecta su estado de ánimo.
[Aparece Miguel Ángel Ortega y pregunta a los presentes si hay bar en el Marina Besòs. El entrenador del Perfumerías Avenida le pide dinero y Germán Rubio le deja tres euros].
—Confirmado: el jefe de prensa está en todo.
Al final le tengo que dar dinero al entrenador, que tiene mucho más que yo, hombre. [Risas].
—Sólo te falta saltar a la pista...
Antes de narrar los partidos del Perfumerías Avenida para la SER, mi amigo Roberto Benito me había llevado a cuatro partidos en Würzburg y a algún desplazamiento. Me enganché al baloncesto femenino y al Perfumerías Avenida cuando entré en la SER. Mi primer partido con el micrófono fue un Perfumerías Avenida-Hondarribia y como jefe de prensa, una Supercopa contra el Uni Girona de Anna Caula, Noe Jordana o Anna Carbó... ¡Ganamos!
—La crítica en el deporte femenino es mucho más amable. Si un jugador falla sus 20 triples, no hay reparos en asegurar que ha jugado mal. Si lo hace una jugadora, destacamos que se ha esforzado mucho.
Tal cual. El deporte femenino crecerá y será más profesional cuando lo tratemos con más naturalidad, con sus críticas y elogios. Para mí mis jugadoras son las mejores del mundo, pero también tienen malos días. Es algo que, tanto ellas como yo, tenemos que aceptar.
—¿Las jugadoras suelen hablar contigo de este tema?
Cuando eres jefes de prensa lo haces todo más ligero. Si escribo o digo "gran partido de Angel Robinson", quizás signifique que sus tres compañeras interiores no lo hayan hecho tan bien. Ninguna jugadora me ha comentado nada al respecto.
—¿Notas al menos sus reacciones?
Sí. Algunos comentarios no les sientan tan bien como otros. Creo que, en general, sería importante que las deportistas aprendiesen que en muchas ocasiones las críticas les ayudarán. A veces en el baloncesto femenino hay mucho corporativismo. Hay que convivir con el fallo y la crítica. Sólo así será más profesional.
—Totalmente de acuerdo.
Será todo mucho más fácil si hay gente que critica lo que haya que criticar y aplauda lo que haya que aplaudir. A veces el Perfumerías Avenida recibe críticas exageradas, sobre todo cuando perdemos un partido en Euroliga. No os podéis imaginar qué supone para este club una derrota en Liga Día. Una hecatombe, aunque no te estés jugando nada, como hoy ante el Bàsquet Femení Sant Adrià.
—¿Por qué los clubes de la Liga Día casi nunca detallan su presupuesto?
El Perfumerías Avenida está, más o menos, sobre el millón de euros.
—1.200.000 euros tiene el Uni Girona. La gente no se va a creer que el Perfumerías Avenida disponga de menos...
Te lo garantizo. Es cierto que con las nuevas incorporaciones, como la de Jewell Loyd, habrá aumentado un poco, pero no será mucho más grande que el de Uni Girona. Generalmente el gasto entre sueldos y nónimas es de entre 700.000 y 800.000 euros. Luego están los viajes. Los del año pasado costaron entre 290.000 y 300.000.
—Seguro que sólo en salarios y nónimas superáis a casi todos los equipos de la Liga Día. El Uni Ferrol, por ejemplo, tiene esta temporada más de 400.000 euros por primera vez.
Bastante más de lo que esperaba. Si la entidad con menos recursos dispone, por ejemplo, de 200.000 euros, significa que nosotros multiplicamos esa cifra, como mucho, por seis. El Ekaterimburgo tiene 15 millones de euros... Me parece un poco absurdo, sobre todo irreal, que se nos exija ganarle.
—¿Crees que sois el nuevo Ros Casares en cuanto a antipatía?
Entiendo que sea así y muchas veces me sorprende la simpatía que genera el club fuera de Salamanca. Quizás al Perfumerías Avenida le falte más creerse que puede expandirse a nivel nacional. Me refiero a la venta de entradas y de productos oficiales. Cada día recibimos decenas de peticiones de camisetas de otros puntos de España. Al primero es a quien más se le odia. Es normal. Al Ros Casares ya le pasó.
—¿Qué productos oficiales vendéis?
Camisetas, bufandas, camisetas, sudaderas, polos, mochilas y gym bags.
—¿No se puede decir mochilas de gimnasio?
Sí, seguramente. [Risas].
—¿Por qué game day?
Tienes toda la razón del mundo... En el baloncesto quedamos más guais utilizando palabras en inglés. Es un guiño, por ejemplo, a la NBA.
—Para mí hay una obsesión bastante absurda. Al final hablaremos en inglés y no en castellano.
Tal cual. Sin darte cuenta utilizas buzzer beater en vez de sobre la bocina. Así somos más guais, aunque mucha gente no sabrá a qué nos referimos con buzzer beater...
—Eres pionero en España anunciando de manera original los fichajes. Prefieres dar pistas. Convertirlo en un juego. Casi en un concurso. Recuerdo que en el de Silvia Domínguez pusiste una silueta en negro. Encontré la foto de otra jugadora que encajaba...
Igual le recorté media cabeza a Silvia con el Photoshop. [Se ríe]. La mayoría de fichajes son en mayo o junio, meses en los que no hay tanto de qué hablar. Así tienes a la afición más entretenida y te entretienes más a ti mismo. Es importante generar expectación.
—¿Cuál es tu quinteto ideal del Perfumerías Avenida desde que eres jefe de prensa?
Silvia Domínguez y Marta Fernández entran seguro, a Jewel Loyd la tengo que meter porque es muy buena, Jelena Milovanovic y Erika de Souza. También añadiría a una sexta jugadora: Marta Xargay... Si me das más tiempo, te diré muchas más jugadoras.
—¿Los textos que te han costado más escribir en este tiempo han sido los anuncios de destitución de entrenadores?
Sí, he tenido dos casos y durante la temporada [Alberto Miranda y Lino López] y se pasa muy, muy mal. Recuerdo estar llorando en la sala de prensa en la despedida de Alberto. Al final, es una relación de 24 horas al día. Veo más a Miguel Ángel Ortega que a mi padre. [Justo aparece el entrenador y le da el cambio del café].
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