Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del Gernika en la Copa de la Reina
Margaret Roundtree tras la entrevista. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Salamanca
Cuando uno ve a Margaret Roundtree (Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, 1988) con un gorro en un pabellón de baloncesto, se estremece pensando en cómo lo pasaría en Finlandia, en su primera experiencia profesional. La ala-pívot del Gernika está seria: hace nada que su equipo ha quedado eliminado de la Copa de la Reina de Salamanca ante el Araski en la prórroga (80-83). Aunque Roundtree también saca su sentido del humor.
—El triple de Laura Pardo en la prórroga os ha destrozado. Antes, habéis estado de ganar un partido en el que llegasteis a perder por 17 puntos con una canasta a casi última hora de Belén Arrojo.
Salimos muy mal, un poco frías. En la segunda parte mejoramos, aunque no lo suficiente. Estábamos cansadas.
—Os han superado en el rebote desde el principio.
Es cierto. Es nuestro talón de Aquiles y es un aspecto que necesitamos trabajar más.
—"Pasen cosas buenas o malas en la pista, Margaret siempre tiene la misma cara en la pista. Es fría y se adapta a las necesidades del equipo", te retrata Roselis Silva, base del Campus Promete. No tienes nada ego.
El ego me da alergia. Sólo me importa el equipo. Cuando coincidimos en el Araski, Roselis y yo salíamos bastante de casa e íbamos al menos una vez a la semana al cine. ¡Vimos muchas de terror!
—¿Recuerdas la anécdota del mosquito con Roselis Silva?
La verdad es que no...
—Pues Roselis no puede olvidarla... Fuisteis a un parque y se le puso un mosquito en la cara. Intentaste quitárselo, pero... ¡Se te fue la mano! "Me dio una hostia en la cara que nunca olvidaré", recuerda, entre risas.
¡Es verdad! No controlé la fuerza...
—El Gernika parece un equipo muy unido y divertido.
Tenemos mucha química fuera de la cancha y eso nos hace muy fuertes en la pista. En cada viaje tenemos una compañera de habitación diferente: es una fórmula perfecta para conocernos mejor entre todas. En esta Copa de la Reina me ha tocado con Blake Dietrick, y muy bien. Hablamos mucho.
—Casi 6.000 personas fueron a veros a Miribilla ante el Stadium Casablanca.
La afición nos transmite su energía y nos da su apoyo cada vez más. Aunque, si te digo la verdad, yo estoy igual de motivada haya más o menos personas. Me motivo igual con dos que con millones.
—Desde tu primera experiencia fuera de casa, en Finlandia, siempre has jugado en Euskadi (Basket Ibaizabal, Gernika y Araski), excepto en tu breve estancia en Lugo. ¿Qué tiene Euskadi?
Su gastronomía, sus paisajes, su gente... No sé. Es mi hogar desde hace mucho tiempo.
—¿Con qué soñabas cuando jugabas en el Gardner-Webb, de la NCAA?
Con ser profesional y poder vivir lo que estoy viendo desde hace nueve años. Para mí el baloncesto era y es mi vida.
—Tu primera experiencia como profesional fue en el Honss Jyvaskyla finlandés.
Fue mi primer año fuera y me costó adaptarme porque hacía frío, el estilo de vida y de baloncesto era muy diferente y no hablaban mucho inglés.
—¿Cómo trabajas tu confianza para transmitírsela a las demás?
Medito casi cada día. Antes de los partidos hago media hora de meditación para animarme. Hace tiempo que necesito ese espacio para mí.
—Acumulas tres ascensos a Liga Femenina con tres equipos diferentes: con el Gernika y el Ensino los conseguiste jugando a gran nivel después de llegar al final de la temporada. Parece que tengas una gran capacidad de adaptación a los equipos.
[Se ríe]. Mi prioridad es el equipo. ¿Que tengo que defender? Lo hago. ¿Que el grupo necesita puntos? Los aporto. Este año, por ejemplo, estoy tirando más de tres. El verano pasado trabajé mucho la mecánica de tiro.
—La derrota es dura, pero supongo que te alegrarás algo por el Araski, que te ayudó a recuperaste de tu lesión.
Claro. Siempre llevaré al Araski en el corazón. Me costó mucho irme [lo hizo porque, después de recuperarse, los papeles para jugar como comunitaria se estaban retrasando]. Me habrían encantado seguir, pero tuve que marcharme [al Ensino] para poder continuar mi carrera. Si no hubiese sido por el problema de los papeles, seguro que todavía estaría en el Araski.
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