Cronómetro de Récords entrevista a la jugadora del Barça CBS en la Copa de la Reina de Zaragoza
Júlia Rueda después de su debut en una Copa de la Reina, en el Pabellón Príncipe Felipe. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Zaragoza
La fotografía es un pacto con el tiempo, un rincón para recordar y revivir, mostrar emociones o compartir vínculos. Cuando pase un tiempo, Júlia Rueda (Barcelona, 2002) todavía valorará más esa autofoto que se está haciendo con personales especiales para ella, algunas miembros de la junta directiva del club y madres de compañeros de equipo de su hermano Albert. "Ésta de Zaragoza será siempre mi primera Copa de la Reina, y quería dejarme la piel, como siempre. O incluso más. Deseábamos ganar y lo hemos intentado hasta el final [derrota en cuartos de final por 67-55]. Ellas han sido mejores", confiesa la entrevistada, que hace un momento que ha saludado también a sus padres, Piedad Choni y Francesc Rueda.
—¿Cómo describirías el carácter del equipo?
Somos un grupo muy competitivo. En los entrenamientos nos picamos mil veces, y todo queda en la pista. En los partidos siempre creemos y nos dejamos el alma porque queremos tener la consciencia muy tranquila.
—¿Estabas especialmente nerviosa por tu debut en una Copa de la Reina? ¿Tienes muchos nervios antes de un patido?
Los adjetivos serían motivada y concentrada. Sólo después del partido he visto que el pabellón Príncipe Felipe estaba casi lleno. Me centro en mi trabajo y en ayudar al grupo, y, claro, estoy encantada de que tantas personas hayan venido a ver el encuentro. La verdad es que no suelo ponerme nerviosa ni antes ni durante los encuentros. Salgo a disfrutar y dar lo mejor de mí.
—"Con y de Júlia siempre descubro detalles nuevos. Necesito tenerla cerca porque me aporta estabilidad, cordura, equilibrio y más puntos de vista", te retrata alguien que te quiere mucho.
¡Paula Carmona! Cuando tiene un problema, intento mostrarle diferentes caminos y perspectivas para que escoja la que más le convenga.
—¿Te gusta cuestionarte las cosas?
Me encanta. Me interesa la filosofía como concepto. A veces pensamos que las cosas son cómo nos imaginamos y no tiene por qué. No creo en las verdades absolutas, necesito escuchar y observar, y me considero empática y comprensiva. Me pondré en tu piel aunque hagas algo que me perjudique. Antes de sentirme mal o machacarte, intentaré entender por qué lo has hecho.
—Eres una jugadora altruista.
Pienso cero en mí y nunca he pretendido destacar en la estadística: quiero que ganemos jugando bien y disfrutando. Si una compañera no llega, intentaré hacerlo yo.
La entrevistada lucha una pelota con Mariella Fasoula, del Perfumerías Avenida. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—No te gustan los focos.
El baloncesto me apasiona y no me importa destacar en un partido. Eso sí, las entrevistas o salir en los medios no son lo mío. En la pista quiero hacerlo bien, pero que no me lo digan después. Me gusta pasar desapercibida. No me gustaría ser famosa.
—¿Cómo viviste la primera vez que te pidieron un autógrafo?
¡Flipé! ¡Si no soy nadie! Muchos niños y niñas vinieron a vernos al Palau la temporada pasada contra el Club Baloncesto Alcobendas y algunos quisieron una firma o una foto. Sinceramente, llegué a pensar si se estaban equivocando de jugadora. Me hizo ilusión y también me dio un poco de vergüenza...
—¿Por qué o cómo empezaste en el baloncesto?
Yo quería jugar a fútbol y mi madre me dijo que me partirían las piernas. [Nos reímos]. Así que me apuntaron al Club Bàsquet Molins, donde hice amigas, me sentí muy cómoda y me enamoré de este deporte: jugaba con chicas más grandes porque era bastante alta para mi edad.
Días antes hablo con Piedad Choni, la madre de Júlia Rueda.
"Fue una niña que no quería vestiditos rosas ni lazos, tampoco muñecas. Ella era más de pantalón y camiones. Su padre, mi marido, y yo le propusimos que probase el baloncesto un año y si no le gustaba, al siguiente la apuntaríamos al fútbol. No nos gustaba el ambiente del fútbol. Además, Júlia de pequeñita era muy delgadilla. 'Mama, que yo soy fuerte...', me repetía siempre. La verdad es que era muy buena futbolista, quizás incluso todavía mejor que baloncestista. Pero tuvimos suerte, hizo amigas y le gustó, y ya no quiso cambiarse de deporte. Lo mismo sucedió con su hermano Albert", expone Piedad Choni.
Si existe el destino, el caso de los Rueda Choni sería el enésimo ejemplo. Piedad Choni y Francesc Rueda, a quien también le llaman Paco y Francisco, se conocieron en una pista de baloncesto, la de un AECS l'Hospitalet, entrenado entonces por el exseleccionador Lucas Mondelo. "Fui a ver jugar a mi hermana Eva y mi marido era amigo de Lucas Mondelo. Para nuestra familia el baloncesto es amor", confiesa, orgullosa, Piedad Choni.
Volvemos con Júlia Rueda.
—Júlia, te imagino de pequeña estando en todos los sitios de la pista.
Tal cual. Mi juego era muy físico: corría, defendía a las cinco rivales y penetraba. Llegaba a todos los sitios. Me vienen a la mente muchos recuerdos con el Club Bàsquet Molins de Rei, como aquellos viernes que llegaba tarde a los entrenamientos [porque salía de taekwondo] y jugábamos contra los niños. Nosotras éramos más altas y ellos, más fuertes y kamikazes. Cuando aparecía, los chicos fruncían el ceño y mis compañeras sonreían. Sabían que ya les podríamos jugar de tú a tú, y remontábamos. Ellos se metían conmigo y me hacían faltas porque sentían rabia, y yo me lo pasaba genial.
La autofoto de Júlia Rueda en el Pabellón Príncipe Felipe. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—Creerían que era una deshonra que les ganasen las chicas. Todavía hay demasiada gente que piensa así...
Mi discurso era jugar y si reaccionaban así era porque yo estaba haciendo muy bien las cosas y era mejor que ellos. En el colegio también me pasaba en el patio: era más fuerte y alta que los niños, y les daba rabia que corriese más o marcase más goles.
—Te encanta pensar de manera sana.
Sí. Me considero estoica y dudo de todo. No creo que haya nada inmutable.
—Te imagino sentada escuchando a pacientes en una clínica psicológica.
Estoy estudiando el grado de Psicología. Este año, por la exigencia de los partidos y entrenamientos en Liga Femenina, me he cogido asignaturas de segundo y de tercero, y lo compagino como puedo. Siempre me ha encantado pensar y ayudar a las personas, y muchas veces personas que casi no me conocen me explican sus problemas porque dicen que les transmito confianza. Siempre les respondo con una pregunta para que sean ellas quienes se cuestionen cómo solucionar lo que les pasa o preocupa.
—No son tiempos de muchas reflexiones.
La sociedad nos impulsa o, directamente, nos conduce a hacerlo y tenerlo todo ahora. Parece que no dispongamos de momentos para pensar nuestros porqués. No tenemos ese espacio.
—¿Te dedicas ese tiempo y dispones de ese espacio?
Sí. Los descubrí a la fuerza con 8 años. De repente sentí un dolor muy fuerte en los tobillos y en el Hospital Sant Joan de Déu me diagnosticaron púrpura de Schonlein-Henoch, una enfermedad que causa que los vasos sanguíneos pequeños se inflamen y se irriten. Era bastante peligroso que continuase haciendo deporte o jugando al pilla-pilla. Tener que estar un año parada fue muy complicado para mi familia y para mí. Lo mejor fue que tuve mucho tiempo para pensar y maduré mucho, y me di cuenta de que no había hecho nada malo para que sufrir esa enfermedad.
La autofoto es ahora un retrato. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—Una mirada que te habrá ayudado a gestionar mejor las lesiones, aunque no hayan sido muy graves.
Y que dure. Siempre que tengo algún esguince o lo que sea, pienso que la vida me está dando tiempo para pensar qué quiero y cómo estoy. Si vas con el piloto automático, no tienes tiempo para reflexionar.
—La temporada pasada jugabas casi 19 minutos y éste, algo menos de 8. ¿Tener menos protagonismo afecta a tu confianza y juego?
Soy muy joven, sólo tengo 20 años y tengo oportunidades en Liga Femenina. Otras jugadoras de mi edad quizás no han jugado nada estando en la élite. Y tanto que me gustaría disputar 30 minutos, pero trato de sacar provecho de los que dispongo.
—Desde fuera te veo con menos confianza. No sé cómo te ves tú. No lo digo por hoy, claro.
Puede ser. Estoy trabajando muy duro para tener más confianza, tanto en los partidos como en los entrenamientos.
—Tu intensidad defensiva continúa siendo impecable. ¿De pequeña te gustaba más atacar o defender?
Disfrutaba en general. Los entrenadores y entrenadoras me aseguraban que podía meter 30 puntos, y quizás anotaba 15 o 20 porque no tiraba tanto. Si alguna compañera no había anotado, intentaba generar una oportunidad asequible para que lo hiciese y estuviese contenta.
—¿Qué te pide Isaac Fernández y cómo es como entrenador?
Que me deje la piel, defienda, ayude, no pierda pelotas, sume y tenga un impacto positivo en el equipo. Isaac Fernández es un entrenador muy táctico al que le importan los detalles y te da libertad.
—Me cuentan que tienes mucha memoria...
Me cuesta poco aprenderme las jugadas y cuando leo algo o escucho a alguien se me queda más o menos rápido la esencia. Cuando estudio, necesito entender el temario porque quiero explicarlo con mis propias palabras.
De nuevo, recurrimos a Piedad Choni. "Alucino con Júlia por cómo se queda con las cosas... Con la selección catalana, cuando era infantil de segundo año, se sabía las jugadas de cuatro posiciones diferentes. Una profesora en Primaria me dijo que Júlia podría sacar excelentes en todo, pero que no lo hacía porque no quería destacar. Quería ser una más. Se lo conté al pediatra y me tranquilizó: 'Tu hija es muy inteligente. Déjala. Cuando necesite sacar dieces, lo hará'", comparte la madre de la entrevistada.
—Júlia, ¿qué valores te han inculcado tus padres?
Ser buena persona y agradecida. La mayor parte de lo que soy y de cómo soy es gracias a ellos. Me han dado libertad para decidir lo que quería siempre. Son un apoyo constante.
—¿Por qué fichaste por el Barça CBS?
En Molins de Rei tenía mi grupo de amigas y me lo pasaba genial. No me apetecía empezar de cero, hasta que Sergi Brugué nos vendió muy bien el proyecto del Barça CBS. Fue mi primer entrenador aquí, cuando era mini de segundo año. Nunca olvidaré mi entrenamiento de prueba.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
Fue a ver si me gustaba el equipo, y Sergi Brugué les comentó a todas las jugadoras que fuesen muy majas conmigo para que no me faltase de nada. Así que todas me preguntaron cómo estaba, me pidieron que me quedase y me abrazaron. Me encantó el trato y la cercanía. Fue muy especial, aunque también pasé pasé un poquito de vergüenza. [Nos reímos].
—¿Qué propuestas tuviste esa época?
Del Basket Almeda, el CB Cornellà, el CB Maresme Mataró 3 Viles y el Bàsquet Femení Sant Adrià, que me contactó varias veces. Siempre tuve claro que quería continuar en el Barça CBS. Además, mi reto era ganar al Bàsquet Femení Sant Adrià porque era imposible... ¡Y lo conseguimos una vez!
—Vuestro debut en casa en Liga Femenina, en un Juan Carlos Navarro lleno, con asientos abajo y pantallas de publicidad móvil. ¿Cómo estás viviendo el crecimiento del Barça CBS?
Me emociona y me llena de orgullo. He visto crecer a la entidad y me siento partícipe de esa evolución. Nunca me he sentido como cuando ascendimos a Liga Femenina: era una mezcla de emociones, todas positivas.
—Se ha dado un paso adelante con los materiales de los entrenamientos.
Es una mejora que nos hemos ganado a pulso y estamos muy agradecidas al club por su esfuerzo de ofrecernos los mejores recursos.
—Alguna vez he hablado con tu madre. Está orgullosa de ti.
Muchísimo, y farda mucho de mí. Lo entiendo porque soy su hija, pero le digo que no hace falta que le comente a todo el mundo que he metido un triple. Todo el mundo mete alguno. La entiendo, pero me da vergüenza...
"Toni, le puedes comentar sin problema que has hablado conmigo antes. No pasa nada. Luego, si sale algo que no le guste, me dirá: "Mama, ¿por qué tienes que contar esos detalles?", concluye, divertida, Piedad Choni.
1 comentario :
Fantástica entrevista ❤️
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