viernes, 2 de noviembre de 2007

Sánchez equilibra a un Barça que logra ante el Fenerbahce su primer triunfo en la Euroliga

Grimau captura un rebote durante el partido ante el Fenerbahce -EFE.

No necesitó una gran actuación individual. No sobrevivió a base de jugadas geniales en un cúmulo de desconciertos. Al Barça le bastó y le sobró equilibrio en sus líneas para lograr ante el Fenerbahce su primer triunfo en la segunda jornada de la Euroliga (82-67). Hasta cinco jugadores azulgrana consiguieron al menos 10 puntos en un encuentro que supo dirigir con criterio Pepe Sánchez.

Llegó al Barça en verano como segunda opción: el favorito para el puesto de base era Pablo Prigioni del Tau. Pepe Sánchez (Bahía Blanca, Argentina, 1977) aterrizaba en Barcelona como el jugador que había anotado un triple imposible que impidió al conjunto de Ivanovic clasificarse para la Final Four de Atenas. Poco meses después ya ha demostrado que puede ser un buen segundo base o el referente cuando Jaka Lakovic juega de dos.

El base argentino cambió por completo el partido. Se fue al banquillo en el minuto 16, con 35-20, y volvió a la pista en el 23, cuando su equipo estaba a punto de perder la gran ventaja (46-42). Entonces Pepe Sánchez supo reorientar al Barça, logró equilibrar a un grupo que sólo veía en la precipitación y en los tiros lejanos el antídoto al buen juego interior de Oguz Savas y Mirsad Turkcan.

Solomon y Onan

La gran actuación del base argentino (seis puntos, ocho rebotes y seis asistencias) fue decisiva. Como la buena conexión entre Denis Marconato y Jordi Trias (24 puntos entre ambos) y la gran defensa en la segunda parte a Willie Solomon y Omer Onan. Si en la primera mitad sumaron 22 puntos de los 36 puntos del Fenerbahce, en la reanudación sólo Solomon anotó. El base estadounidense, excelente tirador, anotó nueve puntos, cuatro cuando todo estaba decidido. Cuando Pepe Sánchez, con una canasta al límite de la posesión, había confirmado un triunfo incontestable (72-60, minuto 36).

Pocos esperaban ese relajado final en la conclusión de primera parte, cuando el conjunto de Ivanovic acababa de encajar 23 puntos en el segundo cuarto. Ocho eran de Onan, que había recogido la responsabilidad del equipo turco con Solomon en el banquillo con dos personales. El ritmo era entonces del grupo de Bogdan Tanjevic, superior en el rebote, especialmente en el ofensivo. Era la antítesis del período anterior, en el que no había cogido ninguno.

El exponente del desconcierto del Barça era, una vez más, Kasun. Su caso es único: tiene tanta calidad como inconsciencia. Es capaz tanto de demostrar que es uno de los pívots europeos con más recursos bajo el aro (muy buenos sus dos mates) como de cometer absurdas faltas personales (tres).

Otro caso parecido al de Kasun es el de Ersan Ilyasova. El turco es un complemento interesante jugando de tres: tiene un buen tiro exterior, recursos en la zona y mucha entrega en defensa. Ilyasova puede aportar todo esto si empieza bien, si tiene confianza. La tuvo en los 12 minutos que disputó ante el Fenerbahce, en los que mejoró sus actuaciones anteriores. No era complicado. Así que no tiró por inercia como ante el DKV Joventut ni fue un defensor amigo como ante el Gran Canaria.

Fue un triunfo de equilibrio, de equipo. Gianluca Basile renunció a tirar y se empleó en defensa, el capitán
Roger Grimau culminó varias contras y acabó con 11 puntos, dos menos que Lakovic, que no pudo repetir su exhibición en Girona, donde anotó 30 puntos. El Barça tiene que ganar por equilibrio, no depender de su estrella. Pepe Sánchez ha demostrado que es posible.

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