domingo, 28 de agosto de 2011

Bolt se quita del medio y Blake se convierte en el campeón más precoz

Bolt se lamenta después de su salida nula - EFE.
El mundo se quedó en silencio, mudo, mientras el atleta más veloz de todos los tiempos recorría el tartán con el pecho al descubierto. Usain Bolt (Trewlany, Jamaica, 1986) se había deshecho de su maillot, olvidado unos metros más atrás, después de adelantarse a la salida y ser descalificado de la final de los 100 metros del Mundial de Daegu. Bolt, el mismo que sabiéndose el centro de atención de las cámaras se había frotado la perilla y la cabeza -gestos simpáticos o prepotentes según quien los valore-, estaba maldiciendo su suerte, la de no poder defender su título mundial de Berlín por precipitarse en la salida -hacerla nula, antes de que sonara el disparo- algo que según decidió la IAAF en 2009 y se aplicó desde el 1 de enero de 2010 conlleva la descalificación. El icono del atletismo acabó sus lamentos golpeando un muro al lado de una grada tan decepcionada en general como él. "Buscáis lágrimas?", dijo a los periodistas que le esperaban, "pues eso no va a suceder". Sin el favorito, Yohan Blake, también jamaicano (Saint James, 1989), se llevó el triunfo con suficiencia, pero con una marca nada espectacular (9,92s), aunque magnífica para su edad. Blake tiene 21 años y es el campeón más precoz. Detrás llegaron Walter Dix (10,8s) y Kim Collins (10,09s, 35 años), mientras que Christopher Lemaitre no aprovechó la ocasión y sólo fue cuarto (10,19s).

A Bolt, que siempre ha tenido en la salida su talón de Aquiles y que la había preparado a consciencia en los últimos meses, le queda corroborar que es el rey de los 200. ¿Pero qué le pasó en los 100? ¿Le pudo la presión de ver cómo perdía rivales con los días? Sabía que Tyson Gay y Asafa Powell habían renunciado a la prueba por lesión días antes y Mullings y Rodgers fueron vetados dopaje. El Bolt más terrenal -había anunciado que su objetivo era ganar, pero sin aspirar a récords- se veía más fuerte sin sus contricantes más complicados. Seguramente, no veía en Blake, uno de sus compañeros de entrenamiento bajo la batuta de Glen Mills y al que en su país señalan como su sucesor, un opositor real. Pero el chaval, de finas restas y cuerpo fibrado, estuvo "tranquilo", sabedor de que si alcanzaba a Collins iba a ganar, "porque tengo un final de locura". Y acabó ganando con la gorra, igualando su mejor registro (y con un viento de 1'4 m/s en contra), pero en todo caso muy lejos del 9,58s de Bolt en el Mundial de Berlín hace dos años.

"Desde que llegué a Daegu", relató Blake, "no he podido dormir, he estado soñando con esta carrera, teniendo pesadillas... Siempre rezando y pensando en la prueba. Sabía que haría esto un día pero no esperaba que fuera hoy". Además de ser el campeón mundial más joven también fue el más precoz en correr en menos de 10 segundos: 9.93 en 2009, antes de los 20. Su trayectoria hasta ahora era discreta: séptimo en el Mundial juvenil de 2005, y bronce y cuarta plaza, respectivamente, en los Mundiales júniors de 2006 y 2008. ¿Qué habría pasado con Bolt en pista. "Nunca lo sabremos", zanjó Blake, consciente de que es más noticia el fracase de su compatriota que su victoria: "No pensé que llegarían a descalificarlo. ¿Cómo puedes echar a Bolt de una carrera?". La IAAF se vio obligada a recordar que las normas no hacen distinciones: "Por supuesto que es una pena la salida falsa de Usain Bolt (...) es importante recordar que la credibilidad de un deporte depende de sus reglas, y éstas deben ser aplicadas de manera coherente y justa para 'TODOS' los atletas".

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