miércoles, 8 de agosto de 2012

David Cal rompe la barrera olímpica con un sprint singular

El palista de Cangas do Morrazo suma una plata en C-1 1.000 metros para convertirse en el español con más metales en unos Juegos, cinco

Cal sonríe con su quinta medalla en unos Juegos - AFP. 
En su diccionario particular no existen las excusas para no dar lo máximo ni para no entrenarse. Cuenta su entrenador, Suso Morlán, que su pupilo es incansable porque tiene un amor propio a prueba de bombas. Nada detiene a David Cal (Cangas do Morrazo, Pontevedra, 1982), una fuerza de la naturaleza curtida en entrenamientos eternos que llegó a Londres con 2.800 horas de preparación y 14.000 kilómetros recorridos en el ciclo olímpico. Una fuerza de la naturaleza que no se arrugó por empezar rezagado la final del C-1 1.000 metros: pasó sexto los 500, quinto los 750 y, tras un sprint singular, batió a Menkov y a Oldershaw para alcanzar la plata. Sólo le superó Brendel, dominador de la prueba a su antojo desde el ecuador. Con su excelente final, Cal sumó su quinta medalla en unos Juegos –dos oros y tres platas– y supera a la tenista Arantxa Sánchez-Vicario y al ciclista Joan Llaneras. El palista ha roto la barrera olímpica y es el español más laureado. 


“He sufrido bastanteporque empecé un poquito atrás. Fui cogiendo ritmo poco a poco y fui de menos a más, remontando, remontado”, explicó Cal, siempre atento a su entorno: “Yo soy la parte visible, pero hay mucha gente por detrás”. Hizo una carrera “muy lineal” y lo dio todo en los metros finales, con un cambio que le valió la plata en un escenario de postal como el lago Dorney, adyacente al río Támesis y a los pies del Castillo de Windson. Apenas hubo viento, por lo que no fue decisiva la base de datos de Suso Morlán, que en los últimos cuatro años había ido controlando las condiciones diarias del viento en Eton.

70 paladas por minuto 


“Supongo que en mi pueblo, la gente de Cangas, Pontevedra, Galicia y toda España, estarán contentos y celebrándola”, relató Cal, “ahora lo que espero es irme para casa y disfrutar con los míos”. Hijo de una familia de panaderos, dicen que el palista gallego empezó en el piragüismo por su madre y que su estreno fue con nueve años como entretenimiento de verano. Entonces era bajito y gordito. Y muy tímido. Continúa siendo introvertido y de pocas palabras, pero ha crecido en confianza, altura (1'85 metros) y tiene un cuerpo estructural capaz de hacer unas 70 paladas por minuto. 

Lejos queda su desagradable experiencia en Sydney 2000, en sus primeros Juegos, en los que llegó a un grupo español con problemas internos. Cal no se sintió a gusto y con el tiempo se planteó dejar el piragüismo. Pero desde la Federación le aconsejaron que se entrenase con su primer técnico, Morlán, su mentor, y a Cal le pareció bien. De su mano surgió en Atenas 2004, en el que fue el abanderado de la delegación en la ceremonia de clausura tras llevarse el oro en C-1 1.000 y la plata en C-1 500 –distancia que ya no es olímpica en beneficio de la 200, para la que no se clasificó–, en Pekín fue el abanderado en la inauguración –dos platas– y en Londres ha roto la barrera olímpica, convirtiéndose en el mejor deportista español en la historia de los Juegos. En leyenda. Eso es lo que es este fan del tunning, Los Suaves, Extremoduro y Marea: “No siento que haya hecho historia. Supongo que con el tiempo ya me iré dando cuenta. Ahora sólo estoy disfrutando del momento”.   

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