martes, 19 de septiembre de 2017

¿Cómo se disfruta un sueño?: “Marta Fernández, volando con los pies en el suelo”

La cara B de la presentación de la biografía de la exjugadora internacional en el Palau Olímpic de Badalona  

Cindy Lima, Marta Fernández, Toni Delgado, Sílvia Font y Maite Farrés. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. 
Me había imaginado la escena muchas veces: sentado, de pie, alegre y liberado, cogiendo aire, llorando… Pero… ¿Cómo se disfruta un sueño? Dejé encendida en la mesa la grabadora, una Olympus VN-416PC tan exigida que va perdiendo su azul, apagué el móvil y cogí el micro.  

—¿Estás nervioso?
—Estàs nerviós?

No. No tenía sentido imaginarse cómo iba a ir la presentación de mi primer libro, Marta Fernández, volando con los pies en el suelo (Ediciones Cydonia), sino saborearla. “Volumen alto y salta. No todos tenemos sueños, los seguimos, y se consiguen”, me había recomendado Esther Cadenas. Ver la sala VIP del Palau Olímpic de Badalona casi llena (gracias por abrirnos sus puertas al Joventut de Badalona, en especial a Rosalía Pinet) y a algunas de las personas a las que más quiero fue un alivio y no una presión extra.  

Había pasado más apuro cuando Marta Fernández nos pilló cuchicheando antes a su madre y a mí. Ambos nos moriríamos de hambre como espías o detectives. Maite Farrés quería que la presentación de la biografía sobre su hija fuese también un homenaje lleno de sorpresas. A mediados de julio empezó la lluvia de ideas. La exjugadora internacional y periodista deportiva sólo sabía que estaría en una mesa redonda con su madre, Cindy Lima, Sílvia Font y servidor, aunque sospechaba que podrían pasar más cosas. Pero… ¿Cuáles?  

Medio minuto después de que Sílvia Font se acercase a la grabadora y susurrase —“divendres 8 de setembre del 2017... El llibre de la Marta!”—, apareció una comitiva de invitados sorpresa, encabezada por Raquel, la hija mayor de los Rodero, la familia adoptiva de Marta en Salamanca. La adolescente llevaba un Correcaminos hecho de globos. Y también se presentó un Coyote. 

—¡Mic, mic! -soltó Cindy Lima a la grabadora.
—¡Qué sorpresa, Raquel! -le dijo Marta mientras le daba un beso.  ¡Bueno, bueno! ¡Al final lloraré!  
—¡Cancelé la boda, cancelé la boda! -le comentó su amiga Elena Álamo, excompañera en las categorías inferiores de la selección. La mentirijilla era que ese día iba a la boda de otra, claro.
Y más: José Ignacio Hernández, que la dirigió en el Wisla Can Pack y en la selección absoluta; Neus Ayuso, exfisioterapeuta del UB Barça; Sheila Alaña, una de sus mejores amigas con la que jugó en Valencia…    
—Supongo que me pusieron Correcaminos porque en la pista era muy veloz. Creo que fue Jesica Cano, una de mis fans número uno, que se convirtió después en una gran amiga -reconoció Marta. Ya sin micrófono, añadió en voz baja: “Ahora aparecerá…”.
Pero Jesica, muy a su pesar, no entró por la puerta. Ella sí tenía una boda real en Cáceres. Jesica, has sido uno de los 91 testimonios de Marta Fernández, volando con los pies en el suelo, que más se ha implicado. Gracias por tu aliento.  

El abrazo entre dos amigas: Elena Álamo y Marta Fernández. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau.   

Aunque no lo tenía nada fácil, sí pudo acercarse Jordi Robirosa, de Televisió de Catalunya: lo hizo con un ejemplar del libro, su amplia sonrisa y trato cercano sin fijarse en cargos ni apellidos. Alguien sencillo como Ramon Besa, de El País, al que hace 13 años presenté un reportaje sobre baloncesto femenino, sobre el UB Barça, como trabajo final del Seminario de Deportes. “Celebro que continúes fiel a lo que te dicen los sentimientos”, me dijo. Besa no pudo venir, aunque tuvo el detalle de enviar a su compañero Eduard Pérez. Tampoco faltaron Oriol y Guifré, exhaustos tras una larga jornada laboral. Diría que los hermanos Jordan no llegaron a tiempo para ver el excelente vídeo de Germán Rubio, jefe de prensa del Perfumerías Avenida, de la trayectoria deportiva de Marta Fernández. El hilo conductor, Sin miedo, de Rosana, uno de los himnos de la protagonista, a quien su familia le regaló una zamarra con el escudo de los clubes y selecciones en los que ha jugado, el 5 y Fernández. “Es una retirada simbólica de camiseta”, intervino su madre, Maite Farrés, antes de leer un mensaje emotivo. Tenía la espina clavada de no haber podido ir a su adiós oficial.  
  
—Te marchaste tal y como has ido siempre por la vida... [Maite lloró un poco]. Sin hacer ruido... ¿Lo quieres leer tú, Rodolfo? [Risas y aplausos]. Y te has despedido y discretamente. No te hicimos despedida porque creíamos de menos y volve... ¡No me mires! [Le pidió a Marta. Más risas]. “No la mires tú”, intervino Rodolfo. Que lo echarías de menos y volverías. Evidentemente, nos equivocamos. Lo tenías claro. Mucho más que nosotros.  

Marta Fernández, con sus padres y la camiseta conmemorativa. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. 

Los y las ausentes estuvieron muy presentes en un vídeo que montó Alberto Miranda, entrenador ayudante del CB Murcia y extécnico del Perfumerías Avenida: Domingo Díaz, Marina Ferragut, Erika de Souza, Shannon Pee Wee Johnson, Alicia López (¡gracias por tu beso grabado y por todo!), Lalo Alzueta, Alejandro García Santana, Sergio Llull, Joan Fa… “¡Martínez! Miro atrás y en muchos de mis recuerdos de baloncesto apareces tú”, le comentó Íngrid Pons. “Un abrazo muy fuerte desde Australia. Me he puesto un poco rosa para hacerte un homenaje”, le dijo Laia Palau. “Nos encantaría poder estar ahí, pero sabes que estoy en Málaga jugando. Te queremos muchísimo, eres muy importante para nosotros, sobre todo para el enano, que te echa de menos. Siempre has sido una referente para mí”, intervino su hermano, Rudy Fernández, prologuista de Marta Fernández, volando con los pies en el suelo. “Estamos muy orgullosos de ti. Un beso grande. ¡Adiós! ¡Mua!”, le siguió su mujer, Helen Lindes.  

“Nunca me imaginé que mi historia pudiera dar para un libro, y éste está hecho con muchísimo cariño. Ha sido un regalo excepcional”, reconoció Marta Fernández. Te agradezco tu tiempo revisando el manuscrito y respondiendo a mis preguntas y repreguntas, pero sobre todo la confianza de permitirme publicar entre un 90% o 95% de lo que quería. Una libertad casi imposible en una biografía autorizada y una suerte para quienes la lean.  Lectores hábiles como Aitor, la persona más sincera que he conocido nunca; capaces de cambiar el estado de ánimo de cualquiera como Nuria; con la memoria de elefante de Anna Freixa, que tendrá varios recuerdos de una presentación en la que Rosa exportó su gesto característico y Edu, sí, hizo caras. Anna sonrió como siempre; Víctor demostró su puntualidad y Tamara, su cariño; Jordi y Ámbar prolongaron su semana feliz (y las que les quedan); Jordi José y Belén tuvieron el detallazo de presentarse con trípode y cámara; Paco y Rosi me demostraron que no hace falta ver mucho a alguien para quererlo; e Ivan Puig y Josep Maria tampoco quisieron perderse un acontecimiento al que, por mucho que les doliese, no pudieron acudir Jona, Cristina, Noe, Marcos, Alèxia o mi tío Manolo.   

“Es importante tener los pies en el suelo y mis padres nos lo han inculcado a Rudy y a mí desde el minuto 1. Nos han apoyado siempre y han sufrido mucho”, desarrolló Marta, “orgullosa” de su familia, pequeña pero muy unida. Sin su padre, Rodolfo Fernández, no habría dejado Mallorca con 13 años para seguir su sueño de ser profesional en el Segle XXI. Rodolfo es “muy crítico y exigente”. Sin su implicación y perfeccionismo la presentación habría sido imposible.  

Un momento divertido de la mesa redonda. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau.  

La mesa redonda resultó fiel a Marta Fernández, volando con los pies en el suelo: ágil, directa y para todos los públicos, y reflejo de los sacrificios de los deportistas de élite. Hubo tiempo para que la protagonista negase que exista un vídeo de pequeña en el que le quita el balón a una compañera: “Era un poco chupona… Siempre he sido muy competitiva, pero el vídeo es mentira. La chica se quedó sin botar y yo fui a hacerle un mano a mano para que… [Risas]. No perder el balón. No era que se lo quitase… Eso es una leyenda”. Para que Sílvia Font recordase cómo ayudó a ampliarle la mirada en el Segle XXI: “Tenía la sensación de que todo tenía que controlarlo y hacerlo ella. Le decía: ‘Relájate, somos más, no te preocupes. Aprendió pronto’”. O para que Cindy Lima recordase el hambre de su amiga: “Si metía 39 puntos… Estaba una semana enfadada porque quería haber alcanzado los 40”.   

Marta Fernández nunca ha buscado los focos y ha querido siempre que “el trabajo hable por mí”. Una actitud que la ayudó a adaptarse rápido a su primer equipo profesional, el Dorna Godella, futuro Ros Casares, donde Alicia López e Íngrid Pons la arroparon desde la exigencia. O a liderar con Núria Martínez una remontada surrealista ante Polonia en el Eurobasket de Grecia de 2003 tras tres partidos sin jugar: “No fue fe. El trabajo diario tuvo su recompensa, un bronce y la clasificación para los Juegos Olímpicos de Atenas”. 

La sala VIP del Palau Olímpic de Badalona casi se llenó en la presentación. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau. 

—Era una jugadora que estaba a tu lado y lo daba todo por ti. Cuando me fichó el UB Barça tuve claro que la quería. Nos ofrecía el estilo que me gusta, el correr. Por ahí tenemos a [Laura] Antoja y… ¡A la [Sandra] Gallego! ¡No la había visto! Era un gran grupo -detalló Sílvia Font.  
—Ganamos la Liga en el último partido en Valencia -recordó Marta Fernández, para quien la desaparición del UB Barça fue uno de los episodios “más duros” como jugadora. Se enteró a través de un mensaje de texto en pleno verano, después de haber superado una kilométrica selección para hacerse un hueco en Los Angeles Sparks, donde jugó como base y fue incluida en el mejor quinteto de debutantes de la WNBA. Fichó por el Wisla polaco: “El primer día fue duro. Una llorera para variar cuando cerré la puerta…”. “Un clásico”, dijo, en voz baja, Cindy Lima. Gracias, grabadora.  

En su segunda etapa en el Ros Casares Marta sufrió la peor temporada de su carrera. “A veces el deporte es muy duro y estos son los momentos que te definen”, destacó Cindy Lima. En el Perfumerías Avenida se resarció con capítulos como el Argandazo: “Los cuatro años que jugué en Salamanca me parecen ocho porque fueron tan intensos y los disfruté tanto... La Marea Azul se involucra mucho te hace sentirte muy valorada”. Más espacio en las librerías se merece el deporte, que no es masculino ni femenino. El cariño que mostró Ediciones Cydonia desde que recibió el manuscrito del libro. Muchas gracias, Carlos y Miguel, por vuestra confianza.

El autor y la biografiada firmando ejemplares ante la mirada de Rosa y Víctor. Foto: Xavier Grau / Studio Xavier Grau.

Sin tu , Marta, y sin el generoso testimonio del resto de voces no habría podido vivir un sueño desde renacuajo: compartir un hijo literario y poder dedicarlo. Firmar en Sant Jordi sigue pendiente, pero en Badalona disfruté de una previa maravillosa. Para mi sorpresa la gran mayoría de lectores y lectoras no sólo quiso la firma de Marta Fernández, sino también la de su autor, como Esther y sus compañeras del Bàsquet Cunit. También fue un placer ponerle cara a Íngrid López –“Ah, ¿eres la de Twitter?”, le preguntó Marta–, volver a ver a Iolanda y Merche, dos pulmones del deporte, o a Roberto Hernández (espero que se cumpla a dedicatoria). Y, claro, poder vivirlo con mis padres, Ester y Eduardo, los culpables de mi amor por la lectura y un apoyo incondicional.  


Gracias a todos y todas a los que contribuisteis a que fuera un día inolvidable. Espero que os guste Marta Fernández, volando con los pies en el suelo, y, sobre todo, vuestros comentarios. Cada lector te aporta un matiz diferente y eso es… ¡Un regalazo!   

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