lunes, 25 de junio de 2007

El Madrid gana la Liga ante un Barça irregular


Dejar las cosas para el final siempre es peligroso. Lo sabe el estudiante que memoriza sus apuntes la noche antes y que aguanta a base de cafés. Lo comprobó hoy el Barça, al que no le bastó una gran remontada en el último cuarto -llegó a perder por 19 puntos y se colocó a 4- para impedir que el Madrid ganara su 30º Liga en el Palau (71-82). Para no permitir que Felipe Reyes levantara el trofeo como jugador más valioso de la final. ¿Y Navarro? La otra gran estrella naufragó el día clave, sólo logró cinco puntos (1 de 5 en triples). El máximo anotador de la fase regular no demostró su condición.

"No hemos ganado por individuales. Hemos triunfado por trabajo, por ser una piña. Por lo campeones que somos", describía Reyes, que acababa de sumar 21 puntos y un par de rebotes. No necesitó capturar rechaces, ya que estuvo casi infalible: 10 de 14 en tiros de dos. Los números del pívot cordobés, 16'5 puntos y 6'5 capturas en 28 minutos de media, han sido decisivos para 3-1 del Madrid.

Si Reyes fue el gran triunfador, Navarro, sin duda, la decepción. El escolta azulgrana sólo entró en juego los primeros dos minutos, en los que anotó sus únicos cinco puntos. Después no tuvo continuidad ni en la pista -Ivanovic lo cambió una vez tras otra- ni acierto en ataque. "Ha hecho una gran temporada", le defendió después su técnico.

Gran inicio

El último partido de la Liga ACB tuvo un inicio excelente para el espectador, para el espectáculo. Una frustrante entrada para los entrenadores. En el Palau se vivía un apasionante intercambio de canastas, que favorecía al Barça (9-5, minuto 2). Kasun, por fin, parecía consolidarse. Pero el pívot croata machacó dos veces, tan rápido como cometió dos faltas personales que le enviaron al banquillo. Saldría en la segunda parte, pero volvería a cometer dos infracciones. Y no saltaría más a la pista.

A partir de entonces Bullock y, sobre todo, Reyes relanzaron al Madrid. El pívot cordobés anotó cuatro de sus cinco tiros hasta de ser sustituido por Sekulic, muy concentrado a la hora de capturar rebotes. El conjunto visitante ganaba el primer período 22-27. Contexto completamente diferente tras un cuarto muy ofensivo (81% en tiros de dos el Madrid y tres triples por 71% el Barça, y cuatro lanzamientos de tres).

"Hemos defendido muy mal en el segundo cuarto", confirmó Marconato. En ese período casi desapareció el Barça, que perdió hasta cuatro pelotas y sólo anotó en jugadas aisladas. Más por ganas que por convicción. Su rival sí era consistente: dominaba con suficiencia el rebote (15 por 9) y Reyes seguía sumando canastas fáciles por su inteligencia (12 puntos en la primera parte). El pívot blanco estaba bien secundado por Bullock y Tunçeri, que llegaron al descanso con 9 puntos. La diferencia era clara, muy contundente: 33-47.

Grimau, líder

Aún se complicó más la situación para el Barça en la reanudación. Un triple de Hervelle y otra canasta de Reyes dejaron en 19 puntos la distancia (33-52, minuto 21). Parecía no tener ni ideas ni fuerzas el grupo de Ivanovic. Pero se recuperó, mejorando -aunque fuera fácil- en el rechace y con un secundario como Grimau. El sustituto de Navarro anotó cinco puntos consecutivos, que, unidos a un triple de Lakovic, replantearon la situación: 42-52. Era el minuto 25.

Con una defensa asfixiante y un buen ataque el Barça seguía su remontada, que cortaría Tunçeri con un triple. El base turco, que acabaría anotando cinco de sus ocho lanzamientos desde esa distancia, volvería a ampliar la distancia a 13 puntos (44-57, minuto 27) y que se ampliaría a 14, tras la enésima canasta de Reyes (50-64, minuto 30).

Todo volvía a ser como en el descanso. El quinto partido estaba demasiado lejos. Más si sabe cuando Smith taponó a Navarro mientras lanzaba un triple y no perdonaba en la contra: 53-70, minuto 32. Era casi utópica la reacción local.

¿Imposible?

Pero tras las instrucciones del técnico montenegrino, el Barça se transformó en un equipo valiente, seguro y tremendamente efectivo. Ukic y Grimau, uno de los jugadores clave de la remontada, anotaron dos triples y Raül López, en el ataque siguiente, se resbalaba y perdía el balón. 61-70, minuto 35. ¿Imposible?

Con un solo jugador del quinteto inicial (Lakovic) el Barça jugaba mejor que nunca. Con cracks como Basile, con un golpe en la cara, y Navarro en el banquillo -la aportación de ambos fue muy deficiente, 7 puntos-. Jugadores con minutos esporádicos como Kakiouzis eran los líderes. Los que hacían mantener las esperanzas a un público encogido primero -y exultante después tras un triple de Lakovic a poco más de un minuto del final (71-75)-. Lo lograron hasta a falta de 46 segundos del final.

Entonces Raül López, que había cedido protagonismo a un excelente Tunçeri, anotó un triple. El triple. Porque con 71-78 raramente podía perder el Madrid. Más si Lakovic fallaba una entrada y a la siguiente mandaba a la línea de personal al propio López tras cometer su quinta personal. Pasos de Ukic en la siguiente jugada y triplazo de Tunçeri en la penúltima acción. El Madrid ganó su 30º Liga el año en el que apostó por un entrenador anónimo como Plaza. El año en que Felipe Reyes dio su gran salto de calidad.

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