lunes, 27 de agosto de 2007

Tyson Gay, el último hombre más rápido del mundo

Tyson Gay ganó con facilidad el otro duelo del siglo ante Asafa Powell. -EFE

Sabía, estaba convencido de que era mejor que Asafa Powell. Por mucho que perdiera sus cinco duelos en 2006. A pesar que su rival fuese el hombre que había batido el récord del mundo (9'77 segundos) tres veces desde 2005. Pero Tyson Gay (Kentucky, EE UU, 1982) estaba nervioso. Por eso ni tan siquiera se acordó de seguir su ritual, señalar el cielo con sus dedos índice. Se jugaba suceder a Justin Gatlin como campeón mundial, como atleta más rápido del mundo. Luchaba por reemplazar a un tramposo pillado. Quería ser el nuevo icono del deporte con más sospechas que cada temporada hace más controles.

El primer esfuerzo fue un amago: salida nula del británico Craig Pickering, un chaval de 20 años que quiso arriesgarse y falló. El duelo entre Powell y Gay aún tenía que esperar. Los protagonistas ni se miraron. El jamaicano estaba en la calle 4. El norteamericano, que tenía la mejor marca del año (9'84 s. con el viento en contra en los trials de EE UU), en la 5. En el sexto carril sonreía Derrin Atkins, 23 años y primo muy lejano de Powell. Se imaginaba ensombreciendo el duelo esperado.


La remontada

Silencio y acción: Powell reaccionó antes que nadie, pero no logró coger el ritmo necesario. Metro a metro, zancada a zancada, Gay estaba más cerca. Y le alcanzó a falta de 20 metros. El atleta jamaicano se vino abajo, redujo su velocidad, y aún quedó más derrotado. También le superó Atkins -"vine a por el oro y me llevo la plata. No está mal"-, con quien no se habla.

Gay se agenció una bandera estadounidense y modificó su cara de piedra de segundos antes. Sí, era el mejor: 9'85 s. Era más rápido que Powell, que siempre había declarado, con cierta indiferencia, que sólo le importaba ganar el oro. Era el ganador del duelo. "¡Quiero que estoy sea una rivalidad!", había declarado una semana antes.

Su entrenador, en prisión

La preparación de Gay es curiosa: se entrena solo. Su entrenador, Lance Brauman, está en prisión desde noviembre de 2006 por pagos ilegales. Podría salir el próximo 27 de septiembre. Dice el último hombre más rápido del mundo que escribe a menudo a su técnico para decirle que le echa de menos, pero que trabaja más tranquilo sin nadie que lo controle. Aunque especifica que hace las mismas rutinas.

"El récord mundial será mío algún día", sentencia Gay. Es su obsesión. Está convencido que en condiciones normales, sin el viento en contra, puede lograr la mejor marca de siempre. Quitarle a Powell su tesoro más preciado. Pero, de momento debe olvidarse. Aún tiene que brillar en el relevo 4x100 y en los 200 metros, en los que no aspira a superar el récord del excelente Michael Johnson (19'32 s. en los Juegos de Atlanta de 1996 por 19'62 de Gay en los trials). "Le ganaré en Pequín. Seguro...", prometió Powell. Gay se ha salido con la suya, es el nuevo icono del atletismo y su gran rival le tiene entre ceja y ceja.

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