domingo, 16 de septiembre de 2007

Pese a todo, finalistas

Navarro se encara con Diamantidis tras recibir una dura falta de éste. -EFE

Con todo en contra. Con la presión de ser el anfitrión, con un rival que parece desconocer cuál es el límite de lo legal y con unos árbitros nefastos, descaradamente parciales. Como los grandes campeones, España se sobrepuso a todo para clasificarse para la final del Eurobasket. La selección ganó a Grecia (82-77), un equipo acostumbrado a marcadores apretados, a exprimir sus recursos sea cual sea la receta. Rusia, que se impuso 86-74 a Lituania con 29 puntos de Andrei Kirilenko, será el último rival hacia el oro. El último obstáculo para la mejor generación española de la historia.

El final fue casi tan trepidante como el desenlace de la semifinal ante Argentina en el Mundial de Japón. Entonces España desperdició varios tiros libres y el contrario pudo ganar en la última posesión. La selección no defendió bien y el triple de Andrés Nocioni no entró. Ahora no comete esos errores. A sus jugadores no les condiciona la presión: no erraron ninguno de los tiros libres de los últimos segundos (27 de 28 al final). Y desde la línea personal, a falta de 11 segundos, Juan Carlos Navarro anotó los dos decisivos (82-76). España era casi finalista, y el escolta internacional, autor de 23 puntos, tenía gran parte de culpa. Tanto o más que José Manuel Calderón y Pau Gasol.
Entre los tres anotaron 64 de los 82 puntos de España.

Navarro, genial

Dice que ha perdido la obsesión que tenía por anotar, que ahora sabe cómo hacer jugar a sus compañeros. Cómo mejorar el rendimiento del colectivo. Ahora Navarro tira menos y con más acierto. Acabará este Eurobasket, que empezó lesionado, en un gran momento de forma. En un estado ideal para incorporarse a su aventura en la NBA.

Ante Grecia el rendimiento de Navarro no pudo ser mejor. Jugó a ritmo de triple. Anotó cinco de sus seis intentos. Siempre en los momentos en los que peor lo estaba pasando el grupo de Pepu Hernández, cuando los árbitros eran más permisivos con el rival.

Calderón

Pero fue José Calderón el primero en relanzar a la selección. Al menos por oportunismo, es un digno
candidato al MVP del torneo. Su actuación está siendo una de las más decisivas. El base extremeño sabe elegir cuándo su equipo necesita más sus canastas.

Lo hizo ante Rusia, repitió en cuartos de final ante Alemania. Prosiguió su trayectoria ante el grupo de Panagiotis Giannakis. Cuando España perdía pelotas absurdas y sólo podía frenar al rival con faltas personales (Felipe Reyes cometió dos en los primeros tres minutos, fue sustituido por Jorge Garbajosa y no volvió hasta la segunda parte). Con un triple de Dimos Dikoudis la selección helena logró su máxima ventaja en todo el partido (6-10, minuto 5). Entonces reaccionó el grupo de Pepu Hernández, con Pau Gasol (ocho puntos en el primer cuarto) y, especialmente, con Calderón, que anotó tres triples consecutivos (22-18, minuto 9).


Spanoulis, líder

Todos señalaban a Dimitris Diamantidis, MVP de la pasada Euroliga, y a Theo Papaloukas, el eterno suplente que se exhibió ante Eslovenia, como los grandes peligros de Grecia. Pero acabaron siéndolo Kakiouzis (8 puntos) y, sobre todo, Spanoulis, que se ha pasado el año de agitatoallas en Houston Rockets. Ninguneado. Apenas jugó 272 minutos en 31 partidos.

Spanoulis, que hace días firmó por el Panathinaikos, apareció cuando mejor estaba jugando España, liderada por un excelente Navarro y un pragmático Calderón. Un lanzamiento de tres de Carlos Cabezas puso la máxima ventaja de la selección (37-26, minuto 15), pero el propio base cometió una antideportiva absurda y ahí empezó la reacción helena, con el propio Spanoulis como protagonista. El escolta heleno anotó siete puntos consecutivos, con triple incluido (39-39, parcial 2-13). España cayó en la precipitación -acumuló tres triples surrealistas- y en cinco minutos sólo fue capaz de culminar dos jugadas. La última de Pau Gasol. Con 41-39 se llegó al descanso.
Polémica

En la reanudación, reapareció Reyes, pero poco tardó en volver al banquillo. No era día de riesgos. El ala-pívot del Real Madrid no estaba rindiendo: Garbajosa era una opción mejor. Grecia endureció más su defensa. Era la receta ideal con unos árbitros parciales y que serían indignos para cualquier partido entre aficionados. El partido transcurrió entre broncas, malas caras y demasiada polémica. Entre empates: a 43, 45, 47 y 50. Era una igualdad condicionada. Gasol, en su línea (23 puntos y seis rebotes), estaba especialmente desquiciado: "¿No es antideportiva? Bien, bien", le decía al colegiado principal.

El encuentro se convirtió en un duelo de anotadores entre Spanoulis y Navarro y en una pugna que pudo llegar a las manos. El escolta de los Grizzlies se encaró con Diamantidis: acababa de recibir una dura falta de éste que los árbitros no consideraron antideportiva. Navarro sostuvo a España en el tercer cuarto, en el que anotó nueve de sus 23 puntos (59-60).

El último cuarto pareció doble. Es lo que tiene la polémica. Los árbitros le regalaron varios tiros libres a Grecia, como los de la técnica a Rudy por fingir -supuestamente- una falta. O canastas, como una acción no continuada de Lazaros Papadopoulos, que sólo anotó tres puntos y fue anulado por completo por Gasol.
Pero España supo sobreponerse. Con un triple de Calderón volvió a colocarse por delante (68-67, minuto 38) y ya no cedió más. Metió los tiros libres decisivos. El gran partido de Spanoulis (24 puntos) no le bastó a Grecia, que echó de menos a Papaloukas. No era el día del jugador que más cobra en Europa: a falta de 13 segundos, con 82-76, quiso intercambiarse el balón de mano y lo perdió. España, pese a todo, era finalista.

1 comentario :

Anónimo dijo...

el partido de ayer fue increible. fue un partidazo. parece que hayas descubierto ahora la forma de jugar de los griegos...