Higuaín, de suplente revulsivo a líder

Higuaín celebra uno de los cuatro goles que marcó ante el Málaga -EFE.

No tiene la elegancia y la plasticidad de David Villa, tampoco dispone de la contundencia y el oportunismo de Samuel Eto'o, pero Gonzalo Gerardo Higuaín (Brest, Francia, 1987) está en boca de todos a sus 20 años. Pocos cuestionan cómo ha logrado desbancar de la titularidad a Raúl, el eterno presidente oficioso del Real Madrid. El delantero franco-argentino lo ha hecho con los argumentos que se exigen a los de su posición: efectividad y gol. Con nueve tantos en nueve partidos (no jugó ante el Betis), Higuaín es ya el tercer máximo goleador de la Liga tras los mencionados Villa (10) y Eto'o (13) y se ha convertido en el nuevo ídolo del madridismo, que se agarra a su liderazgo y fiabilidad para salir de un momento complicado tras la grave lesión de Ruud van Nistelrooy, que hará que el holandés se pierda toda la temporada, y la desastrosa eliminación de la Copa del Rey ante el Real Unión.

“Hablan de crisis, pero sólo están a dos puntos de nosotros. No se está reflejando la diferencia entre unos y otros. Espero que cuando el Barça no esté al nivel de ahora no lo notemos en la clasificación”, analizó el defensa azulgrana Gerard Piqué en TV3. Si el Madrid está tan cerca de su rival histórico es gracias, en parte, a Higuaín, que con siete de sus nueve goles ha reportado nueve puntos. Sus cuatro tantos ante el Málaga (4-3) sirvieron para remontar hasta tres veces y sus dos goles ante el Athletic (3-2) fueron decisivos. Dos actuaciones que le han hecho conquistar a los aficionados merengues. A sus compañeros se los ganó en el Calderón el pasado 18 de octubre. Con van Nistelrooy expulsado y Raúl sustituido Higuaín asumió la responsabilidad de tirar el penalti de Heitinga a Drenthe en el minuto 96. Y lo marcó. Según explica Eleonora Giovio en El País, el propio presidente, Ramón Calderón bajó a los vestuarios para felicitarle y le soltó: “¡Olé por tus cojones!”.

El gol del 'Pipita' en Pamplona: un antes y un después en su carrera -EFE.

30 partidos en la Liga argentina

El camino hacia el reconocimiento popular y del propio club no ha sido fácil para Higuaín, que ha crecido y madurado a la fuerza en el Madrid. Ha tenido que demostrar el desparpajo de los que se han curtido en la élite desde la inexperiencia. Porque cuando el conjunto blanco lo fichó hace casi dos años, en diciembre de 2006, en su currículum tan sólo figuraban 30 partidos en la Liga argentina y una gran actuación contra el Boca en la que había marcado dos goles (3-1). Con 19 años recién cumplidos llegó a una de las grandes campeonatos del mundo y desde su nuevo equipo no se tuvo en cuenta su falta de rodaje y se le exigió lo mismo que a cualquier veterano. Tuvo que aguantar la presión de la remontada final del Madrid (combinada con el despropósito del Barça) e intervino en gran parte de los goles del último tramo del curso. E incluso marcó dos que fueron fundamentales para que el conjunto blanco fuese campeón. El primero sirvió para empatar (1-1) en el Calderón; el segundo, para certificar la remontada en el Bernabéu ante el Espanyol (4-3).

La llegada de Bernd Schuster al banquillo la temporada pasada cambió por completo la situación de Higuaín. El técnico alemán no le convocó para varios partidos durante el inicio de curso y le probó (con escaso éxito) de volante por la derecha. El jugador, dolido, defendía que era delantero. Su futuro parecía alejarse de Madrid y su caso empezaba a parecerse al de fichajes nada rentables como Petkovic, Rincón, Canabal, Ognjenovic o Balic.

Schuster acabó confiando en Higuaín, que se convirtió en un suplente revulsivo y anotó seis de sus ocho goles en los últimos 12 partidos. De hecho, marcó durante tres jornadas seguidas, de la 33 a la 35, en la que celebró su gol más famoso. Bajo la lluvia de Pamplona, en un campo tan hostil como el Reyno de Navarro, anotó el 1-2 a tres minutos del final. Una acción que hizo campeón de Liga al Madrid por segundo año consecutivo y que le dio al jugador la confianza que tanto había buscado. Con ese gol Higuaín se ganó el cariño de gran parte de los aficionados, incluso el de algunos que tanto le habían pitado un mes antes ante el Sevilla en el Bernabéu. Ese día el jugador falló cuatro ocasiones claras, pero pudo meter una. Lo celebró con rabia. Como requería la ocasión.

Higuaín, subido a la espalda de Cannavaro, se abraza a Casillas -AP.

La antítesis de la situación del Madrid

Higuaín es la antítesis de un Real Madrid que está pasando su peor época institucional en los últimos años. Ofrece alegría y demuestra confianza en sus posibilidades en un club marcado por el desgobierno, las rencillas internas y cuestionado en su imagen y planificación deportiva. Se acusa a su presidente Ramón Calderón de comprar caprichos con el patrimonio del club. El entrenador, Bernd Schuster, no admite críticas y habla de falta de “detallitos” cuando se pierde 0-2 con la Juve y no sabe explicar por qué encajan tres goles ante el Real Irún en el Bernabéu. El director deportivo, Pedja Mijatovic, reitera que no habrá incorporaciones en invierno y no parece preocuparle la ausencia de extremos de calidad (Drenthe no lo es de momento) tras la forzosa marcha de Robinho al Manchester City y la séptima lesión en lo que va de curso de Robben, al que se fichó ya mermado.

Incluso Iker Casillas parece haber perdido su categoría de santo, desconcertado ante la peor defensa del Madrid a estas alturas en casa en Liga desde 1951 (11 goles recibidos en cinco partidos). El equipo es el sexto peor en goles recibidos (16 en diez encuentros) y Sergio Ramos representa como nadie ese desconcierto. Se quejó de llevarse todo los “marrones”, pero a sus detractores no les faltaba razón: el jugador parece desquiciado. Un mal despeje en Almería significó el empate del conjunto andaluz y ante el Málaga fue expulsado por una acción de niño enrabietado.

El delantero festeja un gol ante Boca en su etapa con River -Reuters.

Familia de futbolistas

Apodado Pipa o Pipita como su padre por su prominente nariz, Higuaín nació y pasó sus primeros once meses de vida en Brest porque por entonces su padre y agente, Jorge Nicolás, jugaba de defensa en el club de dicha localidad francesa. Jorge también defendió la camiseta de San Lorenzo, Boca y River, en el que su hijo Gonzalo pasó por todas las categorías inferiores antes de debutar con el primer equipo el 30 de mayo de 2005. Ese día coincidió en el campo con su hermano Federico, que ahora juega en Independiente (el hermano mayor formó parte del San Telmo). El estreno de Gonzalo fue desafortunado: River perdió 2-1 ante Gimnasia y Esgrima La Plata.

La innegable y rápida progresión del Pipita Higuaín en Argentina le acercó a Europa. Equipos como el Inter o el propio Real Madrid se interesaron por él y el entonces seleccionador francés Raymond Domenech –“no se juega a ese nivel con 19 años si no se tiene talento”– le convocó. El jugador rechazó la propuesta porque aceptarla significaba renunciar a la nacionalidad argentina y ocupar plaza de extranjero en el viejo continente. Un aspecto que finalmente se resolvió gracias a que la legislación de los dos países, que no cuestiona la otra ciudadanía si la persona ha optado por la nacionalidad argentina desde la fecha de expedición del certificado de nacionalidad francés hasta la mayoría de edad.

En febrero de este año Higuaín debutó con la selección sub 23 albiceleste ante Guatemala. Marcó dos goles (5-0). Ahora sueña con que le convoque Maradona para la absoluta. Un objetivo que se plantea a largo plazo. Porque asume que su evolución no es normal. Con 16 años se fogueaba en la sexta división argentina con River. Ahora, con 20, es la máxima esperanza del Madrid. El nuevo líder. Un papel que pretende cumplir de la forma más discreta posible. Por eso ya le ha dicho al departamento de prensa del club que en el próximo mes no quiere conceder entrevistas. No quiere descentrarse.