Protegido por su entorno y desconectado de las rutinas del resto de tenistas, Roger Federer (Suiza, 1981) llevaba siete meses extraños, tortuosos, para alguien como él. Quizás el mejor jugador de todos los tiempos. Desde su triunfo en Basilea, en octubre, el suizo sólo había llegado a una final, la del Open de Australia. Un recuerdo muy trágico para Federer, al que en Melbourne se le cortó la voz y le saltaron las lágrimas tras perder contra Rafa Nadal. Desde entonces, entre otros resultados, había sido eliminado en primera ronda en Miami, en cuartos en Montecarlo y en semifinales en Roma. Ahora ya puede presumir de ser el único jugador en ganar dos veces el Abierto de Madrid y, sobre todo, de haber superado a Nadal en tierra batida, donde el manacorense acumulaba 33 triunfos seguidos. “He demostrado que puedo ganar a Rafa si estoy bien. Este triunfo es muy importante para Roland Garros. Iré a París con la sensación de que puedo hacer algo. Hace semanas no pensaba lo mismo”, se sinceró Federer, justo vencedor por un doble 4-6 en una hora y 25 minutos.
“No hay excusas. Roger ha sido muy superior y se merece la victoria”, le secundó Nadal, bastante agotado –“y un poco aplatanado”– por la dura semifinal disputada ante Novak Djokovic, que duró más de cuatro horas y en la que tuvo que salvar tres pelotas de partido. También había remontado un 0-4 en el segundo set a Fernando Verdasco en cuartos. Pero esta vez Nadal no supo aprovechar sus ocasiones y en la primera manga desperdició dos pelotas de break, en el segundo y sexto juegos. Todo lo contrario que Federer, que no fallaría en su primera oportunidad para romper el servicio del manacorense en el noveno. El suizo ganaría el décimo en blanco y se llevaría un primer set insólito, con intercambios cortos y rápidos y con el jugador con servicio como claro dominador –Nadal dejó a cero a Federer en dos juegos de esta manga–.
15º Masters 1000
No fue demasiado diferente el segundo y último set: Federer aprovechó de nuevo su única pelota de break (para el 2-3) y también en el décimo juego logró cerrar la manga: remontó un 15-40 en contra y concluyó el partido con su sexto ace, un epílogo perfecto para su segundo triunfo en Madrid –en 2006 superó al chileno Fernando González– y el 15º Masters 1000 de su carrera, el mismo registro que tiene Nadal.
Federer, que dobló a su rival en golpes ganadores (25 por 12), recalcó que Nadal “es un muro que te hace dudar y que es muy fuerte mentalmente. No creo que le afecte la derrota. Cuando le gané en Hamburgo llevaba 81 victorias seguidas y siguió ganando”. El ex número mundial recuperó viejas sensaciones –“ya no me rompen el servicio con cierta facilidad. Los servicios funcionan otra vez”– y sacó pecho diciendo que estuvo cerca de ganar a Nadal tanto en Wimbledon como en Australia.
El derrotado, que aspiraba a ganar su sexto título del año, dijo que Federer “es uno de los favoritos par ganar en Roland Garros” y destacó la eficacia del segundo saque de su rival y las condiciones de la pista –“la pelota iba más rápida y eso le beneficia”–. Nadal también quiso acordarse del público: “Lo mejor especialmente ha sido el ambiente que ha habido. Espectacular la gente, que ha animado mucho. Es muy bueno para el tenis”.
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