Hay un antes y un después en la carrera de Jorge Lorenzo desde su caída en Le Mans en 2006. El piloto balear cometió un error de cálculo, pero sobre todo de inmadurez, cuando se obcecó en adelantar a Roberto Locatelli en una curva muy compleja. Acabó en el suelo: había tocado fondo. Tras ganar las dos primeras carreras se quedaba a 29 puntos del líder, Andrea Dovizioso. Al mal momento deportivo se le añadió el personal. Lorenzo se vería en medio del cruce de barbaridades que se llegaron a decir su padre, Chicho, y su entonces manager, Dani Amatriaín. El piloto intentó abstraerse de polémicas y problemas, y siguiendo las indicaciones de su psicólogo vio varias películas, como Gladiator, Rocky o 300. Todas con un denominador común de tener como hilo conductor a un héroe contra mil adversidades. Lorenzo captó la esencia de dichos títulos en Mugello ganando el GP de Italia, en el que empezó la remontada que le llevaría a lograr su primer Mundial en 250cc. Ahora, tres años después, volverá a Mugello como líder de la categoría reina tras ganar en Le Mans con autoridad (le sacó 17’71seg a Marco Melandri y 19’89 a Dani Pedrosa). “He mantenido la calma”, sintetizó Lorenzo para describir su triunfo en el GP de Francia, el segundo en cuatro carreras y que hace que “olvidemos el desastre de Jerez”. Una victoria tan trabajada en el trazado como en la estrategia, necesaria por el estado del circuito, mojado por la lluvia que había caído antes. Situación que obligó a los pilotos a cambiar sus motos para llevar los neumáticos en seco. Lorenzo fue el último en pasar por el box, mientras que su compañero Valentino Rossi se paró el primero y, con múltiples problemas, acabó 16º. Il Dottore no se quedaba sin puntuar desde su nefasta caída en el GP de la Comunitat Valencia de 2006, cuando perdió el Mundial a favor de Nicky Hayden. El infortunio de Rossi comprime aún más el campeonato: Lorenzo suma 66 puntos, por 65 de Rossi y Casey Stoner (quinto en Francia) y 57 de Pedrosa, que logró la tercera posición tras recuperarle siete segundos a Andrea Dovizioso en la recta final y superarle en la última vuelta.
Explicó Lorenzo que se sentía seguro “y muy cómodo” con los neumáticos de agua y que de vez en cuando se giraba para ver las evoluciones de los que venían detrás. Lideró la prueba desde la primera vuelta, en la que adelantó primero a Stoner y después a Pedrosa y fue abriendo hueco con el resto, que poco a poco pasaba por el box para cambiar la moto. Los primeros en hacerlo fueron Rossi y Pedrosa, con resultados completamente opuestos. Il Dottore se desequilibró y tuvo que cambiar de máquina otra vez… Pero sobrepasó la velocidad máxima permitida en el pit lane y sería sancionado con un drive through. Rossi acabaría la carrera con neumáticos de agua, tras cambiar por tercera vez máquina. Cuando Lorenzo ya había clavado su clásica bandera en la arena, símbolo de territorio conquistado, el actual campeón cruzaba la línea de meta. Un final que no tuvo nada que ver con el de la temporada anterior en Le Mans, cuando se montó en moto con Ángel Nieto para celebrar la 90ª victoria de su carrera.
Encajada de manos con Pedrosa
Más allá de la caída de Rossi y la sonrisa desbordante del ganador, la imagen del GP de Francia fue la encajada de manos entre el propio Lorenzo y Pedrosa, que propuso el primero y aceptó segundo. Los dos acérrimos enemigos explicaron su versión: Lorenzo dijo que quiso felicitar a Pedrosa como había hecho con Melandri –“es muy duro verse sin moto como le pasó a Marco”–; el piloto de Honda, por su parte, no quiso calificar el gesto de sincero –“no lo sé, todo depende si es verdad o mentira”, valoró–.
Pedrosa estaba especialmente expresivo tras lograr pilotar “al límite” y conseguir la tercera plaza en la última vuelta: “Me llevaba mucha ventaja, pero en los últimos cinco giros le he pillado. El adelantamiento ha sido rápido e improvisado y muy excitante desde la moto”. El tricampeón del mundo podría disponer de las nuevas piezas que está preparando su equipo en el GP de Italia, al que Lorenzo llegará como líder de un Mundial compromido.
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