La vida da tantas vueltas que cabe ser cauto sobre qué se dice de los demás y especialmente sobre uno mismo. Prudencia que deben tener especialmente las personas públicas, pues sus palabras suelen quedar grabadas en una cinta o en un corte de voz o transcritas en una publicación. Salvo expresa rectificación, lo dicho puede llegar a cuestionar lo que se dice. Por eso no resulta demasiado creíble el discurso de Jenson Button (Frome, Inglaterra, 1980) como nuevo campeón del mundo: “Nunca pensé llegaría a serlo”. Palabras que pronunció poco más de tres meses después de autodefinirse como mejor piloto de la historia. Un atrevimiento de nuevo rico o más bien de nuevo ganador: Button no supo digerir haber pasado de ser una antigua promesa y un piloto totalmente secundario a llegar a ganar seis de las siete primeras pruebas del Mundial, 61 de los 65 primeros puntos. El 68’5% de los que le han valido para ser campeón del mundo matemáticamente en el circuito de Interlagos de Brasil. Un país dividido por la felicidad de ver ondear la bandera a cuadros al ídolo, Felipe Massa, y frustrado por no seguir soñando con el título de Rubens Barrichello, otro compatriota, que a ocho vueltas del final del GP de su país tuvo que hacer una tercera parada en boxes por un pinchazo y finalmente acabó octavo. Un imprevisto que no necesitaba Button, al que el tercer puesto que ostentaba su compañero en Brawn GP no le impedía ser campeón antes de la cita final en Abu Dhabi. El británico realizó una meritoria carrera avanzando desde la 14ª posición hasta el quinto lugar. La única remontada de una temporada del 31º campeón de la Fórmula uno, de un campeón menor, pues provisionalmente presenta la peor puntuación de los últimos diez años (89 puntos), un registro sólo superior a los 76 de Mika Hakkinen en 1999. El tercer aspirante al título, Sebastian Vettel, acabó cuarto y ascendió al segundo puesto de la clasificación. Una alegría para Red Bull, que en el GP de Brasil celebró la segunda victoria de Mark Webber, al que acompañaron en el podio Robert Kubica, segundo, y Lewis Hamilton, tercero. Fernando Alonso abandonó en la primera vuelta y Jaume Alguersuari logró su mejor posición, la 14ª.
El triunfo del británico es mérito directo de Ross Brawn, fundamental en cada uno de los siete títulos de Michael Schumacher y que ha hecho ganadores a un piloto que en invierno se había quedado sin trabajo tras la disolución de Honda y a un equipo fundado oficialmente 23 días antes del debut del curso en Australia. En Albert Park Brawn GP empezó con un doblete y en Brasil se convirtió en la primera escudería debutante en lograr el título de constructores.
Los privilegios en Brawn GP
Lo más reprochable a Brawn es que haya privilegiado siempre a Button, el británico de un equipo británico, por delante de Barrichello, el eterno escudero. Una predilección que se demostró con un descarado cambio de estrategia tanto en Montmeló como en Nurburgring. “Felicito a Jenson es un gran campeón. Empezó muy bien, pero creo que la segunda parte del campeonato ha sido mía”, dijo Rubinho a modo de cortesía y de reivindicación, pues sabe que no le van a renovar y que su futuro está cerca de Williams.
Partiendo desde la pole Barrichello lideró la prueba durante las primeras 21 vueltas con escaso margen. No le benefició la entrada del coche de seguridad tras un accidente en el primer giro que acabó con la retirada de Alonso, Adrian Sutil y Jarno Trulli. Los dos últimos casi llegan a las manos, mientras que el español se lo tomó con más filosofía. Ya le queda menos para empezar su periplo en Ferrari. Y ya queda menos para que Kimi Raikkonen forme parte el pasado de la escudería de Il cavallino rampante. Su penúltima carrera con el equipo no pudo ser más surrealista, pues Kovalainen arrancó la manguera de combustible y éste se vertió por el pit lane, provocando que ardiese el Ferrari de Raikkonen. El asunto no fue a mayores la jornada imborrable para Button, que había permitido viajar a Brasil a su novia, la modelo japonesa Jessica Michibata: no quería que nada ni nadie le descentrase. La jugada le salió bien a Button, que se emocionó abrazando a su padre. John, ex piloto de rallies es quien le inculcó la pasión por la velocidad. Ahora puede presumir de tener un hijo campeón del mundo, aunque sea por rentas.
5 comentarios :
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