Una de las imágenes del Barça de Frank Rijkaard fue la de un aficionado del Real Madrid aplaudiendo un gol de Ronaldinho en el Bernabéu, reconociendo, a su pesar, la exhibición del eterno rival y de su icono de entonces. Más de cuatro años después de aquella secuencia y esta vez en Vistalegre gran parte del público aplaudió un alley oop de Fran Vázquez a asistencia de Ricky Rubio. Premió a los dos jugadores más excelentes –16 y 18 puntos, respectivamente– de un Barça soberbio que retrató a un Real Madrid desdibujado, sin ideas y con demasiadas bajas, especialmente debilitado sin Sergi Llull. El resultado (57-79) supuso la victoria azulgrana más amplia de la historia –hasta ahora el límite databa de octubre de 1980 con 19 puntos– y la confirmación de que el conjunto de Xavi Pascual está varias revoluciones por encima del de Ettore Messina, que no pudo inculcar en sus jugadores la palabra que más había recalcado durante la semana: tranquilidad. El Barça consolida su liderato con dos triunfos sobre el conjunto blanco, que ya comparte la segunda plaza con el Caja Laboral, que venció al Cajasol por 73-66.
A excepción de los primeros minutos, el Madrid siempre se encontró a destiempo en la pista, muy débil en el rebote (22 por 36) y demasiado inocente en ataque ante la mejor defensa de Europa. Pascual ha conseguido que sus jugadores apenas desconecten y se tomen el partido con la misma intensidad que exige un final ajustado. Y Ricky se siente muy cómodo, casi impasible, con esa exigencia. El base, que declinó una gran oferta de Florentino en verano, realizó un partido casi perfecto en lo colectivo y en lo individual: 18 puntos (su mejor anotación con el Barça) con 3/4 en triples, 3/5 en tiros de dos, siete asistencias… para un total de 24 de valoración. Casi la mitad que todo el conjunto blanco (52 por 101 de los azulgrana). Se doctoró Ricky ante un Pablo Prigioni desconocido y apático que sólo repartió una asistencia.
Zona 2-3 testimonial
Pero el jugador que dejó claras la diferencia real que hay entre unos y otros fue Vázquez, que machacó literalmente al Madrid con 14 puntos en los 7m 53s que jugó de la primera parte, en la que el Barça alcanzó los 21 puntos de ventaja (20-41 a los 18m 56s) después de ya haber doblado a los locales dos veces (16-32 y 18-36). La zona 2-3 planteada por Messina sin rebote era un mero trámite para un Barça que circulaba muy rápido el balón y disfrutaba al contraataque con Roger Grimau (siete puntos), Ricky y, por supuesto Vázquez. El encuentro no tenía –ni tuvo nada que ver– con el comienzo, muy parejo y en el que el conjunto blanco anotó sus primeras cinco canastas de dos y el Barça, las cuatro primeras. Darjus Lavrinovic era una mina y anotó ocho de sus 19 puntos en el primer cuarto. El pívot lituano fue de lo poco decente del Madrid junto con el inicio del tercer cuarto, cuando Jorge Garbajosa acercó a los locales (29-43 a los 21m40s). Un contexto en el que Llull, el jugador con más confianza de la plantilla hasta su lesión, hubiese venido como anillo al dedo –puestos a jugar al juego de las hipótesis–. La ausencia de Llull es el gran problema del Real Madrid, que sin él ha perdido sus últimos tres partidos en la Liga ACB. Menos importante es la de Reyes, puesto que sin su participación el equipo completó los primeros meses de competición con holgura, gracias, en parte, a la aportación de Novica Velickovic, que ante el Barça (dos puntos y 1/5) no aprovechó las bajas del propio Reyes ni la de Tomas Van den Spiegel.
La reacción del conjunto de Messina duró lo que Pascual tardó en ordenar tiempo muerto y dar un toque de atención a sus jugadores. Dos triples de la nueva pareja del Barça (Ricky y Juan Carlos Navarro) fueron la irrefutable réplica para un parcial de 0-12 que dio paso a la mayor renta del partido (38-66 a los 29m 28s). Una exhibición tremenda en la que Navarro tuvo extrañamente un papel secundario con tan sólo diez puntos (3/10). Resultó muy significativo que Vladimir Dasic anotase gran parte de los últimos puntos del Real Madrid. El jugador con un papel más marginal, titular por otra baja (Travis Hansen), fue el gran parche de una convocatoria que Messina tuvo que completar con tres jóvenes: Alberto Jodar, Víctor Arteaga y Miguel Molina. Ninguno de los tres jugó ni un solo minuto: eran siempre piezas para rellenar un hueco y sin opción alguna de ser soluciones reales. Situaciones que no le sirven de excusa al Real Madrid, que acabó oyendo los aplausos de parte de su público a Vázquez y Ricky, quienes más y mejor machacaron al Madrid. Los solistas de un Barça grandioso ante un rival muy menor.
1 comentario :
Otro chorreo!
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