Alonso vuelve a meterse en el Mundial con su triunfo en Monza y el abandono de Hamilton

Alonso señala a los 'tifosi' para hacerles partícipes de su triunfo -EFE.

Teñida de rojo y repleta de banderas de Ferrari, la grada soñaba con un triunfo de Alonso en Monza, territorio de la escudería de Il Cavallino Rampante. Quería ver ganar a su nuevo ídolo, el piloto con el que aspiran a volver a celebrar el Mundial tras aquel surrealista final de 2007 que coronó a Raikkonen, beneficiado por la guerra interna en McLaren. Desde finales de 2008 Ferrari no logrado una pole y hacía bastante más, desde 2006, que un piloto rojo no ganaba en casa. Alonso les concedió sus deseos: primeros logrando la vuelta rápida en la calificación y después imponiéndose en Monza, en un triunfo que comparó, melancólico, con las sensaciones que sintió al ganar hace cuatro años en Montmeló, con las gradas llenas del azul de Asturias y Renault. Alonso, además, volvió a meterse en la lucha por el título, pues empezó el GP de Italia con 41 puntos menos que el líder y lo acabó a tan sólo 21, sobre todo por el abandono de Hamilton. El británico tuvo que retirarse en la primera vuelta después de embestir a Massa, muy ambicioso en los primeros metros y demostrando que iba a cumplir su promesa de “intentar ganar” en Monza. Felipinho no se siente un secundario y fue tercero, con Button segundo. El circuito no beneficiaba a los Red Bull: Vettel fue cuarto y Webber, el nuevo líder, sexto. Entre los cinco pilotos que opositan por el Mundial hay un máximo de 24 puntos con cinco carreras por disputarse. El campeonato seguirá en Asia y, en concreto, en Singapur, la carrera que marcó el futuro de Piquet y Briatore, señalados ahora de tramposos.   

“Ha sido una de las victorias mas impactantes mi carrera”, relató Alonso, que festejó la victoria haciendo los pajaritos en homenaje a una serie de la televisión que le hacía mucha gracia, El Chavo del ocho. El bicampeón español no tardó en agradecerle el gran trabajo del equipo en boxes, pues adelantó a Button en la primera curva nada más salir del taller, después de cambiar los neumáticos un giro después que el británico y en un tiempo récord (22'1 segundos por los 22'9 de su rival). La decisión acertada, visto lo visto: "Es la parada más rápida de mi vida. Casi no he tenido tiempo de tocar todos los botones y ellos han cambiado las cuatro ruedas". Alonso se relajó tan poco que firmó la mejor vuelta del GP de Italia en la penúltima vuelta, que completó en 1:24.139 a 247’861. Una cifra inferior, eso sí, con la marca histórica en Monza, lograda por Barrichello en 2004 con 1:21.406 a 257’320 km/h.

La suerte que tuvo Alonso fue que Massa no le sobrepase en la salida. El brasileño lo intentó “frenando igual de tarde” que su compañero y que Button y a punto estuvo de quitarle la segunda plaza. Felipinho no parecía dispuesto a admitir sugerencias de la radio como en Alemania, pero desde ese primer momento –puro circo, pues Button se tocó con Alonso y éste con Massa y el brasileño con Hamilton…– ya no tuvo opciones ni tan siquiera para replantearse otro intento de adelanto. Massa fue el líder más efímero de la carrera, de la vuelta 37 a la 39. Su felicitación a Alonso, un golpe tímido en la espalda, fue casi obligada. El brasileño no está contento con el trato que está recibiendo. Esta vez nadie le acusó de nada, pues Hamilton le exculpó del incidente del primer giro. “Ha sido fallo mío. Una vergüenza, quiero pedir perdón al equipo”, dijo el británico. “He notado que alguien me tocaba por detrás”, subrayó Massa, brillante en la salida. Todo lo contrario que Webber, que partía cuarto y bajó a la novena plaza. Tampoco funcionó el Red Bull de Vettel, que pese a sus problemas mecánicas, ocupó la primera plaza de los que no ocupan el podio. Más descontentos acabaron De la Rosa y Alguersuari, 14º y 15º respectivamente. Este último no entendía por qué le habían castigado con un drive through por haber cortado una chicane sin beneficiarse de ello: “Lo han hecho otros…”.