María Vasco posa en el Parque de la Torre-roja de Viladecans- Toni Delgado. |
Es la última tarde de verano, todavía hace calor y los niños controlan el Parque de la Torre-roja de Viladecans. No hace nada que acaban de salir de clase y están hiperactivos: algunos corren todavía con sus mochilas, otros juegan a fútbol con porterías imaginarias o simplemente se hacen notar. Ninguno repara en la presencia de María Vasco, que pasa desapercibida con su camiseta negra, el pantalón corto blanco y las llaves de su coche, que ha aparcado en la entrada, en el bolsillo. El discurso de la primera atleta española en ganar una medalla olímpica es una mezcla de realismo, optimismo y reivindicación, porque no entiende cómo no encuentra un patrocinador para financiar su club. Ésta es la entrevista que concedió al autor de Cronómetro de Récords y que supone la entrada número 700 de este blog.
– Correr es muy solitario.
El atletismo es un deporte individual. En mi caso no tengo grupo de entrenamiento, con lo cual me entreno prácticamente sola. Quedo varias veces a la semana con entrenador, Rafael Sánchez, y a veces también me ejercito con una compañera, María José Poves.
– En compañía tienes más alicientes.
No tiene que ver. Si estás sola se hace más monótono. No tengo que fichar, pero soy muy rigurosa con mi hora de entrenamiento. Suelo empezar a las diez de la mañana. Me dejo mi bebida, el avituallamiento, fuera del coche y entro en circuitos cerrados. Me pongo música y a tirar millas. El que quiere algo…
– Lucha continuamente con su interior.
Luchas contra tu cabeza. Si una mañana, como cualquier otra persona, te levantas mal, sabes que te quedan 20 kilómetros por delante.
– Siempre dices que eres muy “cabezota”.
Sí (se ríe). Soy capricornio (vuelve a soltar otra carcajada). El día que deje este deporte no quiero mirar atrás y pensar por qué no lo hice cuando podía. A mis 34 años tengo la suerte de haber sufrido pocas lesiones. Llevo 24 años marchando. No soy la niña que ganó medalla en Sydney. Me voy cayendo, me tropiezo y me levanto más fuerte.
– ¿Cómo lo consigues?
Todavía no lo he dado todo. Creo que me quedan un par de campeonatos en los que puedo hacer grandes cosas. Aunque me cuesta más recuperarme y tengo que escoger competiciones. Ya no puedo estar en todas las guerrillas.
– De ahí que hayas anunciado que tu 2011 sería más tranquilo.
Normalmente hago once sesiones de entreno y ahora voy a hacer nueve. Me he puesto a estudiar un máster de gestión de empresa deportiva. Voy a prepararme un poco para el futuro, ¿no? Necesito coger un poco de fuerza psicológica y físicamente. Aún así voy a hacer Copa de Europa y Campeonato del mundo. Creo que aún me irá mejor.
– ¿Cómo te ha ayudado a madurar la competición?
Cuando empecé con diez años éramos un grupo súper extenso de 30 o 40 niños. Sólo quedo yo. A los 15 o 16 años la gente normalmente se va olvidando de entrenar cada día cuando se puede estar con los amigos. Desde el primer día que me puse a marchar y vi que me gustaba y valía he apostado por ello, aunque ha habido momentos de flaqueza, de decir que tiraba la toalla. En 2006 perdí a mi padre y quedé 15º en un campeonato de Europa. Decían que estaba acabada. No se dan cuenta de que los deportistas tenemos una vida personal y que nos afecta. Ahí comenzó una segunda carrera deportiva de María Vasco. Quedé tercera en el Mundial de Osaka en 2007…
– ¿Te arrepientes de lo que te has perdido?
Los trece años, me acordaré toda mi vida, los cumplí estando en una concentración de navidades en Benasque con compañeros de la selección mucho mayores que yo. He tenido que madurar muy pequeña. Se puede decir que no he tenido esa infancia de los 12-13 años de estar con los amigos, pero no pienso ni siento que la haya perdido. Escogí una vida que me lo ha dado casi todo, desde mis amistades a mi pareja.
– ¿Qué características tendría que tener una persona que aspire a hacer marcha?
Gustarle, eso es lo primero. También tienes que tener una buena técnica y elasticidad. Si empiezas desde pequeño siempre es más fácil.
– Se criticó mucho el horario del Europeo de Barcelona.
Una prueba de 20 km no puede ser más tarde (empezó a las 8 de la mañana). Siempre digo que la persona a la que le guste ir a ver una competición de este calibre estará a las siete o a las diez. Hay que pensar en el atleta. También se criticó que el circuito fuese de un kilómetro: es muy pequeño y luego ya no sabes quién va primero y quién va último.
– ¿Por qué tus éxitos han llegado cuando menos los esperabas tú y el público?
Podían pensar que María estaba acabada, aunque María siga trabajando los 365 días. Este año he ganado la Copa del Mundo en México, a 1.500 metros de altura. No la preparé lo suficiente porque me estaba preparando para el Europeo.
– ¿Qué pasó en Barcelona?
Ya se me había colgado la medalla anticipadamente, sobre todo por competir en casa y venir de ganar la Copa del Mundo. Me lesioné y ocurrió lo que la gente no quiere que ocurra. Te cuelgan una medalla con facilidad y todas las atletas tenemos dos piernas.
– El primero en pronosticar, el presidente, José Odriozola…
A él le encanta vender muchos metales. Lo sabe, porque siempre es criticado, pero le da lo mismo. En 2011 tendré un campeonato del mundo (Daegu, Corea del Sur) y ya veremos qué pasa. Porque siempre sale lo contrario (se ríe).
– Retirarte del Europeo de Gotemburgo de 2006 hubiese sido, según tus palabras, “cobarde”. ¿Cuál es el límite para hacerlo? ¿Qué supuso dejarlo en casa?
Buff, no podía dar ni un paso más. No me llegué a romper, pero me hice lo justo para no poder continuar. A lo mejor si llego a continuar me hubiese parado 500 metros más delante. Te puedo asegurar que cuando tuve que dejarlo y me puse la mano en ese muslo me quería morir. Había mucha gente que me había venido a ver. Pensé mucho en mi madre, que no me podía asistir por estar enferma y me estaba viendo en televisión. No saber qué le pasa a una hija es muy duro para una madre… Además, tenía mucha ilusión porque era mi último campeonato de Europa, que se me ha resistido.
– ¿Cómo lo fuiste asimilando?
Me doy cuenta de que he madurado. Tardé 45 minutos en poder salir para poder hablar con la prensa. Esto es deporte: no me retiré porque no iba delante.
El atletismo es un deporte individual. En mi caso no tengo grupo de entrenamiento, con lo cual me entreno prácticamente sola. Quedo varias veces a la semana con entrenador, Rafael Sánchez, y a veces también me ejercito con una compañera, María José Poves.
– En compañía tienes más alicientes.
No tiene que ver. Si estás sola se hace más monótono. No tengo que fichar, pero soy muy rigurosa con mi hora de entrenamiento. Suelo empezar a las diez de la mañana. Me dejo mi bebida, el avituallamiento, fuera del coche y entro en circuitos cerrados. Me pongo música y a tirar millas. El que quiere algo…
– Lucha continuamente con su interior.
Luchas contra tu cabeza. Si una mañana, como cualquier otra persona, te levantas mal, sabes que te quedan 20 kilómetros por delante.
– Siempre dices que eres muy “cabezota”.
Sí (se ríe). Soy capricornio (vuelve a soltar otra carcajada). El día que deje este deporte no quiero mirar atrás y pensar por qué no lo hice cuando podía. A mis 34 años tengo la suerte de haber sufrido pocas lesiones. Llevo 24 años marchando. No soy la niña que ganó medalla en Sydney. Me voy cayendo, me tropiezo y me levanto más fuerte.
– ¿Cómo lo consigues?
Todavía no lo he dado todo. Creo que me quedan un par de campeonatos en los que puedo hacer grandes cosas. Aunque me cuesta más recuperarme y tengo que escoger competiciones. Ya no puedo estar en todas las guerrillas.
– De ahí que hayas anunciado que tu 2011 sería más tranquilo.
Normalmente hago once sesiones de entreno y ahora voy a hacer nueve. Me he puesto a estudiar un máster de gestión de empresa deportiva. Voy a prepararme un poco para el futuro, ¿no? Necesito coger un poco de fuerza psicológica y físicamente. Aún así voy a hacer Copa de Europa y Campeonato del mundo. Creo que aún me irá mejor.
– ¿Cómo te ha ayudado a madurar la competición?
Cuando empecé con diez años éramos un grupo súper extenso de 30 o 40 niños. Sólo quedo yo. A los 15 o 16 años la gente normalmente se va olvidando de entrenar cada día cuando se puede estar con los amigos. Desde el primer día que me puse a marchar y vi que me gustaba y valía he apostado por ello, aunque ha habido momentos de flaqueza, de decir que tiraba la toalla. En 2006 perdí a mi padre y quedé 15º en un campeonato de Europa. Decían que estaba acabada. No se dan cuenta de que los deportistas tenemos una vida personal y que nos afecta. Ahí comenzó una segunda carrera deportiva de María Vasco. Quedé tercera en el Mundial de Osaka en 2007…
– ¿Te arrepientes de lo que te has perdido?
Los trece años, me acordaré toda mi vida, los cumplí estando en una concentración de navidades en Benasque con compañeros de la selección mucho mayores que yo. He tenido que madurar muy pequeña. Se puede decir que no he tenido esa infancia de los 12-13 años de estar con los amigos, pero no pienso ni siento que la haya perdido. Escogí una vida que me lo ha dado casi todo, desde mis amistades a mi pareja.
– ¿Qué características tendría que tener una persona que aspire a hacer marcha?
Gustarle, eso es lo primero. También tienes que tener una buena técnica y elasticidad. Si empiezas desde pequeño siempre es más fácil.
– Se criticó mucho el horario del Europeo de Barcelona.
Una prueba de 20 km no puede ser más tarde (empezó a las 8 de la mañana). Siempre digo que la persona a la que le guste ir a ver una competición de este calibre estará a las siete o a las diez. Hay que pensar en el atleta. También se criticó que el circuito fuese de un kilómetro: es muy pequeño y luego ya no sabes quién va primero y quién va último.
– ¿Por qué tus éxitos han llegado cuando menos los esperabas tú y el público?
Podían pensar que María estaba acabada, aunque María siga trabajando los 365 días. Este año he ganado la Copa del Mundo en México, a 1.500 metros de altura. No la preparé lo suficiente porque me estaba preparando para el Europeo.
– ¿Qué pasó en Barcelona?
Ya se me había colgado la medalla anticipadamente, sobre todo por competir en casa y venir de ganar la Copa del Mundo. Me lesioné y ocurrió lo que la gente no quiere que ocurra. Te cuelgan una medalla con facilidad y todas las atletas tenemos dos piernas.
– El primero en pronosticar, el presidente, José Odriozola…
A él le encanta vender muchos metales. Lo sabe, porque siempre es criticado, pero le da lo mismo. En 2011 tendré un campeonato del mundo (Daegu, Corea del Sur) y ya veremos qué pasa. Porque siempre sale lo contrario (se ríe).
– Retirarte del Europeo de Gotemburgo de 2006 hubiese sido, según tus palabras, “cobarde”. ¿Cuál es el límite para hacerlo? ¿Qué supuso dejarlo en casa?
Buff, no podía dar ni un paso más. No me llegué a romper, pero me hice lo justo para no poder continuar. A lo mejor si llego a continuar me hubiese parado 500 metros más delante. Te puedo asegurar que cuando tuve que dejarlo y me puse la mano en ese muslo me quería morir. Había mucha gente que me había venido a ver. Pensé mucho en mi madre, que no me podía asistir por estar enferma y me estaba viendo en televisión. No saber qué le pasa a una hija es muy duro para una madre… Además, tenía mucha ilusión porque era mi último campeonato de Europa, que se me ha resistido.
– ¿Cómo lo fuiste asimilando?
Me doy cuenta de que he madurado. Tardé 45 minutos en poder salir para poder hablar con la prensa. Esto es deporte: no me retiré porque no iba delante.
Vasco se relaja yendo a la montaña - Toni Delgado. |
– La rusa Olga Kaniskina es inalcanzable.
Está hecha de otra pasta, creo que toma otro tipo de Cola-Cao que no es el nuestro.
– Ataca y se escapa con una facilidad…
Nos sorprendió su actitud, pues cuando dan el pistolerazo de salida ya no la vemos ni un metro y no se fue. Aunque cuando decidió hacerlo ya no hubo quien la siguiera.
– En la marcha está prohibido levantar los pies del suelo, aunque en la práctica…
Es muy subjetivo. Habían dicho de poner chips u otras cosas, pero al final no se ha hecho nada. Si hacen cambios, la velocidad va a cambiar mucho. Hay un momento en que vas a una velocidad que los dos pies están en el aire, pero que el ojo humano no percibe. Hay muchos tipos de técnica, técnicas muy depuradas, y otras que son horrorosas. En 24 años sólo he sido descalificada una vez en mi vida. No pongo en duda lo que puede decir un juez, pero sí que a veces me da mucha rabia ver a mucha gente que va a mi lado… Pero eso es trabajo de los jueces. No el mío.
– Hay quien ve la marcha como el deporte de correr raro. ¿Cómo es la técnica?
Siempre he dicho que la marcha es como caminar, tienes que poner los brazos a 90 grados rozando un poco la cadera y no reflexionar nunca las piernas, que dejamos atrás y que siempre tienen que estar estiradas. Es ponerse a caminar e ir variando un poco los brazos y demás. A medida que vas un poquito más rápido ya te varía el balanceo de cadera. No es tan difícil ni tan rara.
–¿Cómo recuerdas el bronce en Sydney con el cámara diciéndote que ibas tercera?
Como si fuera ayer. Me lo quedé mirando y pensé: con esto no se juega. Espero que no sea una broma… Seguía viendo tres delante de mí. Las advertencias llegan y se enteran ellos (los periodistas). En ese momento no le mandé a paseo porque no me sobraban fuerzas. Cuando llego al túnel del estadio el coordinador de marcha de la selección española, con toda su pachorra, me dice: “María vas tercera”. Saber que soy medalla es eso, a 500 metros… Fue una competición súper rara.
– Cuando se disolvió la Associació Esportiva Blanc i Blau fundaste tu propio club.
Me dijeron que no me podían renovar por la cantidad que habíamos acordado porque se habían quedado sin patrocinador. Pero me lo comunicaron a falta de cuatro días del término de fichajes. Con ese margen no puedo estar llamando a un club para que me fichen y, sinceramente, ya no puedo fichar por un chándal o 1.000 euros. Junto con mi representante dijimos de montar un club con el nombre de María Vasco. A día de hoy todavía no tenemos un espónsor para el club. En un futuro me encantaría tener una escuela deportiva para niños y discapacitados, pero de momento soy la única que puedo estar en este club porque no puedo pagar a nadie. Hay muchos niños que quieren estar en el club, pero necesito un patrocinador que lo haga posible.
– ¿Cómo recuerdas tu etapa en el Barça?
Me lo llevaban pidiendo casi desde alevín o cadete, pero era muy reacia. No estuve ni bien ni mal. No quise repetir más porque no consideraba que me valoraban lo suficiente.
– Dijiste que los días previos al Europeo habías dormido bien.
Estaba tranquila, sí que es verdad. Antes cuando me quedaban dos semanas para ir al campeonato se me hacía una bola en el diafragma… ¡He aprendido a soltar esa energía! Con decirte que el año pasado me compré un buen saco de boxeo…. ¡Y le doy!
– ¿Cómo te ves de aquí a unos años?
Tengo una cosa clara, dudo que sea entrenadora. Voy estar vinculada al deporte y si puedo combinarlo con la moda… También me gusta la TV.
– ¿Te ves de tertuliana?
A ese extremo no. Sí que participé en la retransmisión de los 50km del Europeo de Barcelona en TV3. Tengo más posibilidades y opciones.
– ¿La publicidad (icono de McDonald’s) y el destape (salió en paño menores en Interviú) te distrajo?
Nunca. Jamás olvidé mis prioridades. Para nada. Fíjate tú, ser imagen de McDonald’s. Se me criticó, pero agradar a todo el mundo es difícil.
– Aunque era un anuncio de ensalada, ¿no?
El Salad Plus. La cuestión es criticar. Todo el mundo lo criticará, pero van. Cuando llegué de mi medalla en Sydney me pasé un mes de plató en plató, pero sólo quería terminar con aquello porque no era mi mundo. Acabé con la cabeza… Me han invitado tres veces a La isla de los famosos. Es muy tentador porque hay mucha pasta por estar una semana si quieres. El día que me meta a eso se acaba mi carrera deportiva.
– Más amable es ser imagen del Museu Olímpic i de l’Esport.
Es un privilegio, una pasada. Tenemos algo muy importante en Barcelona y que no se aprovecha. Estoy encantada de ser la imagen, es todo un honor.
– ¿Qué te imaginas que puede pasar en Londres?
Para empezar, queda mucho tiempo. Te soy muy sincero. Me gustaría volver hacer historia, pero pensar en eso ahora…
– Sólo era un ejercicio de ejercicio de imaginación.
Serán mis quintos Juegos Olímpicos y sería el broche final carrera deportiva. Me da igual el color. Podría ser el bronce. La chica del bronce…
– ¿Cómo se viven los Juegos Olímpicos desde dentro?
He estado en cuatro. El mejor con diferencia, y dudo que se pueda repetir, fue el de Pekín. Los chinos son la bomba. Además, la veteranía es un grado, aprendes a disfrutar en todo momento y te olvidas de meterte en una burbuja. Aparte de entrenarte disfrutas del paisaje, haces turismo, vas a ver otros deportes... Me aficioné al balonmano. Estábamos viviendo en una pequeña gran ciudad. Estábamos al lado de Jamaica y en mi edificio, los compañeros del baloncesto y Rafa Nadal, una persona súper humana y cercana. Quizá la próxima vez no se quede en la Villa Olímpica porque el pobre no podía ni comer. Supo estar en todo momento. Para mí los de Pekín han sido los mejores Juegos y mira que en Sydney gané medalla.
Está hecha de otra pasta, creo que toma otro tipo de Cola-Cao que no es el nuestro.
– Ataca y se escapa con una facilidad…
Nos sorprendió su actitud, pues cuando dan el pistolerazo de salida ya no la vemos ni un metro y no se fue. Aunque cuando decidió hacerlo ya no hubo quien la siguiera.
– En la marcha está prohibido levantar los pies del suelo, aunque en la práctica…
Es muy subjetivo. Habían dicho de poner chips u otras cosas, pero al final no se ha hecho nada. Si hacen cambios, la velocidad va a cambiar mucho. Hay un momento en que vas a una velocidad que los dos pies están en el aire, pero que el ojo humano no percibe. Hay muchos tipos de técnica, técnicas muy depuradas, y otras que son horrorosas. En 24 años sólo he sido descalificada una vez en mi vida. No pongo en duda lo que puede decir un juez, pero sí que a veces me da mucha rabia ver a mucha gente que va a mi lado… Pero eso es trabajo de los jueces. No el mío.
– Hay quien ve la marcha como el deporte de correr raro. ¿Cómo es la técnica?
Siempre he dicho que la marcha es como caminar, tienes que poner los brazos a 90 grados rozando un poco la cadera y no reflexionar nunca las piernas, que dejamos atrás y que siempre tienen que estar estiradas. Es ponerse a caminar e ir variando un poco los brazos y demás. A medida que vas un poquito más rápido ya te varía el balanceo de cadera. No es tan difícil ni tan rara.
–¿Cómo recuerdas el bronce en Sydney con el cámara diciéndote que ibas tercera?
Como si fuera ayer. Me lo quedé mirando y pensé: con esto no se juega. Espero que no sea una broma… Seguía viendo tres delante de mí. Las advertencias llegan y se enteran ellos (los periodistas). En ese momento no le mandé a paseo porque no me sobraban fuerzas. Cuando llego al túnel del estadio el coordinador de marcha de la selección española, con toda su pachorra, me dice: “María vas tercera”. Saber que soy medalla es eso, a 500 metros… Fue una competición súper rara.
– Cuando se disolvió la Associació Esportiva Blanc i Blau fundaste tu propio club.
Me dijeron que no me podían renovar por la cantidad que habíamos acordado porque se habían quedado sin patrocinador. Pero me lo comunicaron a falta de cuatro días del término de fichajes. Con ese margen no puedo estar llamando a un club para que me fichen y, sinceramente, ya no puedo fichar por un chándal o 1.000 euros. Junto con mi representante dijimos de montar un club con el nombre de María Vasco. A día de hoy todavía no tenemos un espónsor para el club. En un futuro me encantaría tener una escuela deportiva para niños y discapacitados, pero de momento soy la única que puedo estar en este club porque no puedo pagar a nadie. Hay muchos niños que quieren estar en el club, pero necesito un patrocinador que lo haga posible.
– ¿Cómo recuerdas tu etapa en el Barça?
Me lo llevaban pidiendo casi desde alevín o cadete, pero era muy reacia. No estuve ni bien ni mal. No quise repetir más porque no consideraba que me valoraban lo suficiente.
– Dijiste que los días previos al Europeo habías dormido bien.
Estaba tranquila, sí que es verdad. Antes cuando me quedaban dos semanas para ir al campeonato se me hacía una bola en el diafragma… ¡He aprendido a soltar esa energía! Con decirte que el año pasado me compré un buen saco de boxeo…. ¡Y le doy!
– ¿Cómo te ves de aquí a unos años?
Tengo una cosa clara, dudo que sea entrenadora. Voy estar vinculada al deporte y si puedo combinarlo con la moda… También me gusta la TV.
– ¿Te ves de tertuliana?
A ese extremo no. Sí que participé en la retransmisión de los 50km del Europeo de Barcelona en TV3. Tengo más posibilidades y opciones.
– ¿La publicidad (icono de McDonald’s) y el destape (salió en paño menores en Interviú) te distrajo?
Nunca. Jamás olvidé mis prioridades. Para nada. Fíjate tú, ser imagen de McDonald’s. Se me criticó, pero agradar a todo el mundo es difícil.
– Aunque era un anuncio de ensalada, ¿no?
El Salad Plus. La cuestión es criticar. Todo el mundo lo criticará, pero van. Cuando llegué de mi medalla en Sydney me pasé un mes de plató en plató, pero sólo quería terminar con aquello porque no era mi mundo. Acabé con la cabeza… Me han invitado tres veces a La isla de los famosos. Es muy tentador porque hay mucha pasta por estar una semana si quieres. El día que me meta a eso se acaba mi carrera deportiva.
– Más amable es ser imagen del Museu Olímpic i de l’Esport.
Es un privilegio, una pasada. Tenemos algo muy importante en Barcelona y que no se aprovecha. Estoy encantada de ser la imagen, es todo un honor.
– ¿Qué te imaginas que puede pasar en Londres?
Para empezar, queda mucho tiempo. Te soy muy sincero. Me gustaría volver hacer historia, pero pensar en eso ahora…
– Sólo era un ejercicio de ejercicio de imaginación.
Serán mis quintos Juegos Olímpicos y sería el broche final carrera deportiva. Me da igual el color. Podría ser el bronce. La chica del bronce…
– ¿Cómo se viven los Juegos Olímpicos desde dentro?
He estado en cuatro. El mejor con diferencia, y dudo que se pueda repetir, fue el de Pekín. Los chinos son la bomba. Además, la veteranía es un grado, aprendes a disfrutar en todo momento y te olvidas de meterte en una burbuja. Aparte de entrenarte disfrutas del paisaje, haces turismo, vas a ver otros deportes... Me aficioné al balonmano. Estábamos viviendo en una pequeña gran ciudad. Estábamos al lado de Jamaica y en mi edificio, los compañeros del baloncesto y Rafa Nadal, una persona súper humana y cercana. Quizá la próxima vez no se quede en la Villa Olímpica porque el pobre no podía ni comer. Supo estar en todo momento. Para mí los de Pekín han sido los mejores Juegos y mira que en Sydney gané medalla.
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