Jiménez y Anderson se encaran, mientras sus compañeros intentan separarlos - EFE. |
Tuvo el espíritu alegre y festivo que suelen escenificar os cumpleaños: serpentinas, simbólicas o físicas, sorpresas y felicidad. La clasificación del Barça para las semifinales ante Unicaja resultó tan apacible y clara desde el primer cuarto (6-17) que el partido trascurrió con el único atractivo de ver jugadas de cierta belleza y de saber la diferencia final, 32 puntos (52-84). Hasta 21 asistencias, siete de Ricky, repartieron los azulgrana, que jugaron su mejor partido de los tres disputados ante el conjunto de Chus Mateo en seis días y sumaron el segundo triunfo necesario para llegar a la penúltima ronda de la eliminatoria por la Liga ACB, donde se enfrentará al vencedor de la serie entre el Caja Laboral y el Gran Canaria 2014.
Si una cosa tenía clara Xavi Pascual es que su equipo debía evitar que Unicaja no pudiese correr ni jugar al contraataque y por eso sacó a relucir desde el primer momento su mejor virtud, la defensa, ante un conjunto local que sólo resistió hasta el 6-8, desquiciado consigo mismo. Empezando por Fitch, que el partido anterior había tardado casi tres cuartos en anotar y que esta vez sólo necesitó 39 segundos en hacerlo de tiro libre. El problema es que el tirador de Columbus, que lucía una cinta azul con su número 23 bordado en verde, se estancó como el resto de su equipo, tan limitado y débil en la primera parte que ningún jugador fue capaz de meter más de una canasta. Sada fue la sombra de Fitch.
Porcentajes patéticos
Los locales estaban tan desacertados que llegaron a presentar porcentajes inferiores al 20%, números propios de jugadores en formación... inicial. A Unicaja le faltaba tesón, confianza -no era normal que fallase situaciones tan masticadas- y una mejor selección de tiro. Algo que encontró con McIntyre como base, pero que le duró poco, pues al jugador, renqueante tras una lesión, también perdió el norte, mientras el Barça se crecía gracias a su superioridad en particular (41 por 34) y en todo en general. Lo único en lo que había igualdad era en la poca pericia con los triples: los azulgrana acertaron en su quinta tentativa y los locales, en la sexta. Así que al descanso se llegó con 20-34.
Estaba claro que Unicaja necesitaba paciencia, tranquilidad y sobre todo seguridad, cualidades que atesora Freeland, el mejor de los pívots de los que dispone Chus Mateo y el autor de los seis primeros puntos de su equipo en el tercer cuarto para rebajar a diez puntos (26-36 a los 22m 35s). La respuesta del Barça resultó sobrecogedora con un Ndong extraordinario, un Grimau hábil y un Anderson certero desde 6'75, pero exaltado. Muy infantil como para hacerle la zancadilla a Carlos Jiménez, que jugaba su partido 600 en la ACB (423 en el Estudiantes y el resto en Unicaja). Ambos se encararon, se produjo una pequeña tángana y Pascual mandó al banquillo a Anderson, como advertencia, castigo y enseñanza, no importa en qué orden. Ya no volvió a salir. ¿Lección aprendida?
El encuentro ya estaba más que rota, por más que Fitch empezase a anotar. A los azulgrana no les había penalizado nada que Navarro, su mejor anotador, tuviese un día discreto y llegase al descanso sin haber anotado. Los visitantes disfrutaron del capitán, Grimau, que había mareado sin piedad a Tripkovic en el inicio y que sacaba partido a las transiciones y contraataques. Y el Barça sin desgastarse (ni despistarse) fue ampliando poco a poco su renta con mención especial para el epílogo de Morris e Ingles. Unicaja llegó a ceder por un máximo de 34 puntos y el público del Martín Carpena despidió con bastantes pitos a su equipo, vencido en Málaga en cinco de sus seis últimos encuentros de playoff ante el Barça, que ha alcanzado las semifinales por la vía rápido, yendo de menos a mucho más.
UNICAJA 52 (6+14+18+14): Blakney (8), Fitch (5), Carlos Jiménez (3), Freeland (14), Archibald (5) -quinteto inicial-, Berni Rodríguez (5), Tripkovic (4), Garbajosa (3), McIntyre (3), Sinanovic y Blanco (2). BARÇA 84 (17+17+26+24): Sada (2), Navarro (5), Anderson (5), Lorbek (12), Fran Vázquez (6) -quinteto inicial-, Rubio (3), Lakovic, Perovic (8), Ingles (8), Ndong (10), Morris (13) y Grimau (12). Árbitros: José Antonio Martín Bertrán, Juan Carlos García González y Benjamín Jiménez. Sin eliminados.
Si una cosa tenía clara Xavi Pascual es que su equipo debía evitar que Unicaja no pudiese correr ni jugar al contraataque y por eso sacó a relucir desde el primer momento su mejor virtud, la defensa, ante un conjunto local que sólo resistió hasta el 6-8, desquiciado consigo mismo. Empezando por Fitch, que el partido anterior había tardado casi tres cuartos en anotar y que esta vez sólo necesitó 39 segundos en hacerlo de tiro libre. El problema es que el tirador de Columbus, que lucía una cinta azul con su número 23 bordado en verde, se estancó como el resto de su equipo, tan limitado y débil en la primera parte que ningún jugador fue capaz de meter más de una canasta. Sada fue la sombra de Fitch.
Porcentajes patéticos
Los locales estaban tan desacertados que llegaron a presentar porcentajes inferiores al 20%, números propios de jugadores en formación... inicial. A Unicaja le faltaba tesón, confianza -no era normal que fallase situaciones tan masticadas- y una mejor selección de tiro. Algo que encontró con McIntyre como base, pero que le duró poco, pues al jugador, renqueante tras una lesión, también perdió el norte, mientras el Barça se crecía gracias a su superioridad en particular (41 por 34) y en todo en general. Lo único en lo que había igualdad era en la poca pericia con los triples: los azulgrana acertaron en su quinta tentativa y los locales, en la sexta. Así que al descanso se llegó con 20-34.
Estaba claro que Unicaja necesitaba paciencia, tranquilidad y sobre todo seguridad, cualidades que atesora Freeland, el mejor de los pívots de los que dispone Chus Mateo y el autor de los seis primeros puntos de su equipo en el tercer cuarto para rebajar a diez puntos (26-36 a los 22m 35s). La respuesta del Barça resultó sobrecogedora con un Ndong extraordinario, un Grimau hábil y un Anderson certero desde 6'75, pero exaltado. Muy infantil como para hacerle la zancadilla a Carlos Jiménez, que jugaba su partido 600 en la ACB (423 en el Estudiantes y el resto en Unicaja). Ambos se encararon, se produjo una pequeña tángana y Pascual mandó al banquillo a Anderson, como advertencia, castigo y enseñanza, no importa en qué orden. Ya no volvió a salir. ¿Lección aprendida?
El encuentro ya estaba más que rota, por más que Fitch empezase a anotar. A los azulgrana no les había penalizado nada que Navarro, su mejor anotador, tuviese un día discreto y llegase al descanso sin haber anotado. Los visitantes disfrutaron del capitán, Grimau, que había mareado sin piedad a Tripkovic en el inicio y que sacaba partido a las transiciones y contraataques. Y el Barça sin desgastarse (ni despistarse) fue ampliando poco a poco su renta con mención especial para el epílogo de Morris e Ingles. Unicaja llegó a ceder por un máximo de 34 puntos y el público del Martín Carpena despidió con bastantes pitos a su equipo, vencido en Málaga en cinco de sus seis últimos encuentros de playoff ante el Barça, que ha alcanzado las semifinales por la vía rápido, yendo de menos a mucho más.
UNICAJA 52 (6+14+18+14): Blakney (8), Fitch (5), Carlos Jiménez (3), Freeland (14), Archibald (5) -quinteto inicial-, Berni Rodríguez (5), Tripkovic (4), Garbajosa (3), McIntyre (3), Sinanovic y Blanco (2). BARÇA 84 (17+17+26+24): Sada (2), Navarro (5), Anderson (5), Lorbek (12), Fran Vázquez (6) -quinteto inicial-, Rubio (3), Lakovic, Perovic (8), Ingles (8), Ndong (10), Morris (13) y Grimau (12). Árbitros: José Antonio Martín Bertrán, Juan Carlos García González y Benjamín Jiménez. Sin eliminados.
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