El mejor nadador de todos los tiempos
se despide con su 22ª medalla olímpica, la 18ª de oro en el 4x100
estilos
Phelps muestra su trofeo al Mejor atleta olímpico de todos los tiempos - AFP. |
Se fue con una sudadera gris y haciendo grandes zancadas con sus zapatillas verdes, observando una pieza en la que se resumía su historial en los Juegos Olímpicos, el trofeo que acababa de concederle la Federación Internacional de Natación (FINA) como Mejor atleta olímpico de todos los tiempos con 22 medallas, 18 de oro, dos de plata y otro par de bronce. Michael Phelps (Baltimore, Estados Unidos, 1985) se despidió de Londres y del mayor evento deportivo con otro oro, el del 4x100 estilos, y habiendo superado a la gimnasta Larisa Latynina (18) como mejor medallista olímpico.
“Sentía caer las lágrimas, he tratado de luchar contra eso, pero entonces decidí dejarlas fluir, porque esos momentos no me sucederán de nuevo”, explicó en una entrevista en el diario L'Équipe, “será parte de mis recuerdos, es uno de los mejores momentos de mi carrera”. El mejor nadador de todos los tiempos, 33 medallas y seis de oro en los Mundiales, no se veía nadando con 30 años –tiene 27– y alargando su carrera para llegar a los Juegos de Río de Janeiro de 2014: “Me siento muy tranquilo con esa decisión, más relajado de lo que pensaba. Me imaginé que sería más duro; tal vez me dé cuenta de todo en pocos días”.
Los tiempos de Spitz
Fan de Ian Thorpe, Phelps es alto –1'87 metros–, unos brazos enormes y muy alargado de cintura para arriba. Sólo Mark Spitz, vencedor de siete oros olímpicos en Múnich 72, le aguanta el pulso en la historia de la natación, aunque Spitz, al que le costaba horrores entrenarse y al que su entrenador retaba para lograr objetivos y dar por finalizada antes la sesión, tuvo que retirarse a los 22 años para ponerse a trabajar. Entonces la natación era un deporte amateur, se le acabó la beca universitario y tuvo que dejarlo. Phelps brilla en otros tiempos, en los que tiene grandes contratos y patrocinadores encantados de que Phelps les represente con el único traspié de aquella foto que dio la vuelta al mundo del campeón en una fiesta de estudiantes y por la que fue sancionado tres meses.
Phelps es el icono de la natación y quiere que este deporte crezca más. Por eso centrará sus esfuerzo en trabajar por su fundación, en enseñar a nadar y a competir a chavales que le idolatran y también tendrá tiempo para viajar mucho por el mundo y poder degustar las ciudades. Algo que no prácticamente no ha podido hacer en estos años, donde su rutina ha sido piscina, piscina y más piscina. El deporte y sus seguidores se lo han agradecido. Gracias por todo, Phelps.
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