El piloto de Honda supera al líder en
la última curva de una vuelta final memorable
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Pedrosa marca la pauta en una curva ante Lorenzo. |
Hay resúmenes muy agradecidos de editar en la televisión, aunque cueste encontrar la canción de fondo adecuada y sea difícil traducir con palabras lo que se disfruta con la vista. Con esos pequeños detalles grandiosos que sólo los privilegiados son capaces de hacer. Eliminado Casey Stoner por su viaje a Australia para operarse, el cielo de Brno, melancólico, gris y amenazando lluvia, se enamoró del duelo del año en MotoGP, de una batalla maravillosa entre Jorge Lorenzo, el líder, y Dani Pedrosa, el aspirante a reinar por primera vez en la categoría reina. Ambos se estudiaron sin descanso para detectar los puntos flacos del otro y descifrar el momento más idóneo para dar el zarpazo y ponerse por delante. Lo que hizo Pedrosa, infalible para superar a Cal Crutchlow en la salida y a Lorenzo, también en su primera tentativa, justo en el ecuador de la prueba con un interior marca de la casa. La diferencia navegaba en algo tan minúsculo como un átomo, simples milésimas, pues los dos casi calcaban sus tiempos. Pedrosa era mejor en los dos primeros parciales y Lorenzo era superior en los últimos. A dos giros la distancia era de 235 milésimas y ninguno daba su brazo a torcer. “Tenía tan cerca la victoria que tenía que probar”, dijo el piloto de Yamaha, después de haber perpetrado uno de sus mejores adelantamientos de su carrera: un interior hecho con el corazón y milimetrado en la última vuelta, toda una embajadora del motociclismo, como un improvisado anuncio en directo, en la que Pedrosa replicó por dentro, Lorenzo volvió a ponerse delante con su frenada, pero acabó colándose y viendo cómo su rival le superaba por última vez, en la última curva de la vuelta final, para sacarle 178 milésimas en meta y acercase a sólo 13 puntos tras su segundo triunfo consecutivo.
Pedrosa y Lorenzo acapararon todos los focos en el GP de la República Checa, pues Crutchlow, el tercero, llegó a más de 12 segundos. A casi 20 se quedó el cuarto, Andrea Dovizioso, y, por este orden, Stefan Bradl, Álvaro Bautista y Valentino Rossi rondaron o superaron el medio minuto de desventaja en una cita tan trepidante en que ninguno de los dos opositores al título se dejó nada en el tintero para deleite general. Pedrosa sacó pecho, se batió cuerpo a cuerpo, algo que casi siempre se le achaca que no hace, y no se diluyó en la segunda parte, cuando se vuelve más vulnerable. Lorenzo también fue ejemplar: no se conformó con el segundo puesto y quiso arriesgar. En juego no estaba una simple victoria, sino la imagen, las sensaciones. La cosa fue tan pareja que Pedrosa no fue capaz de decir si habían llegado a tocarse o no, mientras Lorenzo consideró que su rival había sido el mejor estratega y no dudó en felicitarle por una “merecida” victoria, como el triunfador de una última vuelta memorable.
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