Liderado por el alero
estadounidense y apuntalado por Huertas y Tomic, el Barça alcanza
las semifinales de Copa tras batir a un Madrid grandioso tras dos
prórrogas (108-111)
Tomic, Mickeal y Suárez luchan por un balón - EFE. |
Es duro como una roca y
no titubea como los grandes narradores, acostumbrados a describir con
rapidez cualquier jugada, por enrevesada que sea. Pete Mickeal (Rock
Island, Illinois, EE UU, 1978) no sabe lo que es la duda y está
acostumbrado a darle la vuelta a las situaciones más tortuosas, como
cuando un médico le anunció que no podría andar con normalidad
después de que se rompiese el tendón de Aquiles y también cuando
le advirtieron que era muy probable que no jugase tras serle diagnosticado un tromboembolismo pulmonar.
Nada frena a Mickeal, que horas antes del clásico de la Copa del Rey
de Vitoria se definía como un tipo “muy tranquilo fuera la la
pista. Dentro tengo un feeling animal”. Y añadió lo que parecía
una evidencia: “Contra el Madrid será una guerra”. Y tanto que
lo fue, fue más que eso y con Mickeal (26 puntos, su mejor partido
en un torneo que le encanta) como punto de partida y final,
excelentemente acompañado por Lorbek, de encogido a gigante, por un
Huertas como guía (diez asistencias) y por Tomic, omnipresente ante
su ex equipo cuando la pelota estaba al rojo vivo. Resultó un anuncio en
directo que acortó el telediario y seguro que sumó nuevos adeptos a
un deporte maravilloso que dignificaron dos equipos muy enteros en
las peores situaciones. Sergio Rodríguez rescató al Madrid con una asistencia para Mirotic para
forzar la primera prórroga y Lorbek, encogido hasta entonces, no le
templó el pulso para meter un tiro libre, fallar el segundo y anotar tras un rebote ofensivo de Tomic y dar con la segunda prórroga. El Barça pudo sentenciar el partido por fin, pero Sergio Llull replicó con triples, el sexto en su
cuenta particular con las dos rodillas flexionadas en el aire (108-109). Después Huertas metió dos tiros
libres y el propio Llull (6/17 en triples) falló el triple que hubiese alargado cinco minutos más la cita. Los azulgrana, clasificados para la
Copa con una jornada de margen, vencieron por 108-111 un maratón formidable para alcanzar las semifinales, donde se enfrentarán al
vencedor del Caja Laboral-CAI Zaragoza.
“Para
el aficionado del básket ha sido un lujazo. Un partido muy bonito”,
resumió Huertas, fantástico director de juego. El brasileño,
bastante cuestionado desde su llegada a Barcelona, y le comió la moral a Llull, sin puntería. Como Rudy Fernández (5/15), dolorido en una mano y
varios pasos por detrás de su defensor, Mickeal, que marcó el paso
de su equipo (0-5) antes de que Mirotic demostrase que su progresión
no tiene límite. Uno y otro se marcaron una primera parte para
enmarcar (46-49) en la que ambos anotaron desde todas las situaciones
posibles, menos en una: el triple. El azulgrana ni lo intentó y el
madridista erró el único que lanzó.
Irrupción
de Carroll
El
Madrid se había repuesto a tres mates casi seguidos de Jawai
(23-32) con la irrupción prodigiosa de Carroll con dos triples y dos
tiros libres. Y Mirotic le dio la vuelta al marcador (35-34) con una
asistencia de Sergio Rodríguez, en estado de gracia y determinante
desde que saltó a la pista. No lo pudo ser Navarro, mermado por los
problemas físicos en su regreso a la competición. La Bomba sumó once
puntos, con los que supera en dos a Alberto Herreros (375), para
convertirse en el cuarto máximo anotador histórico de la Copa al
que igualó en triples (49) con el único que metió (1/5 por los 4/22 de su equipo).
Mickeal
continuó a su nivel tras el descanso, minando la moral de Carlos
Suárez y de Rudy, que se quejaba de su mano dolorida –y del
criterio arbitral, con el que no estaba demasiado de acuerdo– y
estaba obligado a lanzar tiros muy forzados. Tampoco acertaba con
los cómodos el ex jugador de la Penya. A Mickeal sólo le frenó
puntualmente Llull, cuando le sacó la segunda y tercera personal en
el tercer cuarto y Xavi Pascual tuvo que reservarlo en el banquillo. Circunstancia que aprovechó un Madrid que se repuso anotando los tiros libres que
hasta entonces había fallado (19/29) ante un Barça que a falta de
triples disfrutaba del entendimiento entre Huertas y Tomic, vital a
partir del último cuarto para acabar una actuación redonda (20
puntos y once rebotes) ante el equipo que no quiso renovarle en
verano.
El momento de Lorbek
El momento de Lorbek
Navarro
puso su sello con su clásica bomba (58-64 a los 28m 45s) y Wallace
fue un jabato en defensa ante Mirotic y anotó el único triple de
los azulgrana tras el descanso (69-71 a 3m 19s), cuando Mickeal ya jugaba con cuatro personales.
Aguantaría en pista el norteamericano hasta el final. Llull y Reyes
asumieron la responsabilidad y Mirotic, asistido por Sergio Rodríguez
forzó la prórroga –el propio Llull pudo dar la victoria a su
equipo–. Carroll, siempre tan directo, dudó ante Oleson y el nuevo
fichaje le rebañó una pelota que recuperó Mickeal para montar la
contra para Huertas: parcial de 0-8 para el 79-85 y el Barça de nuevo tenía el partido muy encarrilado. Pero surgió Sergio
Rodríguez con un tiro cayéndose y un triple, y tras la quinta de Reyes y Mirotic llegaría
el momento de Lorbek y su excelente canasta después de un rebote ofensivo de Tomic para alargar
cinco minutos más un encuentro formidable.
Llull
afinó la puntería y anotó tres triples en la segunda prórroga, en
la que, dolorido, Navarro apenas pudo intervenir. Mickeal y Tomic
siguieron mordiendo y Oleson anotó desde más allá de 6'75 (a
22'7s, 103-106). “Queda mucho partido, muchos tiros libres. Estemos
concentrados”, advertía a sus jugadores Pablo Laso. Tenía razón:
Sada anotó y metió otro, Sergio Rodríguez acertó con una entrada,
Navarro aún tuvo fuerzas para meter dos tiros libres y Llull para
marcarse una jugada de malabarista: un triple avanzando para adelante
y encogido. Pero Huertas no falló desde la línea de personal y el
triple de Llull para forzar la que hubiese sido la tercer prórroga
quedó corto, mientras Mickeal se volvía loco junto al resto de sus
compañeros.
MADRID 108
(18+28+14+17+16+15): Draper (2), Llull (23), Rudy Fernández
(15), Mirotic (17) y Begic (-) -quinteto inicial-; Sergio Rodríguez
(18), Carroll (17), Suárez (2), Reyes (2), Slaughter (8) y
Hettsheimer (4). BARÇA 111 (25+24+15+13+16+18): Sada (2), Navarro
(11), Mickeal (26), Wallace (11) y Tomic (20) -quinteto inicial-;
Huertas (13), Jasikevicius (-), Oleson (5), Rabaseda (-), Lorbek (17)
y Jawai (6). Árbitros: Hierrezuelo, Bultó y Jiménez. Eliminaron a
Reyes y Mirotic. Unos 14.500 en el Buesa
Arena de Vitoria.
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