La nadadora mallorquina toma a la inalcanzable como
referencia y en un día rebaja cuatro décimas en la final de los 400 libre
Melani Costa, tras el final de la prueba - EFE. |
Antes de una
gran prueba, Melani Costa (Palma de Mallorca, 1989) mueve mucho los dedos para reducir al mínimo su tiempo de reacción para saltar a la piscina y se coloca
las gafas una y otra vez para cerciorarse que no le entrará agua. Las cámaras
no se pierden detalle de esos segundos previos de la nadadora mallorquina, que sueña,
por qué no, con colgarse una medalla en la final de los 400 libre, la que sería
la primera para una mujer nacida en España en unos Mundiales de
natación, después de que la nacionalizada Nina Zhivanevskaya
lo lograse en los 50 espalda de Barcelona 2003. Colocada en la calle 5, Melanie Costa mira a su alrededor y alucina: en la 4 está la gran favorita, Katie Ledecky, 16 años y una carrera impecable, y en la 7, Camille Muffat, su gran referente –“nada tan bien, con tanta fuerza y con una sensación de facilidad, que me encanta”, le contaba a Juan Pérez Ortiz en la web Natacción–. Pero Costa no se deja asombrar y sale a por todas, a seguir a una liebre tan excepcional como Ledecky, que pasa primera en todos los parciales y llega a nadar por debajo del récord del mundo de Federica Pellegrini, que data de Roma 2009, época de bañadores milagrosos. Ledecky (3m 59,82s) se queda con el oro y a seis décimas de la marca y la mallorquina siempre la ve delante y hace el viraje como segunda. Es plata en los Mundiales de Barcelona: “Vi que podía y lo que he hecho es engancharme a la calle 4 y no saltarla porque sabía que Katie iría más rápido que nadie. Me he dicho ‘De aquí no me muevo aunque me muera’”. Y el tiempo que marca (4m 2,47s) le deja sin palabras: “¡Cuatro dos! No puedo ni hablar no me lo puedo creer. ¡Subcampeona del mundo! He llegado donde quería llegar. He dado lo máximo de mí”.
lo lograse en los 50 espalda de Barcelona 2003. Colocada en la calle 5, Melanie Costa mira a su alrededor y alucina: en la 4 está la gran favorita, Katie Ledecky, 16 años y una carrera impecable, y en la 7, Camille Muffat, su gran referente –“nada tan bien, con tanta fuerza y con una sensación de facilidad, que me encanta”, le contaba a Juan Pérez Ortiz en la web Natacción–. Pero Costa no se deja asombrar y sale a por todas, a seguir a una liebre tan excepcional como Ledecky, que pasa primera en todos los parciales y llega a nadar por debajo del récord del mundo de Federica Pellegrini, que data de Roma 2009, época de bañadores milagrosos. Ledecky (3m 59,82s) se queda con el oro y a seis décimas de la marca y la mallorquina siempre la ve delante y hace el viraje como segunda. Es plata en los Mundiales de Barcelona: “Vi que podía y lo que he hecho es engancharme a la calle 4 y no saltarla porque sabía que Katie iría más rápido que nadie. Me he dicho ‘De aquí no me muevo aunque me muera’”. Y el tiempo que marca (4m 2,47s) le deja sin palabras: “¡Cuatro dos! No puedo ni hablar no me lo puedo creer. ¡Subcampeona del mundo! He llegado donde quería llegar. He dado lo máximo de mí”.
A Costa, que
acaba de ganar la octava medalla de la delegación española –tras las siete de
la sincronizada– le tiembla todo. Sabe que está viviendo todo por cuanto ha
luchado y padecido, como cuando se quedó sin beca ADO tras ser novena en los
400 y 200 libre, ambos con marca personal, en los Juegos de Londres, a los que
llegó tras alterar su preparación por un virus y después de que el entonces director técnico de la Federación José Luis
Villanueva –según el relato de Jordi Murio, que era entrenador de la nadadora
mallorquina, a Diego Torres, de El País:
“la obligó a hacer las mínimas sin
esperar a recuperarse”. Pero Costa acabó el 2012 como campeona del Mundial
de piscina corta en Estambul.
El abrazo con Izaskun Ruiz
En la primera jornada de natación de los Mundiales de Barcelona en el Palau Sant Jordi dice dos veces que había hecho la carrera de su vida. Por la mañana pulveriza el récord de Mireia Belmonte –novena y fuera de la final– y por la tarde saca su rabia para defender una plata que ni su admirada Muffat, tercera en el primer viraje, ni la neozenlandesa Lauren Boyle, finamente bronce, consiguen arrebatarle. Tan superada está Costa que acaba abrazando a Izaskun Ruiz, su entrevistadora. Un abrazo en el que quedan resumidos los desengaños de quienes no confiaron en ella, los duros entrenamientos con Gregg Troy, entrenador de Ryan Lochte, la destitución de Murio, pero también la excelente dirección de José Antonio del Castillo, que desde el CAR de Sant Cugat ha sabido sacar lo máximo de una nadadora tenaz. Y feliz, muy feliz.
El abrazo con Izaskun Ruiz
En la primera jornada de natación de los Mundiales de Barcelona en el Palau Sant Jordi dice dos veces que había hecho la carrera de su vida. Por la mañana pulveriza el récord de Mireia Belmonte –novena y fuera de la final– y por la tarde saca su rabia para defender una plata que ni su admirada Muffat, tercera en el primer viraje, ni la neozenlandesa Lauren Boyle, finamente bronce, consiguen arrebatarle. Tan superada está Costa que acaba abrazando a Izaskun Ruiz, su entrevistadora. Un abrazo en el que quedan resumidos los desengaños de quienes no confiaron en ella, los duros entrenamientos con Gregg Troy, entrenador de Ryan Lochte, la destitución de Murio, pero también la excelente dirección de José Antonio del Castillo, que desde el CAR de Sant Cugat ha sabido sacar lo máximo de una nadadora tenaz. Y feliz, muy feliz.
2 comentarios :
muy grande Melani que ha sabido superar con creces la adversidad y ademas pulverizando el record de españa
Melani ha crecido en todos los sentidos. Veremos cómo sigue su participación en los Mundiales. La primera sorprendida es ella.
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