La valentía del centrocampista del Athletic reconociendo que simuló un penalti es la excusa para hacer un repaso de otros buenos gestos y también de perdones a medias de deportistas
Ander Herrera en una acción con Jordi Alba - EFE. |
Más que de sabios, rectificar es de valientes. Es cierto que dio una voltereta en el área del Getafe, acusó a Lisandro López de hacerle penalti y protestó la amarilla que le señalaron. Pero lo siguiente le convirtió en un valiente. “Pido perdón al árbitro porque luego nos quejamos de ellos y yo hoy, sinceramente, le he intentado engañar”, dijo el centrocampista del Athletic Ander Herrera, “no volverá a pasar”. Porque el 99% de sus compañeros de profesión no se retratan de sus trampas, sino que luego las defienden.
La valentía de Ander Herrera me recuerda a quienes se quedaron a medias, como Zidane, que pidió perdón por su cabezazo a Materazzi en el Mundial de Alemania de 2006, pero dijo no arrepentirse porque su rival mofó de su madre y hermana –no he encontrado declaraciones de Materazzi disculpándose por sus provocaciones; en 2011 dijeron haber hecho las paces–. O Eric Cantona tras agredir a un aficionado del Crystal Palace que le insultó: “Pido perdón a todos. Al Manchester United, a mis compañeros, a los fans… y a la prostituta que compartió mi cama la otra tarde”.
Ander Herrera es
Alfonso protegiendo al árbitro al final del España-Yugoslavia de la Eurocopa de
Bélgica de Holanda de 2000; es Paolo Di Canio -por más fascista que sea-
cogiendo la pelota con la mano en vez de que rematar de cabeza con el portero
lesionado; es Coppi y Bartali compartiendo bidón en el Aubisque; es Arturo
Merzario rescatando a Niki Lauda, que le había quitado el volante en Ferrari,
tras su accidente en Nürburgring; es Iván Fernández indicándole a un
confundido Abel Mutai que la meta estaba metros más delante. Aunque me
pregunto si Ander Herrera también hubiese hecho lo mismo de haber pitado
penalti el árbitro.
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