Lorenzo comete otro error grave saliendo antes de tiempo y es penalizado en la victoria más cómoda de Márquez en Austin
Marc Márquez, durante el GP de las Américas. |
Si algo define a Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) es un amor propio a prueba de prueba de bombas y su búsqueda de la perfección. "Me gustan siempre las cosas redondas, que me salga todo bien, todo perfecto. Y si no es redondo, me afecta mucho", confiese en Por fuera desde dentro, donde le explica a Ernest Riveras sus vivencias hasta su desembarco en MotoGP. Una obra que se podría actualizar con su paso entre los mayores: el descaro, la épica y también la inconsciencia del primer año; el título
y el golpe de autoridad ante un mito como Rossi -antes de que éste se lesionase- en el segundo; la impotencia ante Stoner en el tercero; la gestión de la ventaja en el cuarto para llevarse su segunda corona ante Pedrosa; y la proeza de llegar al último suspiro con opciones pese a las lesiones, aunque fuese Marc Márquez el campeón en el último curso. En Catar, Lorenzo empezó este Mundial cayéndose en la primera curva tras una salida fulgurante. Con un 0 a sus espaldas y viendo a Márquez tan superior en los entrenamientos y llevarse la pole con la gorra en Austin, el piloto mallorquín necesitaba una puesta en escena singular, de las suyas, para reivindicarse y tratar de opositar lo máximo posible con las Honda, muy favoritas en el circuito de Las Américas. "No miro al pasado, porque no se puede cambiar. Y el futuro es imprevisible. Voy a concentrarme en esta carrera", repitió cuando le preguntaban por la presión de saber que no tenía margen de error, a él que ya se pone presión suficiente como para recibir más y al que le cuesta reírse de sus equivocaciones. Y volvió a fallar. Cometió el error más grave de su carrera saliendo antes de tiempo y fue penalizado con un ride through que no solo le privó de su objetivo inmediato, sino que le aleja del final, el título. Al contrario que Márquez, que hizo "mi primera buena salida en MotoGP, pero la de Jorge fue mejor", y que le saca 44 puntos tras firmar un triunfo sin más apuros que un susto en la última curva.
Lorenzo tuvo que cumplir la sanción y se incorporó el último. No salía ni entre en la clasificación de la realización. "No sé qué pasará por su cabeza. No me lo quiero ni imaginar", decía, desconsolado, Ramon Forcada, su jefe de neumáticos. Lorenzo logró escalar hasta la décima posición y arañar seis puntos. Una recompensa minúscula para sus aspiraciones, pero algo al fin y al cabo. Luego se fue al box, que Yamaha cerró sin que él hiciese declaraciones -habló después y repitió con cara de pocos amigos "ha sido mi mejor salida"-. Fuera, otro mundo. Márquez, el único que eligió el neumático más duro, se reía de su amago de caída cuando le quedaban unos metros para confirmar su victoria más sencilla en la categoría reina y disculpándose porque la prueba fuese "un pelín aburrida". Su compañero Pedrosa nunca pudo alcanzarle, aunque tampoco tuvo mayores problemas para defender su segunda plaza. Tercero, tras vencer en un duelo delicioso a Smith, acabó Andrea Dovizioso. Es su primer podio para Ducati, sin cajones desde que subiese con Valentino Rossi en el GP de San Marino de 2012. Il Dottore pasó de luchar por el podio a caer hasta el octavo puesto.
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