domingo, 21 de diciembre de 2014

Xavi Pascual, un superviviente entusiasta

Xavi Pascual levanta la última Liga ACB. 

Aunque Pete Mickeal todavía estaba en Vitoria y no había cautivado al Palau, el Barça le echó mucho de menos aquella tarde en Berlín. No dispuso de un 3 con suficiente percha como para contener a Siskauskas, que decidió la semifinal de la Final Four a favor del CSKA Moscú de un Ettore Messina al que le preguntaron por su homólogo, Xavi Pascual: "Creo que es uno de los entrenadores jóvenes que lo hará mejor en los siguientes años, a pesar de que espero que no en los más próximos, por mi bien".

Cuando Messina hizo su pronóstico, Pascual llevaba poco más de un año como primer entrenador del Barça, al que había llevado hasta el quinto partido de los cuartos de final de la Euroliga ante el Maccabi Tel Aviv y a la final de la Liga ACB tras dejar en la cuneta al genial Joventut de Ricky Rubio y Rudy Fernández. Había llegado al cargo como solución provisional tras el cese de Dusko Ivanovic el curso anterior y se mantuvo, en parte, porque no hubo un acuerdo entre el italiano y el conjunto azulgrana. Ese curso, el 2009-2010, ya levantó la primera de sus cuatro Ligas, las dos últimas ante un Madrid con mejor plantel, tres Copas del Rey, otras tantas Supercopas ACB, y la ansiada Euroliga, en París (2010). Ante el Panathinaikos Xavi Pascual alcanzó los 500 partidos como entrenador azulgrana y lo hizo ganando por 67-80 un partido que se alargó mucho más de lo previsto por una amenaza de bomba al descanso. 

El técnico de Gavà no pudo tener una efemérides tranquila. Ha vivido situaciones límite que siempre ha sabido superar. Como su horrible inicio en el curso 2012/2013, en el que le costó meterse en la Copa, torneo que ganó. Como forzar y ganar el quinto partido de la final de la Liga ACB 2011/2012 tras perder por 85-59 en el Palacio de los Deportes de Madrid, o volver a ganar ese título ante el mismo rival, y que había alcanzado su mejor nivel en muchos años.  

Los huecos en la grada 

Xavi Pascual y su Barça han sabido competir pese a tener en cuadro al equipo, como en la Final Four de Londres, también ante el Madrid, ante los que hicieron un partido bochornoso en Milán, en la última semifinal de la Euroliga. Una de las contadas ocasiones en las que el equipo ha naufragado en una gran cita. Al Barça, que acumula 16 finales en la ACB, se le acusa de afinarse sólo en los momentos determinantes y no acaba de conquistar al Palau, como puede verse en los huecos que hay en la grada.

Por mucho que les pese a sus detractores, que le acusan de amarrategui —"la gente relaciona anotación con jugar rápido y no siempre es así. Busco el equilibrio", decía en una entrevista de Javier Gómez para Gigantes del Basket—, se las ha ingeniado para ir ampliando la colección de títulos del club pese a la fuga de talentos a la NBA y el baile de fichajes. En ciertos momentos ha sabido tener enchufado a todo el equipo, pero en otros se notaba mucho quienes tenían más minutos en pista y quienes no tenían tanta confianza del entrenador. De un Xavi Pascual que ante el Estudiantes vivió su partido 501 y sufrió su 105ª derrota (102-96 tras ir ganando por 21-36). Cuenta 396 victorias, es el segundo entrenador más longevo de la sección tras Aíto, que estuvo 14 años en tres etapas, acaba de renovar hasta el 2017. "Las dos partes queríamos lo mismo, así que estoy contento por cómo ha ido todo", valoró Xavi Pascual, un entusiasta superviviente que tiene en la Euroliga su gran anhelo. Ha llegado a cinco Final Four de las siete posibles y sólo alcanzó en una el partido decisivo. Eso sí, lo ganó, con Pete Mickeal, Navarro y Ricky Rubio como grandes agitadores.     

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