miércoles, 29 de julio de 2015

Lucas Mondelo: “El tirador tiene que recuperar sensaciones en otras facetas del juego”

Cronómetro de Récords entrevista al seleccionador nacional, bronce en el Eurobásket de Hungría y Rumanía

Lucas Mondelo, durante el Eurobásket de Hungría y Rumanía. Foto: Alberto Nevado / FEB.

No todos los días, en este caso no todas las noches, tienes de chófer, y por tu ciudad, a un entrenador con un currículum tan kilométrico como Lucas Mondelo (l’Hospitalet de Llobregat, 1967), ganador, entre otros títulos, de una Liga española y tres chinas, una Euroliga, una Supercopa de España y otra de Europa. “Quedamos a la nueve y media mejor”, le dice a Cronómetro de Récords tras haber propuesto a y cuarto un minuto antes, en la primera llamada. El seleccionador nacional viene directamente de Zaragoza,
del Máster de dirección para entrenadores de la FEB, y me recoge en la Rambla Just Oliveras. Lleva el polo de la selección, a la que hace un mes volvió a llevar a un nuevo podio. El bronce en el Eurobásket de Hungría y Rumanía, al que hay que añadir el oro en el anterior campeonato continental y la plata mundial del año pasado. La mañana siguiente cogería el avión para seguir a la U19 en el Mundial de Rusia: “también iré a ver a la U16 a Portugal, después a Japón y, finalmente, a China a entrenar. Éste es mi verano desde hace varios años”.  

Toni Delgado / L’Hospitalet de Llobregat

—Viviste en el barrio de Can Serra.
Sí. En la calle Badajoz. Recuerdo cuando la carpa no era ni colegio ni parque infantil ni mercado, sino un descampado con dos bóvedas metálicas. Ponían siempre muros y por la noche la asociación de vecinos los tiraba abajo. Así se pasaron varios meses, hasta que el  Ayuntamiento acabó utilizando el espacio para equipamientos para la gente. Era yo pequeño. También estuve viviendo con mi novia en la Florida, pero luego empecé en el mundo profesional.

—Continúas manteniendo el vínculo con tu ciudad.
Fíjate voy a cumplir 48 [lo hizo días después de la entrevista, el día 28 de julio] y desde los 34 he estado fuera de l’Hospitalet. Voy viniendo, estoy al día de cuanto sucede en mi ciudad, pero la profesión me manda a Mallorca, Salamanca, Madrid, China... Colaboro siempre que puedo con l’Hospitalet. El otro día, no sé si lo viste, estuve recorriendo con la alcaldesa [Núria Marín] todos los campus de la ciudad. También visité el de Audie Norris, mi ídolo de pequeño... Bueno, de joven. Nunca debes olvidarte de tus orígenes, te equivocas si lo haces.  

—¿Conservas los mismos amigos?
Sí. La distancia hace daño, aunque cuando los vuelves a ver es como si hubieses estado aquí ayer. Voy a ver si encontramos sitio [para aparcar]. Esto sí que no ha cambiado…

—Y cada vez peor. Las aceras ya son gigantes. Por cierto, vienes de Zaragoza directamente equipado con el polo de la selección.
No me ha dado tiempo de cambiarme. Vengo del curso nacional, donde hemos explicado aspectos como la dirección y preparación del partido, la gestión de cambios, entrenamientos, tiempos muertos y de cuartos... Y al día siguiente hablamos de contrascouting. Aquí parece que hay sitio, ¿no?

—Sí, parece que sí.
Pero [el coche] es muy largo y si viene uno al parking. [Sigue buscando].

—¿Qué es el contrascouting?
El contrascouting o contraespionaje es preparar al equipo para lo que te pueda hacer el rival. Sabes cómo es el equipo contrario por el scouting y te planteas qué te puede hacer el otro equipo para pararte. Trabajas ciertas cosas para que no te sorprendan. El contrascouting favorece que no te adaptes al estilo del rival. Eso sí, como entrenador tienes que adaptarte al estilo de las jugadoras. Que se adapten al tuyo es pan para hoy y hambre para mañana. En la selección tenemos la suerte de que a ellas y a mí nos gusta el mismo estilo de juego. Cuando nos juntamos en verano, hacemos el baloncesto que nos gusta.

—¿Es un momento de liberación para todos?
Así es. Jugamos a nuestro estilo, lo que hemos mamado desde hace muchos años. Nos vemos beneficia también cuánto nos conocemos. Con Xargay llevo siete temporadas, seis años, desde 2009, cuando hicimos plata en el Mundial U19. La entrené dos años en Salamanca.

—¿Has visto algún partido suyo en Phoenix?
He visto algunos de Cruz, pero no ha coincidido ver uno de Xargay. Veré unos cuantos seguro. También desde China, donde voy siete horas por delante. Lo hago por un precio de sueño. Mira, vamos a dejar el coche aquí. Ui, esto es reservado. Lástima. A ver… ¡Allí sí! Si quieres baja ya, luego te costará más. [Buscamos un sitio para tomar algo]. Yo soy mucho de patatas bravas y alioli.

—[Vuelvo a encender la grabadora]. Estábamos hablando de Xargay....
Xargay es la multiusos. Para mí es una escolta con buen físico. La suerte de Xargay es que puede jugar en varias posiciones. Ha llegado a jugar hasta de 4 falso. Vamos a este sitio, que está bien [nos sentamos en una terraza; pedimos un agua y una Coca-Cola sin hielo].

—¿Hasta qué punto es importante conocer como persona a la jugadora? ¿Sus debilidades, gustos y reacciones?
Tienes que conocerla y hablar mucho con ella, que te explique cuáles son sus ansiedades, dudas, fortalezas, debilidades... Disponer de información extra es bueno, pero tampoco mucho, ya que te puede bloquear y condicionar. Tienes que tener información del día a día.

—¿Qué información te puede molestar?
Ninguna. Soy un entrenador cercano a las jugadoras, pero cercano no significa que tengas que saber su vida privada. O no deberías saberla. Hablas con ella para darte cuenta de qué aspectos emotivos, tácticos y técnicos le pueden ayudar. Tú eres su asesor de confianza.

Lucas Mondelo, en l'Hospitalet. Foto: Toni Delgado. 
—¿La filosofía de la manada es una versión del yo al servicio del nosotros?
Es prácticamente eso. Ningún individuo fuera de la manada es igual de fuerte dentro de ella. En la selección hemos conseguido una suma de egos, que todas aporten. Incluso a veces fuimos excesivamente generosas. Está muy bien un pase más, pero un pase de más ya no es tan bueno. Es un peaje por jugar al tiqui-taca.

—¿El equipo fue generoso contra Francia?
Llegó mal contra Francia, que, teóricamente, debería ser campeona de Europa siempre porque tiene la mejor plantilla. Que sólo haya ganado un campeonato en los últimos seis años es digno de reflexión. Ese día notamos la baja de Sancho, y, sobre todo, el partido contra Montenegro, que se nos complicó después de ir 10 arriba en el último cuarto y que estuvimos a punto de perder. El arbitraje fue bastante nefasto y ayudó a que lo pasáramos mal. Hicimos un esfuerzo físico y mental extra menos de 24 horas de jugar contra Francia, un equipo físico y ante el que tuvimos opciones hasta el último minuto. Alba [Torrens] lanzó para empatar a falta de veintitantos segundos. Es cierto, fue un tiro forzado, pero ¿cuántos tiros forzados han entrado en la historia del baloncesto? Nos faltó un pelín de chispa, un día de descanso para armonizar la cabeza y las piernas. Hubo unos seis contraataques que no hicimos porque la cabeza y las piernas no nos iban.

—¿Has vuelto a ver el partido?
No, no lo he vuelto a ver.

—Los entrenadores y los deportistas tenéis una memoria visual privilegiada.
Es así. Normalmente los veo. Entre amistosos y competición jugamos 18 y ganamos 17. Y en el que perdimos, contra la mejor plantilla de Europa, no el mejor equipo, y al que sorprendimos en su casa hace dos años, tuvimos opciones hasta el final. Pero esto es deporte: si me dicen antes de ir, medalla de bronce, y lo hubiera firmado. Los equipos habían puesto a americanas [nacionalizadas].  La propia campeona, Serbia, incorporaba a dos titulares, a la pívot americana y a Petrovic, que le dio media Euroliga este año a Praga.

—¿España era el mejor equipo?
Sí, junto con Serbia. Las tres selecciones que mejor jugamos al baloncesto somos Suecia, que este año ha dado una de arena porque le faltaban dos titulares, Serbia y nosotras. Creo que jugamos un poquito mejor en equipo que Serbia, pero ellas tiene más definición en la línea exterior y en la suma global. Incluso así les ganamos.

—A mucha gente le sorprendió la decisión que tomaste contra Montenegro: “Atacamos con Anna Cruz, ¿de acuerdo?”. La gran mayoría de los entrenadores hubiera apostado por Alba.
Creo que en mi carrera me he distinguido por tomar decisiones, a veces controvertidas, pero que han salido bien. A Cruz la tuve en Olesa. Hicimos una gran temporada y ganamos, creo recordar, seis o siete prórrogas, y ella fue quien las superó con el sistema puño y el sistema cuernos modificado para ella. En aquel momento contra Montenegro lo vi claro. ¿A quién iban a defender al límite? A Alba, que había hecho un esfuerzo brutal y estaba bastante cansada. Teníamos que darle el balón a Anna Cruz, que no tendría a la mejor defensora. Había resuelto situaciones así en el pasado. Le hice la jugada de cuernos de Olesa y la resolvió, y además dos más uno. Cuando vi el dos más uno… ¡Estaba blanco! Habíamos hecho una pretemporada y un torneo buenísimos, pero por una canasta nos hubiésemos quedado fuera. Una vez más salió bien.

El dos más uno de Anna Cruz ante Montenegro. Foto: Alberto Nevado / FEB. 

—“We are the team. We are the team”, dijiste en la rueda de prensa.
Esto es un equipo. Alba estuvo encantada de que fuese Anna Cruz quien resolviese la jugada. Si hubiésemos hecho una salida de tiro para Xargay, tampoco hubiera pasado nada. 

—¿Qué le dijiste a Anna cuando se acabó el partido?
Que había ganado otra prórroga. Creo que le dije la octava.

—Supongo que te costó dejarla fuera del Eurobásket del 2013. Se había lesionado en la final de Liga contra Perfumerías Avenida, en su último partido con Rivas Ecópolis.
Estaba lesionada. No hay tema. La sacamos a jugar e iba coja. No podíamos esperarla y no fue. Fuimos oro. También dejé fuera a Luci Pascua y a Leonor, y fue Queralt. Y al año siguiente no fue Queralt, y volvieron Leonor y Luci. Vacas sagradas hay poquitas, son las patas de la mesa, indiscutibles e indiscutidas por todos. Desde 2012 se ha renovado la selección. Se han retirado unas cuantas y han entrado varias nuevas. Parece que sean las mismas, y no es así. Núria Martínez estaba fuera de la selección, pero entró el año pasado y ha vuelto éste, y con un rol difícil. En su equipo Núria juega 30 minutos, tiene todo el rato el balón en las manos...

—Su papel dice mucho del entrenador y de la humildad del grupo.
Es un mérito de todos. Si no tuviéramos complicidad entre todos, no hubiéramos tenido estos éxitos, ya que estamos en inferioridad física con muchos rivales. Hay equipos que no entiendes cómo no lo hacen mejor. Puede que ganen mucha pasta y se sientan un poquito reinas... Las nuestras están educadas de otra forma.

—Les diferencia la humildad.
La humildad y la ambición. Ahora quieren medalla en los Juegos Olímpicos, con lo difícil que es. Estados Unidos y Australia, si vienen con todas, serán, en teoría, oro y plata. Queda el bronce, y somos varios los aspirantes: Francia, Serbia, Turquía, nosotras y Brasil, que juega como local, tiene un juego interior brutal y buenas jugadoras. España en los Juegos nunca se ha metido en semifinales y tal vez ése sería el objetivo. Aunque primero tenemos que estar allí.  Estamos con un pie dentro y hay que meter el segundo.

—¿Se ha valorado lo suficiente el bronce? Había medios que ya les preguntaban a las jugadoras por el Preolímpico.
Ése es el peaje del éxito. La medalla ha sido muy valorada por la Federación. Yo estaba renovado quedando quinto. La gente era consciente de que perdíamos a la mejor jugadora y que los equipos incorporaban a americanas nacionalizadas. Antes no pasaba tanto eso.       
  
—¿Astou Ndour y Sancho Lyttle se parecen en algo? ¿En actitud?
A Astou todavía le falta recorrido para crecer y estar al nivel de Sancho. Para tener 21 años y tener la presión de sustituir a alguien como Sancho, que es una estrella de WNBA, Astou ha cumplido, ha tenido una muy buena actitud y ha hecho un muy buen Europeo.   

—¿En qué crees que va a mejorar y crecer en Salamanca?
Jugará muchos minutos y Euroliga. Va a coger más experiencia y tendrá un buen aprendizaje a nivel táctico y de lectura de juego, y en eso se incluye el pase. Le hace falta una pequeña mejora física. Quizás no tanta como la gente dice. Mingo [Díaz, técnico del CB Islas Canarias] ha sido el creador de Ndour. Una vez que tienes la figura, hay que perfilarla. Es lo que harán con ella en el Perfumerías Avenida. Astou se ha sacrificado al máximo por la selección y sin ella, sinceramente, no hubiésemos sido bronce.

—¿Te consideras el perfilador o creador de alguna jugadora?
No. Mingo trabaja jugadoras desde la cantera, desde abajo, y las sube al primer equipo muy jóvenes. Es un grande. Eso no lo he podido hacer. Sí que me considero asesor de confianza, y trabajo para sacarles el máximo rendimiento y, si puedo, hacerles mejorar en lectura táctica.

—¿A qué jugadora has mejorado más?
Creo que hay dos jugadoras a las que he ayudado, aunque sólo soy un eslabón más en la cadena, pues han tenido muchos entrenadores. Tanto Alba como Marta son muy agradecidas conmigo. Conectamos. Creo que hay química. Las he ayudado porque entiendo qué quieren, qué buscan y qué son capaces de hacer. Por eso juegan con más confianza y libertad.

—¿Pueden ser difíciles de entender para algunos entrenadores?
No, yo no he dicho eso.

—Te lo pregunto.
No, no es que sean difíciles de entender. A Alba la han llegado a sistematizar mucho, a colocarla en sistemas muy cerrados. Alba no puede jugar a 50 puntos. Es como si tienes un pura sangre y lo tienes siempre en la granja dando vueltas al cercado.

—Hace cuatro años, en una entrevista para Cronómetro de Récords y Viu L’Hospitalet, me la definiste como “caballo desbocado”. ¿Lo sigue siendo?
Hace cuatro años, en 2011, ganamos la Euroliga. Y sí, lo sigue siendo. A Alba hay que dejarle correr, y darle un poquito a la rienda para que pare, beba y respire. Ésa es Alba, para lo bueno y lo malo. Lo que hay que saber es cuándo el caballo está desbocado y cuándo está enchufado. Son dos términos diferentes. Ella está rozando siempre esa frontera de genio o de caballo desbocado. 

—¿El estar enchufado depende de la puntería?
La puntería, al final del camino, define bastante, pero es la aportación de más cosas.

—¿Alba ha ampliado su mirada?
Sí. [Ante Hungría] cogió 14 rebotes, sólo dos menos que el récord de la selección, de Sancho Lyttle. Alba cada año se pone retos, y Xargay, igual. Son jugadoras que, a veces, exigen que esté encima de ellas en esos retos. Y yo soy su cómplice.

—Asesor y cómplice, entonces.
Más cómplice que asesor.

Lucas Mondelo habla con Alba Torrens durante el partido contra Francia. Foto: Alberto Nevado / FEB.  

—¿Qué le dijiste a Alba para tranquilizarla con los triples? Quizás fue en el único aspecto en el que falló.  
Muchas veces cuando al tirador no le entran y quiere recuperar las sensaciones lo prueba y lo prueba. Tiene que hacerlo en otras facetas del juego: asistiendo, defendiendo, robando, cogiendo rebotes, penetrando a canasta... Alba tocó muchos palos.   

—Me has hablado muy bien de Suecia. Finlandia será el otro rival en el Preeuropeo.
A Finlandia habría que ganarle los dos partidos, aunque en su pista será más difícil. Y a Suecia, un muy buen equipo, al menos uno. Es una selección a la que le faltaban dos titulares.  

—Desde que entrenaste al Olesa han desaparecido muchos equipos.
Entre 2009 y 2011 la Liga española fue la mejor de Europa. En Salamanca fuimos campeones de la Euroliga en 2011 y el Ros lo logró en 2012, con Rivas como finalista. Ahora los torneos más fuertes son el turo y ruso, donde han aterrizado gran parte de esas jugadoras más destacadas.  

—¿Qué puede hacer la FEB para evitar que equipos de su competición desaparezcan o no puedan ascender por falta de recursos?
La FEB hace lo que tiene que hacer: tiene una relación perfecta con las federaciones autonómicas; cuida sus campeonatos; las selecciones funcionan; y dedica más del 30% de su presupuesto al femenino.

—¿Pero no puede ayudar directamente a los clubes?
Los clubes son entidades privadas. Se tienen que gestionar ellos. La Federación hace lo posible para que tengan facilidades, les concede prórrogas para pagar. Los dos grandes problemas son la crisis económica, que ha atacado especialmente al ladrillo, el gran patrocinador de casi todos los deportes; y el fútbol. He tenido la suerte de viajar mucho y he comprobado que el trato que tiene en otros países el fútbol no es el de aquí. La permisividad que se le tiene aquí es indecente.

El entrevistado y Maya Moore. Foto: lucasmondelo.com.

—¿Sigues pensando que Maya Moore es la mejor del mundo?
Sí. Es Jordan. Hace mejor a sus compañeras. Es completa: defiende, coge rebotes defensivos y ofensivos, postea, busca pick & rolls, domina todas las facetas del juego...

—Se luce y hace lucir.
Eso es. Sólo hay que ver lo que nos hizo en la final del Mundial, y sabíamos que nos iba a hacer eso. Fue ella quien abrió la brecha. Hubo un momento en que pudimos pararla un poco. No creo que vuelva a entrenar nunca a una jugadora así dentro y fuera de la pista.

—¿Tu foto de perfil en Twitter siempre será con Maya Moore?
No, la vida cambia. Puedo poner fotos de otras jugadoras.

—¿Es la que más admiras?
No creo que sea admirar. Simplemente creo que es la mejor. Me ha ayudado mucho.

—¿En qué te ha ayudado como entrenador y persona haber entrenado tres años en China [al Shanxi Xing Rui Flame] y afrontar ahora el cuarto? Has superado varias situaciones límite, la primera casi nada más llegar.
Me ha ayudado a evolucionar emocional y mentalmente en una cultura muy diferente, además de hacerme tener más imaginación en el baloncesto y más soluciones en el contrascouting.

—La manada, inalterable.
Inalterable. El resto del equipo me seguía a mí porque Maya estaba de acuerdo conmigo. La clave ha sido la sintonía con ella. Alba es nuestra Maya Moore.

No hay comentarios :