Cronómetro de Récords habla con la base de Uni Girona, colíder de la Liga
Noemí Jordana. Foto: Xavier Marquès (@xmarquesp) / Uni Girona. |
Es un libro abierto en la pista y fuera de ella, donde también se expresa con desparpajo y le gusta utilizar onomatopeyas. Noemí Jordana (Manlleu, Barcelona, 1980) tiene un tono pedagógico, como requiere su titulación de Magisterio en Educación Especial. La base de Uni Girona habló con Cronómetro de Récords días antes de la partida de Chelsea Gray al Agü Spor turco, y horas antes de que su padre, el entrenador Ramon Jordana, la definiese así a este periodista: "Noe no necesita hacer muchos puntos. Asume el liderazgo de una manera natural".
—Hace unos meses dijiste en una entrevista para L'Esportiu que te gustaría jugar los 40 minutos. ¿Lo mantienes?
Hombre, claro.... [Risas]. Aquí lo divertido es jugar. Supongo que a cualquier jugador o jugadora al que le preguntes te dirá que quiere disputar todos los partidos y minutos que pueda. Y quien diga lo contrario, miente.
—Miente o es poco competitivo.
¿Pero si no quiere jugar para qué se entrena?
—[Le pregunto por algunas anécdotas con ex compañeras suyas].
Es que si ya me cuesta recordar cosas de mi vida, imagínate de la del resto... [Risas].
—¿Haces un vaciado muy terapéutico, no?
Sí. El otro día un periodista de aquí, de Girona, Toni Romero, quiso que me acordase de todos los partidos de Copa de la Reina, Supercopa y Liga que había jugado... Se ve que se publicó que llevaba 500 partidos [en competiciones FEB] y Toni defendía que la cifra no era correcta. Yo le decía: "Toni, por favor...". Y él: "Venga, tienes que ponerte a ello". Estuvimos tres horas para repasar, o eso creemos, todos los partidos. A la FEB [que le apunta 507] le faltan 13 o 14 partidos míos por contabilizar.
—¿Y los reclamarás?
¿Yo? No... Tampoco me hará rica haber jugado tantos partidos...
—¿Cómo valoras tu experiencia como delegada en categorías inferiores de la selección española?
Disfruto mucho yendo con las pequeñas. Es un trabajo que me ha permitido ver el baloncesto desde otro punto de vista. Cuando empecé a jugar estaban en activo Laura Grande, Mar Xantal, Razza Mujanovic o Pilar Valero, que para mí es… ¡La tengo en un pedestal! Ahora, con la mayoría de compañeras me llevo diez años.
—Tras ganar la Liga con Uni Girona [ahora colíder empatado a ocho triunfos con Perfumerías Avenida] estuviste sopesando la retirada. ¿Qué te hizo decidirte a continuar? ¿Volver a jugar la Euroliga?
Este año estoy haciendo un máster y quería compaginarlo con el baloncesto, también para ayudar al equipo en un reto como la Euroliga. Recordaba que los viajes eran agotadores, pero no tanto... El caso es que, como físicamente todavía aguanto, me dije: "Noe, todavía puedes jugar un año más". También pensaba que podría ir a clase, pero con los horarios que tengo no puedo hacerlo...
—¿Te arrepientes de haber continuado?
No, porque cuando te pones y lo disfrutas, vas a por todas. Yo no sé estar en un sitio y pasar de todo. No me sale ni va con la educación que me han dado.
—¿Os benefició perder con tanta claridad la Lliga Catalana ante el Cadí La Seu para afrontar después y ganar la Supercopa de España ante Perfumerías Avenida?
Ha sido un inicio complicado y con muchos cambios de jugadoras y nos ha costado mucho entendernos. Perdimos la Lliga Catalana y en el debut en Liga contra CREF... Todavía no sé cómo ganamos la Supercopa, si te digo la verdad. Cuando se acabó el partido nos miramos todas como diciendo "¿cómo narices hemos hecho esto?". Cuando un equipo está lleno de extranjeras, ¿cómo les haces entender que la Lliga Catalana es importante?
—Sueles haces de traductora en el equipo, pero transmitir la importancia de un torneo no es tan sencillo.
Ellas nunca valorarán la Lliga Catalana igual que una Supercopa. ¡Es un título! “¿Un título de qué?” te pueden preguntar. A veces, cuando el nuevo y hay varias jugadoras de fuera dar valor a según qué partidos.
—¿Qué estás aprendiendo y qué le estás enseñando a un torbellino como Chelsea Gray?
Chelsea tiene una capacidad de visión para asistir increíble y es una americana atípica: habla mucho. Ahora empieza a haber química entre nosotras. De ella estoy aprendiendo cómo utiliza su cuerpo y cómo asiste, y creo que de mí está aprendiendo a comunicarse con el equipo. A veces hace falta hablar, ya que el resto no te entenderá con una mirada.
—Hay que combinar mirada con palabra.
Es así. Cuando tienes el equipo desorganizado una mirada te puede servir en un momento dado para hacer una puerta atrás, un pequeño cambio. Pero una mirada no sirve para ordenar un equipo porque cada una tiene su forma de hacer. Yo con Vita [Kuktiene] no paro de pelearme. A veces tengo la pelota cogida y le digo: "Ven". Y ella: "No". Y entonces le digo: "Hasta que no vengas, no me moveré". A Chelsea le falta paciencia cuando el equipo está desorganizado, pero si se la juega ella lo hace muy bien.
—Spanou es omnipresente: está en todos los sitios.
Este año estoy aprendiendo que desde fuera las cosas se ven muy diferentes que desde dentro. Artemis también se come alguna puerta atrás, pero es una pasada cómo trabaja la niña.
—Cuando te veo traduciendo, animando y añadiendo detalles en los tiempos muertos te imagino de entrenadora. ¿Tú te ves?
No, para nada.
—¿Tampoco de ayudante?
No, no, no.
—¿Cuando te retires dejarás del todo el baloncesto?
Del todo.
—Dijiste en una entrevista para Catalunya Ràdio que en casa no habláis casi de básquet.
Algo sí. Cuando llego hablo rápido del tema y ya está. Si hay básquet en la tele hago de maruja con mi madre, aprovechamos para ponernos al día.
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