'Las estrellas son así' es una fresca colección de 117 anécdotas entre deportistas y periodistas deportivos
Pizzi celebrando un gol en su etapa en el Barça. Foto: Pere Puntí / Mundo Deportivo. |
Es la única vez que me he hecho una foto con un entrevistado. Él sale relajado y sonriente. Servidor, con el pelo afro y la sonrisa a medias, fruto del respeto que le tenía antes a la cámara. En el hall del Hotel Princesa Sofía de Barcelona acababa de hacer la entrevista que encabezaba una larga lista de retos profesionales.
Sólo contemplaba su nombre para el trabajo final de Técnicas de la entrevista, y todo encajó: él era columnista de Mundo Deportivo, primera parada de mis prácticas en la
carrera. Localizarle, pues, había sido sencillo, y ahí estaba mi brazo derecho apoyado sobre su hombro, mientras la grabadora de casete, convertida ahora en objeto nostálgico, reposaba en el sofá tras la batería de preguntas a Juan Antonio Pizzi, seleccionador de Chile y ex jugador, entre otros, de Rosario Central, Tenerife, Barça, Villarreal y selección española.
carrera. Localizarle, pues, había sido sencillo, y ahí estaba mi brazo derecho apoyado sobre su hombro, mientras la grabadora de casete, convertida ahora en objeto nostálgico, reposaba en el sofá tras la batería de preguntas a Juan Antonio Pizzi, seleccionador de Chile y ex jugador, entre otros, de Rosario Central, Tenerife, Barça, Villarreal y selección española.
Pizzi sale mencionado en el relato de Diego Gustavo Arvilly, que movió cielo y tierra para seguir a San Lorenzo en el Mundial de clubes disputado en Marruecos. El Madrid acabó proclamándose campeón ante su San Lorenzo de Almagro. Es una de las historias más simbólicas de Las estrellas son así. 101 anécdotas de grandes deportistas con periodistas, de la Asociación Española de Prensa Deportiva y editado por Espasa.
José Luis López vuelve a su infancia: “Mi principal juguete fueron los cromos de fútbol. Con apenas veinticinco pesetas se podía tener la colección de cromos suficientes para organizar partidos de fútbol en la mesa del comedor o en el suelo”.
Entre los 117 relatos, 16 más de los prometidos en el subtítulo, hay anécdotas dignas de una película de espías, como la de José Ramón de la Morena; tiernas, como la de Natalia Ayala con el desaparecido Lalo García; aventureras, como la de Antoni Daimiel buscando a Chicho Sibilio; humildes, como la que une a Carlos Arribas y a Óscar Freire; llenas de peligros y apuros; de persecuciones… En casi todos los casos la curiosidad es sorprendente. En el resto me parece forzada.
El libro puede ayudar a entendernos a los periodistas (deportivos o no). El gran cronista de las entrañas de Barcelona, Josep Maria Huertas Claveria, nos solía decir en clase que se es periodista las 24 horas. No le faltaba razón: es un oficio repleto de imprevistos, buenos y malos; sin horarios; exige paciencia y rapidez casi a partes iguales; y genera estrés. Pero compensa, y mucho, porque nos regala conversaciones espontáneas; nos permite retratar instantes de júbilo y de tristeza; ser espectadores de privilegio; nos hace ser más observadores y valorar los detalles más pequeños; nos permite a veces viajar y conocer a más gente; o dar un micrófono (simbólico o no) a los conocidos y a los anónimos.
El periodismo son las buenas historias. Historias como las de Las estrellas son así que, eso sí, tiene una carencia significativa y que estoy seguro de que se subsanará en una próxima edición: apenas cuenta con relatos sobre mujeres deportistas. Aparecen Amaya Valdemoro, para muchos la mejor jugadora de la historia de España; la ex gimnasta Almudena Cid, única en su disciplina en alcanzar cuatro finales olímpicas; o la nadadora más talentosa de nuestro país, Mireia Belmonte, con mucho recorrido y por recorrer. Afortunadamente, el deporte femenino tiene cada vez más peso en los medios y en las librerías. El futuro tiene que ser suyo.
El 80% de los beneficios del libro se destinarán a obras benéficas. Sigue la fórmula de Relatos Solidarios, camino de 12ª obra colectiva; Un derbi solidario, con historias de periodistas del Sporting de Gijón y del Oviedo y con tres libros en el mercado; o Relatos sobre el derbi Celta-Dépor, que arrancó en 2012 y, de momento, no ha tenido continuidad.
“Con lo que somos los periodistas, más dispuestos al compromiso que a la ejecución inmediata, la recopilación de autores ha resultado una experiencia enriquecedora que a todos cuantos colaboramos en este proyecto hecho tinta nos añade un punto de orgullo”, explica en el prólogo Julián Redondo, presidente de la Asociación Española de Prensa Deportiva.
En Las estrellas son así figuran protagonistas del deporte de los últimos 40 años. Luis Aragonés, Maradona o Miguel Indurain son algunos de los que más aparecen. Se habla de tiempos en los que el trato entre el futbolista y el periodista era casi familiar y se permitía acceder a los vestuarios después del partido. Una fórmula que, poco a poco, se va incorporando en el baloncesto español.
Generoso, oportunista y con olfato, Pizzi se ganó al Camp Nou con un gol a última hora en su primer partido en el Estadi contra el Espanyol. A Joaquim Maria Puyal lo conquistó tras marcar el 5-4 de la inolvidable remontada en Copa ante un Atlético de Madrid que había dominado por 0-3 y 1-4. El periodista de Catalunya Ràdio le bautizó como Macanudo. “¡Che, qué bueno que viniste, qué bueno que llegaste!” En Argentina a Pizzi se le conoce como Lagarto por su supuesto parecido con el lagarto Juancho. Admiro a muchas personas y deportistas, pero para mí sólo él asciende a la categoría de ídolo. Un comentario que haría sonreír a Mike Tyson, que le dijo esto a Rafael Recio, otro de los autores del libro: “Para mí, tener ídolos es una debilidad. Yo quiero ser mi ídolo”.
Es curioso que en su última temporada en el Tenerife, la anterior a su fichaje por el Barça, servidor quisiese que fuese Pedja Mijatovic, del Valencia, y no Pizzi, el Pichichi de la Liga. El Lagarto se llevó el gato al agua y, además, compartió la Bota de Oro con Alan Shearer como máximo goleador europeo. “Pizzi vendrá al Barça. Tienes que ir con él”, insistía Aitor, un compañero de EGB. No le hice caso, y al delantero hispano-argentino tardé en disfrutarlo de verdad.
Si Pizzi ha sido con el único entrevistado con el que me he hecho una foto, Erika de Souza, jugadora de Uninassau/América, es la única entrevistada que casi se me escapa. El jefe de prensa del UB Barça, su equipo por aquel entonces, me dijo que me pasara a entrevistarla después del entrenamiento de la tarde. “¡Holaaaa!”, me dijo cuando me vio. Pensaba que estaba bromeando porque siempre ha sido muy dicharachera, pero no. Erika se alejaba cada vez más: “¿Una entrevista? Pues me había olvidado, lo siento”. La hicimos sin problemas.
No siempre da tiempo de acabar una entrevista. La de Clara Bermejo, base entonces del Perfumerías Avenida, continuó cuando cogió un taxi en Barcelona con su compañera Blanca Marcos; otra tarde a una jugadora casi la dejan en tierra mientras la entrevistaba. Su entrenador, furioso por la derrota abultada del equipo, no reparó o no quiso reparar que había un sitio libre en el autobús del club. Nunca he sabido los detalles ni he vuelto a coincidir con él. Sí que lo hice con Pizzi cuando volvió al Camp Nou como entrenador del Valencia. Esta vez, ya como periodista, le hice un par de preguntas en la rueda de prensa. Todavía tengo pendiente entregarle en mano, como le prometí en su día, la entrevista que le hice aquel día.
Título: Las estrellas son así. 101 anécdotas de grandes deportistas con periodistas. Autor: Asociación Española de Prensa Deportiva. Editorial: Espasa. Páginas: 384. Valoración: 4.3 sobre 5.
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