jueves, 12 de enero de 2017

Rosó Buch, la alegría de la pista

Jacinto Carvajal, Luci Pascua y Norberto de la Marta, entre otros, retratan a la base-escolta del Uni Girona 

Rosó Buch durante la final de la Lliga Catalana. Foto: Ricard Rovira / FCBQ. 

Los aspersores y surtidores empapan a quienes se mueven al ritmo de los éxitos de ahora y de siempre que deciden los pinchadiscos. Es el colofón de la Nit Boja (la Noche Loca), uno los momentos más intensos de Les Santes, la Fiesta Mayor de Mataró. Una escena que puede describir el comportamiento en una pista de baloncesto de una sus vecinas más ilustres: Rosó Buch (1992). La base-escolta del Uni Girona es imprevisible, descarada e inagotable. Quienes la conocen bien aseguran que juega como es fuera del parqué.

Rosó Buch es insaciable en la cancha, cualidad que gusta a la grada. También a Fontajau. Para Joana Morató, socia del Uni Girona y jugadora del Bàsquet Vilafant, es su jugadora favorita: “La primera vez que la vi me encantó. Estaba siguiendo el partido con una compañera y le dije: «Ostras, me gusta mucho cómo juega esta chica. Es joven e imprime mucho ritmo y carácter”.  “Entra a canasta muy bien y es muy rápida. A veces impide que las rivales lancen cómodas el triple”, interviene Ian Font, jugador del benjamín B del Girona FC y socio del Uni.

En Girona, Rosó sigue siendo Rosó, aunque no salga en el quinteto titular como estaba acostumbrada: “Antes solía jugar más de 30 minutos. Estoy encontrando mi espacio. Por encima de todo soy una jugadora de equipo. Èric Surís confía en mí y me siento cómoda”.  “Todas somos capaces de hacer puntos y cuando encontramos el equilibrio en ataque y defensa es muy difícil ganarnos. Somos muy fuertes”, advierte la base-escolta del Uni Girona a Cronómetro de Récords en uno de los momentos decisivos del curso. Su equipo es segundo, a un triunfo del líder, el Perfumerías Avenida; jugará el día 18 el partido de ida del Top 16 de la Eurocup contra el TSV 1880 Wasserburg; y en febrero tratará de levantar la Copa de la Reina en Fontajau.

Será la segunda que dispute Rosó Buch, campeona el año pasado con el CB Conquero en San Sebastián. En su estreno ante el Donosti Basket anotó ocho puntos en sus primeros 10m 35s, fue clave en la final ante el Perfumerías Avenida y una de las más activas en la batalla de botellas de agua de la celebración. También se puso a bailar con Andrea Alcántara y se llevó de recuerdo el cartel de campeonas. Las jugadoras estuvieron a punto de no disputar el torneo por los impagos. Solo seis jugaron las semifinales de Liga ante el Uni Girona, al que dieron un buen susto. Rosó Buch estuvo en pista los 80 minutos. Semanas después, se anunció su fichaje por el conjunto catalán.  

Rosó Buch y Haley Peters en la Copa de la Reina de San Sebastián. Foto: Toni Delgado.

Hace mucho tiempo que Rosó Buch salió del cascarón. Renunció a la comodidad de jugar en la Unió Esportiva Mataró, el equipo de su ciudad, ir al pabellón andando y vivir con sus padres. Joaquim Buch y Roser Rosell, presentes en su camiseta (Rosó B. R.), fueron los primeros que le animaron a aceptar la propuesta del Al-Qazeres, también de Liga femenina 2: “Me prometieron que estarían a mi lado. Siempre los he sentido cerca. Tenía mucha ilusión de probar cosas nuevas y creo que no me costó el cambio. Fue una gran experiencia que me ayudó a abrirme más y a crecer mucho personal y deportivamente”. No tardó demasiado en ganarse la confianza de Juan Pedro Buigas, que dimitió por diferencias con la directiva, ni tampoco de su recambio, Jacinto Carvajal. Éste vive una nueva etapa como entrenador de Al-Qazeres y la recuerda así: “Era muy jovencita, pero ya se intuía que iba a ser una jugadora importante porque tenía ese desparpajo, ese descaro de jugona que ves a ciertas deportistas”.

El conjunto cacereño se quedó a las puertas del ascenso a Liga Femenina, tras perder por 64-52 la final de la fase de ascenso ante el CB Bembibre: “Llegó con muchas ganas de hacerlo muy bien, aunque Rosó todavía no disponía de la veteranía que puede tener hoy”.

A pesar del desengaño, Rosó Buch sí llegó a Liga femenina, pues firmó, precisamente, por el CB Bembibre. De nuevo, supo entender qué le pedía el entrenador y conectar con la grada. “En los años que llevo en el club, a parte de Monty [Ester Montenegro], la capitana, te diría que si Rosó no es la más querida, es, como mínimo, una de las tres más queridas por hinchada de El Bierzo Alto. Yo la llamaba Saltitos porque cuando ella va corriendo parece que vaya dando saltos. Tiene mucho talento. Creía que estaría en la última convocatoria de la selección. Transmite e irradia energía y empatiza mucho con la grada. Ella ya sabe que en Bembibre siempre será bien recibida. Mucha gente me ha dicho que le dé recuerdos hoy”, exponía Norberto de la Mata, jefe de prensa del CB Bembibre antes del partido de su equipo ante el Uni Girona, a principios de diciembre.

La jugadora catalana en su etapa en el CB Bembibre. Foto: Mila / CB Bembibre. 

De hace mucho más, de 2009, es esta descripción que hizo Mariona Ortiz a Televisió de Mataró sobre su amiga Rosó Buch, con la que creció en la UE Mataró (un oro en Campeonato de España cadete y una plata en uno júnior) y acababa de colgarse el oro en el Europeo sub 18: “Para mí es la magia personificada dentro de la pista. No sabes nunca por dónde te saldrá ni qué pase te hará. Ni tampoco cómo entrará”. “Era capaz de encontrar el hueco botando entre dos jugadoras y tenía facilidad para salirse de lo establecido y del guion. Eso, a veces, a los entrenadores nos pone un poco nerviosos, pero es importantísimo tener a jugadoras que generen tanto”, añade ahora Jacinto Carvajal. El técnico del Al-Qazeres no cree que frenase su ímpetu: “Quisimos que fuese ella misma y que siguiera en esa línea. Nos ayudó muchísimo a rozar el ascenso. Siempre está sonriendo. Es muy positiva. Ese punto de locura, entre comillas, lo tenía siempre”.
  
“Rosó es todo alegría y simpatía. Le llamábamos La Moti porque era La Motivada. Es una súper motivada. En la pista tiene muchísima energía. Cuando coincidimos en Huelva pensé: «Ostras, estas jóvenes… No estoy yo para estas cosas…»”. Pero es que Rosó da muchísima alegría al equipo. La echo de menos. Me dio mucha vida”, concluye Luci Pascua, pívot del Stadium Casablanca.
  
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