Jacinto Carvajal, Luci Pascua y Norberto de la Marta, entre otros,
retratan a la base-escolta del Uni Girona
Rosó Buch durante la final de la Lliga Catalana. Foto: Ricard
Rovira / FCBQ.
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Los aspersores y surtidores empapan a
quienes se mueven al ritmo de los éxitos de ahora y de siempre que deciden los
pinchadiscos. Es el colofón de la Nit Boja (la Noche Loca), uno los momentos más intensos de Les
Santes, la Fiesta Mayor de Mataró. Una escena que puede describir el
comportamiento en una pista de baloncesto de una sus vecinas más ilustres: Rosó
Buch (1992). La base-escolta del Uni Girona es imprevisible, descarada e
inagotable. Quienes la conocen bien aseguran que juega como es fuera del parqué.
Rosó Buch es insaciable en la cancha,
cualidad que gusta a la grada. También a Fontajau. Para Joana Morató, socia del
Uni Girona y jugadora del Bàsquet Vilafant, es su jugadora favorita: “La primera vez que la vi me
encantó. Estaba siguiendo el partido con una compañera y le dije: «Ostras, me gusta mucho cómo juega
esta chica. Es joven e imprime mucho ritmo y carácter”. “Entra a canasta muy bien y
es muy rápida. A veces impide que las rivales lancen cómodas el triple”, interviene Ian Font, jugador del
benjamín B del Girona FC y socio del Uni.
En Girona, Rosó sigue siendo Rosó,
aunque no salga en el quinteto titular como estaba acostumbrada: “Antes
solía jugar más de 30 minutos. Estoy encontrando mi espacio. Por encima de todo
soy una jugadora de equipo. Èric Surís confía en mí y me siento cómoda”. “Todas somos capaces de
hacer puntos y cuando encontramos el equilibrio en ataque y defensa es muy
difícil ganarnos. Somos muy fuertes”, advierte
la base-escolta del Uni Girona a Cronómetro de Récords en uno de los momentos decisivos
del curso. Su equipo es segundo, a un triunfo del líder, el Perfumerías
Avenida; jugará el día 18 el partido de ida del Top 16 de la Eurocup contra el TSV 1880 Wasserburg; y en febrero
tratará de levantar la Copa de la Reina en Fontajau.
Será la segunda que dispute Rosó Buch,
campeona el año pasado con el CB Conquero en San Sebastián. En su estreno ante
el Donosti Basket anotó ocho puntos en sus primeros 10m 35s, fue clave en la final ante el
Perfumerías Avenida y una de las más activas en la batalla de botellas de agua
de la celebración. También se puso a bailar con Andrea Alcántara y se llevó de
recuerdo el cartel de campeonas. Las
jugadoras estuvieron a punto de no disputar el torneo por los impagos.
Solo seis jugaron las semifinales de Liga ante el Uni Girona, al que dieron un
buen susto. Rosó Buch estuvo en pista los 80 minutos. Semanas después, se anunció su
fichaje por el conjunto catalán.
Rosó Buch y Haley Peters en la Copa de la Reina de San Sebastián. Foto: Toni Delgado. |
Hace mucho tiempo que Rosó Buch salió
del cascarón. Renunció a la comodidad de jugar en la Unió Esportiva Mataró, el
equipo de su ciudad, ir al pabellón andando y vivir con sus padres. Joaquim
Buch y Roser Rosell, presentes en su camiseta (Rosó B. R.), fueron los
primeros que le animaron a aceptar la propuesta del Al-Qazeres, también de Liga
femenina 2: “Me prometieron
que estarían a mi lado. Siempre los he sentido cerca. Tenía mucha ilusión de
probar cosas nuevas y creo que no me costó el cambio. Fue una gran experiencia
que me ayudó a abrirme más y a crecer mucho personal y deportivamente”. No tardó demasiado en ganarse la
confianza de Juan Pedro Buigas,
que dimitió por diferencias con la directiva, ni tampoco de su recambio, Jacinto Carvajal. Éste vive una nueva
etapa como entrenador de Al-Qazeres y la recuerda así: “Era muy jovencita, pero ya se
intuía que iba a ser una jugadora importante porque tenía ese desparpajo, ese
descaro de jugona que ves a ciertas deportistas”.
El conjunto cacereño se quedó a las
puertas del ascenso a Liga Femenina, tras perder por 64-52 la final de la fase
de ascenso ante el CB Bembibre: “Llegó con muchas ganas de hacerlo muy bien,
aunque Rosó todavía no disponía de la veteranía que puede tener hoy”.
A pesar del desengaño, Rosó Buch sí
llegó a Liga femenina, pues firmó, precisamente, por el CB Bembibre. De nuevo,
supo entender qué le pedía el entrenador y conectar con la grada. “En los años que llevo en el club,
a parte de Monty [Ester Montenegro], la capitana, te diría que si Rosó no es la
más querida, es, como mínimo, una de las tres más queridas por hinchada de El
Bierzo Alto. Yo la llamaba Saltitos porque cuando ella va corriendo
parece que vaya dando saltos. Tiene mucho talento. Creía que estaría en la
última convocatoria de la selección. Transmite e irradia energía y empatiza
mucho con la grada. Ella ya sabe que en Bembibre siempre será bien recibida.
Mucha gente me ha dicho que le dé recuerdos hoy”, exponía Norberto de la Mata, jefe de prensa del CB Bembibre antes del
partido de su equipo ante el Uni Girona, a principios de diciembre.
La jugadora catalana en su etapa en el CB Bembibre. Foto: Mila / CB Bembibre. |
De hace
mucho más, de 2009, es esta descripción que hizo Mariona Ortiz a Televisió de
Mataró sobre su amiga Rosó Buch, con la que creció en la UE Mataró (un oro en
Campeonato de España cadete y una plata en uno júnior) y acababa de colgarse el oro en
el Europeo sub 18: “Para
mí es la magia personificada dentro de la pista. No sabes nunca por dónde te
saldrá ni qué pase te hará. Ni tampoco cómo entrará”. “Era capaz de encontrar el hueco botando
entre dos jugadoras y tenía facilidad para salirse de lo establecido y del
guion. Eso, a veces, a los entrenadores nos pone un poco nerviosos, pero es
importantísimo tener a jugadoras que generen tanto”, añade ahora Jacinto Carvajal. El técnico
del Al-Qazeres no cree que frenase su ímpetu: “Quisimos
que fuese ella misma y que siguiera en esa línea. Nos ayudó muchísimo a rozar
el ascenso. Siempre está sonriendo. Es muy positiva. Ese punto de locura, entre
comillas, lo tenía siempre”.
“Rosó es todo alegría y simpatía. Le
llamábamos La Moti porque era La Motivada. Es una súper
motivada. En la pista tiene muchísima energía. Cuando coincidimos en Huelva
pensé: «Ostras, estas jóvenes… No estoy yo para estas cosas…»”. Pero es
que Rosó da muchísima alegría al equipo. La echo de menos. Me dio mucha vida”, concluye Luci Pascua, pívot del Stadium Casablanca.
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