Cronómetro de Récords entrevista a la nueva escolta del CD Zamarat
Ainhoa López, rodeada de seguidoras tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Ainhoa López (Barcelona, 1997), la enésima canterana del Bàsquet
Femení Sant Adrià, está de visita en casa con su nuevo equipo, el CD Zamarat. Aficionados
y aficionadas, excompañeras y gran parte de la familia López-Rodríguez quieren llevarse
un recuerdo con la escolta catalana en el Marina Besòs. Un autógrafo, una foto…
“No, éste selfie no ha quedado bien. Lo repetimos”, le dice a
unas pequeñajas Ainhoa López, una campesina que siembra por donde pasa y se hace querer.
“Déjame un momento, por favor. Yo te busco”, promete a Cronómetro de
Récords.
Toni Delgado / Sant Adrià del Besòs
—¿Cómo te
sientes?
¡Muy contenta! He vuelto al club en el que jugué desde los
nueve años y del que me fui hace dos temporadas. Siento nostalgia, ilusión…
—Estuviste
a punto de subir a Liga Femenina con el Bàsquet Femení Sant Adrià en tu última temporada.
Me quedé con una espinita clavada: perdimos contra un Araski
que hizo muy buena temporada y se mereció ascender. Ver que mi club de siempre
subía a Liga Femenina hace unos meses fue una gran alegría. El Bàsquet Femení
Sant Adrià obtuvo la recompensa a tanto esfuerzo. Yo ya no jugaba con ellas,
pero un poco de Ainhoa las acompañó allí en la pista, en León. Ahora juego en
el CD Zamarat, una entidad que también apuesta por jóvenes que puede que no
sean de la WNBA, pero que aportan las ganas y la chispa necesarias para crecer.
—En un año
hiciste amigos en
Girona para toda la vida.
Sí, y han venido. Es lo que más me llevo de la temporada
pasada. No tuve muchos minutos, pero me llevé
un máster de aprendizaje en todos los sentidos.
—En la
quinta jornada 5 con
el CD Zamarat ya habías disputado más minutos que el curso anterior con el Uni
Girona. ¿Cómo se conquista a la grada sin casi jugar? Varios aficionados enseñaron
tu camiseta en un partido ante el Araski en Vitoria…
Siempre que me daban una oportunidad, ofrecí lo máximo de mí.
Siempre me impliqué dentro y fuera de la pista, y eso el público lo ve.
—Tienes la
filosofía de acabar siempre lo que empiezas. Podías haberte marchado de Girona
en invierno, pero quisiste seguir para vivir la Copa de la Reina en la ciudad,
los playoffs de la Liga…
Mucha gente me ha preguntado por qué no acabé el curso en otro
equipo donde pudiera jugar más. En la vida, una vez tendrás un rol y otras,
otro. Debes adaptarte a todo. Me tomé esa etapa como aprendizaje.
—¿Noe
Jordana te hizo de tutora en el equipo?
[Se ríe]. Noe era la más veterana y nos prestaba mucha
atención a las jóvenes: Siempre que necesitábamos algo, estaba para lo que
fuese. Siempre la he seguido.
—¿Por qué tu abuela es la persona más
luchadora que has conocido nunca?
Por todo cuanto ha tenido que hacer por sacar adelante a su
familia porque se quedó viuda muy pronto. Es una luchadora nata.
—Uno de tus espejos en una pista de
baloncesto es Pao Ferrari.
Siempre lo he dicho. Me gustan las jugadoras con garra que transmiten
vitalidad y competitividad.
—¿Por qué tu padre es tu inspiración?
[Se ríe]. Porque él es todo para mí. Empecé a jugar al
baloncesto de su mano [Manuel Llop jugó y estudió en el Santiago Apóstol de l’Hospitalet
de Llobregat]. Donde vaya yo está él, aunque no sea físicamente.
—¿Qué te pide Lucas Fernández? La
temporada pasada ya te habría fichado.
Hacer crecer al equipo y seguir creciendo yo. Debo encontrar
el equilibrio entre ambas cosas.
—Antes de un partido te atas los
cordones tres o cuatro veces, y lo haces muy, muy fuerte.
Puede que lo haga porque durante un tiempo me hice bastantes esguinces.
He mantenido el hábito. Así que, a la mínima que noto las zapatillas un poco
flojas, me las ato muy fuerte.
—¿De qué jugadoras suelen aprender
más?
Obviamente tengo como referentes a las jugadoras de la selección,
pero siempre aprendo de las virtudes de cada jugadora. También me fijo en mis
fallos y trato de mejorar lo que hago bien.
—¿Cómo has vivido la situación de las
canastas? Ya parecía cachondeo.
Con paciencia. No nos quedaba otra.
—Y han llegado las de Holanda.
Sí, y me gustan.
—No tiene ningún sentido que tanto
vosotras como hayáis tenido que jugar en el Manuel Camba y no en el Ángel Nieto
por falta de canastas que tuvieran los requisitos de peso y movilidad. El
Ayuntamiento debería habérselo hecho mirar…
Ha sido un poco rollo. Al final, una pista es una pista, sea
de parqué, goma… Puedes notar la diferencia en la amortiguación, pero todas
hemos jugado en pista de cemento de pequeñas.
—En tu primer año como júnior doblaste
entrenamientos y partidos con el primer equipo: llegabas al pabellón a las seis
de la tarde y salías a las 12 de la noche. ¿Aprendiste a organizarte para toda
la vida?
Sí. Te sirve para hacerte más responsable con los estudios. Tienes
el tiempo limitado y te organizas mejor. Siempre ha sido así mi vida.
—¿Cómo llevas el Grado en Psicología?
Lo curso a distancia, me lo sacaré más lento.
—En su
momento tuviste ofertas para jugar y estudiar en universidades de Estados
Unidos.
No las acepté porque no me llamaron la atención. Preferí
quedarme en el Bàsquet Femení Sant Adrià. Lástima que no pudiéramos ascender a
Liga Femenina, pero ahora el club ya está entre los mejores.
—Te veo viviendo
tu segunda etapa en el Bàsquet Femení Sant Adrià en breve.
[Se ríe]. La vida muchas vueltas. Nunca se sabe. De momento tengo
un año firmado por el CD Zamarat.
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