miércoles, 14 de noviembre de 2018

"Fue Laia Palau quien nos bautizó. Nos llamaba roskilletas"

Valencia Roskis es la primera peña del Valencia Basket y la continuación de la Peña Ros-K, del desaparecido Ros Casares

Toni Hernández, María José Montilla, Luz Romeral, Bea Muros, Myriam Reig, Pedro Úbeda y compañía. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 
Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs

—Es como si no hubiera pasado el tiempo. Nos sentamos en los mismos asientos de la Fonteta... Nos hemos reencontrado muchas personas... ¡Teníamos tantas ganas de volver a ver baloncesto femenino en Valencia! Es una ciudad con gran afición –cuenta, en la grada del Marina Besòs, Bea Muros media hora antes de que empiece el partido de su equipo ante el Bàsquet Femení Sant Adrià.

Se nota que Bea tiene garra y pasión. Relata con orgullo cómo se enganchó al Valencia Basket la temporada pasada y vibró con el peleado ascenso a la Liga Día ante el Celta en la Fonteta. Hace una comparación que desvela el vacío que había sentido desde 2012: "Hubo más público en el pabellón durante la fase de ascenso que en la mayoría de finales del Ros Casares". El Ros, su Ros, se disolvió tras ganar la Euroliga y la Liga, y dejó huérfana de baloncesto a la Peña Ros-K. "Esta temporada nos animamos a recuperarla y pronto, en 2020, cumplirá 20 años", confiesa Bea. Del dicho al hecho hubo escaso trecho y ahora se llaman Valencia Roskis. "No hemos perdido nuestro nombre. Las jugadoras de la selección nos han llamado siempre las roskis. Fue Laia Palau quien nos bautizó. Nos llamaba roskilletas", interviene Myriam Reig.   

Valencia Roskis es la primera peña del Valencia Basket, un recién ascendido atípico, pues cuenta con un presupuesto notable. "Es un lobo con piel de cordero, un equipo confeccionado para no sufrir y poder jugar la Copa de la Reina, que volverá a ser de ocho equipos. Igual que los playoffs. Espero que en unos meses se peleen más los partidos contra los tres cocos, el Perfumerías Avenida, el Uni Girona y el Gernika. Estamos expectantes", detalla Toni Hernández. El Valencia Basket defiende la igualdad y tiene el mismo trato en las redes sociales y en los actos con sus jugadores y jugadoras.   

—Míriam, ¿qué es ser roski? –le pregunto. 
—No improvisar nada, acudir donde sea... Reventamos el coche para seguir a nuestro equipo –responde Myriam Reig.  
—¿Aprovecháis los viajes para inventaros cánticos? 
—Sí, aunque luego no los hacemos en los pabellones. Sólo gritamos "¡ueeee!" y cosas parecidas.  
—¿Qué tenéis preparado para hoy que no cantaréis?  
—Alguna canción, pero eso se queda en el coche. 
—Dime alguna idea, al menos. 
—No te voy a cantar nada... 
—¿Son canciones para apoyar a algunas jugadoras o al equipo en general? 
—Son al equipo. [Empieza a cantar]. "Pasa tiempo, pasa la gente, jugadoras y presidente, y las roskis, siempre presentes, animamos hasta la muerte...". ¡Al final, me lo has sacao, eh! [Risas]. 

Miembros de Valencia Roskis en el Marina Besòs. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Menos le cuesta a Myriam Reig confesar que Amaya Valdemoro fue la jugadora del Ros Casares que más le marcó. La conoce personalmente. De hecho, trabaja para ella en su campus. "A Amaya no le importaba jugar con dolor. Con la retirada a dos pasos, se rompió las muñecas y volvió a jugar". Toni Hernández escoge, "por su entrega y dedicación", a Delisha Milton-Jones: "Aterrizó en Valencia con mucha experiencia, pero con esa ambición intacta... Esa mirada... Esa concentración... Siempre será una súper clase".  

—Antes la sufriste. En la temporada 2004-2005 Delisha Milton-Jones fichó por el UB Barça poco antes de los playoffs de Liga y fue clave para os ganaran la final en cinco partidos. El último, en la Fonteta –le digo.  
—¡Así es Delisha! [Se ríe]. Todavía tengo algo de relación con ella. Está entrenando en Estados Unidos. Delisha sigue implicándose al máximo en lo que hace –asegura Toni Hernández.  

Volvemos al presente. 
—¡Éste es nuestro primer desplazamiento como Valencia Roskis! –celebra Luz Romeral. 
Hace una pausa. 
—Esta temporada no tenemos equipos cerca: el Bàsquet Femení Sant Adrià, a cuatro horas, y el Stadium Casablanca, a tres y algo, son los equipos más cercanos. El Cadí La Seu y el Uni Girona se disparan a cinco horas, el Perfumerías a cinco y media... Cuando Madrid contaba con dos o tres equipos, todo era más fácil, aunque... ¡También habíamos ido a Ibiza y Sóller! [Risas].  
—Un año no nos perdimos ningún partido  –interviene Bea Muros. 
—Sí, las visitas al CB Islas Canarias y al Celta –corrige Luz Romeral. 
—Míriam y yo fuimos a Vigo y a Las Palmas de Gran Canaria. ¡A todos los encuentros! 
—¡Es verdad! Sí, somos un poquito frikis, pero con cariño. ¡Claro! [Risas]. Nos llevamos bien con todo el mundo –propone  Míriam.  

La primera peña del Valencia Basket durante el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.

El caso de Toni Hernández, Toniky para las jugadoras, es peculiar. Cuando desapareció el Ros Casares, apoyó al Rivas Ecópolis y montó con Myriam Reig y María José Montilla la única peña del Uni Girona en Valencia: "¡Vivimos en Fontajau cómo ganaron la Liga ante el Perfumerías Avenida!". Toni también fue siguiendo a jugadoras de la cantera del Ros Casares, como Esther Díaz, y que acabaron en el Valencia Basket. Ése es el único equipo ahora de Toniky: "El germen del Ros Casares perdura. Estamos en Liga Día con varias jugadoras que pasaron por su cantera. Por fin disfrutamos de la categoría que nos toca". "Cuando el equipo coja confianza en su juego y se quite un poco el miedo a tirar, aspiraremos a estar en la Copa y en los playoffs. Es cuestión de rodaje y confianza", expone María José Montilla. 

—Fue brutal vivir en directo, en Estambul,  cómo el Ros ganó la Euroliga en 2012. Una experiencia única –interviene María José Montilla. Una final contra el Rivas Ecópolis, entre dos aficiones hermanadas.  
—¿Ese Ros es la mejor plantilla de club que has visto?  
—¡Sin duda! Bueno... El Spartak de Moscú y el Ekaterimburgo tenían planteles infinitos... Pero ver jugar en Valencia a Lauren Jackson, Maya Moore o Ann Wauters resultó una experiencia impagable –sigue María José Montilla.  
—Estábamos malacostumbrados y malacostumbradas –aporta Bea Muros.  
—La líder era Laia Palau, lo que dice va a misa siempre, esté donde esté –continúa María José Montilla.
—Valencia siempre será su casa. Me duele mucho verla como rival –interviene Pedro Úbeda, mopa del Ros Casares durante 12 años.  

Nicolás Barber, director general de Delikia, patrocinador del equipo, también está en Sant Adrià de Besòs. También fue a Torrejón de Ardoz y a San Sebastián: "Apoyamos al deporte femenino y... ¿Cómo no íbamos a hacerlo con el baloncesto femenino en una ciudad como Valencia, que conserva el germen de campeones de Europa desaparecidos como el Godella y el Ros?  Valencia ya tiene lo que necesitaba, un equipo en la élite. En el último partido en la Fonteta nos reunimos 4.100 espectadores y espectadoras... ¡El objetivo es llenar el pabellón! Es difícil, pero lo intentaremos. Valencia respira baloncesto". 

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