sábado, 6 de julio de 2019

"En la pista Laura Nicholls no conoce a nadie, pero fuera es una persona divertida con un corazón gigante"

Laura Herrera, Carlos Colinas, Joan Albert Cuadrat, Alejandra de la Fuente, Marta Tudanca y Javier Fort retratan para Cronómetro de Récords a la pívot cántabra, vital, pese a su esguince tobillo, para que España superase a la anfitriona Serbia por 71-66 y se cita en la final del Eurobasket ante Francia 


Laura Nicholls captura un rebote decisivo ante Sonja Petrovic. Foto: Alberto Nevado / FEB. 

Toni Delgado 

A nadie que viese en Lloret de Mar a Laura Nicholls (Santander, 1989) le sorprende su recorrido. 

—Fue la sensación del campeonato infantil de selecciones de 2002 –recuerda la pívot del CDB Clarinos Laura Herrera, incluida en el mejor quinteto del torneo junto con la propia Nicholls, Alba Torrens, Tamara Abalde y Cristina López. 
—Destacaba por su dominio del rebote, su agilidad y una intención defensiva impropia de su edad –apunta Carlos Colinas, director técnico del Celta.
—Es complicado que el equipo en el que juega Laura Nicholls se sienta perdedor o se derrumbe durante el curso. La temporada que la dirigí en el Hondarribia fue la jugadora que más partidos disputó lesionada y, junto con Thania Quintero, la que más entrenamientos hizo –asegura Joan Albert Cuadrat, entrenador ayudante del Alba Fehérvár.  

Laura Nicholls era duda para las semifinales ante Serbia por un esguince de tobillo que le había impedido entrenarse ayer. Cuando Xavi Díaz le preguntó a Alba Torrens en el estudio de Teledeporte si creía que la pívot cántabra saltaría al campo, repondió, entre risas. 

–¡Yo creo que sí!

Ni mermada genera dudas Laura Nicholls. Por eso Lucas Mondelo la sacó en el quinteto titular. La pívot respondió con números (10 puntos y 10 rebotes) y su privilegiado olfato de aparecer en los momentos calientes. El último, cuando Stankovic fintó a Laura Gil y su lanzamiento tocó en la parte izquierda y central. Entonces Laura Nicholls (10 puntos y 10 rebotes) pegó un salto ante Sonja Petrovic como si estuviese sana y tanto Petrovic como Sasa Cado se le tiraron encima. La pívot cántabra sólo sentía felicidad, igual que una Cristina Ouviña que gritaba en el descanso. Supo gestionar esos últimos 16,7 segundos España para imponerse por 71-66 ante las casi 7.200 personas del Belgrado Arena, la permisividad infinita arbitral y un gran equipo como Serbia. Ningún obstáculo impidió a España asegurarse su séptima medalla consecutiva en un torneo y citarse este domingo ante Francia en la final del Eurobasket de Serbia y Letonia. El sueño, su cuarto oro torneo continental. Casi nada.   

Más que una selección, España es un equipo. "Un equipo inmortal", puntualiza últimamente su capitana, Laia Palau. Voraz e insaciable podríamos añadir. Un equipo sin egos ni excusas, pero con fe, coraje, talento y sangre fría. 

Lanzada por una Jelena Milovanic celestial (10 puntos en 1m 29s), Serbia se puso por segunda vez por delante en el partido tras el 3-4 inicial. El parcial era de 4-14. Un drama que dejó en anécdota una canasta de Laura Nicholls, que negó en la siguiente acción a una Ana Dabovic que poco después le dio un manotazo en la cara y un golpe en la cadera a Astou Ndour. Cuatro tiros libres (tres metió Ndour) y posesión para la selección, superviviente por naturaleza. 

No es extraño que cuando Laia Palau se cargó con dos rigurosas personales a los 4m 49s (¡ya había repartido tres asistencias!), su recambio, Silvia Domínguez, anotase de carrerilla ocho puntos (21-11 a los 9m 55s). O que cuando la máxima anotadora del grupo, Astou Ndour (17 puntos), cometió la segunda infracción a los 7m 55s, Tamara Abalde, Laura Gil y Laura Nicholls diesen un golpe en la mesa. Aunque la mejor entonces era una Anna Cruz casi infalible que aportó nueve puntos en el segundo período y que sumó el número 13 a los 22m 53s (45-36). Justo después a Laia Palau le pitaron otro falta inverosímil y Astou Ndour y la propia Anna Cruz no tardaron en cargarse con tres personles. Stankovic se puso a Serbia a sus espaldas y Cristina Ouviña puso la máxima diferencia con un triple (54-45 a los 26m 52s). Después llegaría el recital de Jelena Milovonic, la canasta y el rebote de Nicholls... Nunca acabó de aparecer Sonja Petrovic (2/11), errática y perdida. Desconocida. 

Sí se reconoció Laura Nicholls, que desde fuera a veces puede parecer seria, seca e incluso áspera. Un retrato que no coincide con quienes la tratan. "Laura es Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En la pista no conoce a nadie, pero fuera es una persona divertida con un corazón gigante y, sobre todo, una empatía que muchas veces la lleva a sufrir tanto como padece la compañera o el cuerpo técnico", la define Joan Albert Cuadrat. 

"Como persona es como la vemos en la cancha, una loquita, aunque me imagino que con la edad se habrá asentado más. En la cancha va a por todas, pero después es como si no hubiera pasado nada. Es que es como tiene que ser", apunta Alejandra de la Fuente, que recuerda que Nicholls estuvo muy arropada en el Segle XXI por veteranas como María Pina, Itziar Mallabiabarrena o Laura Gimeno: "En la Blume estás lejos de tu casa y tus compañeras son tu familia en ese momento. Para Laura el Segle XXI lo fue todo porque en Santander no había salidas en el baloncesto. Mike [Ramon Jordana] es una figura vital en su carrera". 

"En el Segle XXI ya era una líder en pista", recuerda Marta Tudanca, alero del Uni Ferrol y con quien compartió habitación un año en la Blume: "Tiene un corazón enorme. Aprendí mucho de ella y me tendió su mano siempre que lo necesité. Le tengo mucho cariño". "Siempre va a intentar ayudarte y te animará si estás mal. Es especial, una grandísima persona con un afán de superación infinito", la retrata Laura Herrera. 

Juntar en el Celta a Laura Nicholls, Alba Torrens y Tamara Abalde en su etapa júnior fue un sueño sin cumplir para Carlos Colinas. Laura Nicholls se quedó un año más en el Segle XXI y su fichaje coincidió con la marcha de Tamara Abalde a la NCAA. "Para Laura Nicholls la competición siempre ha sido su medio natural. En Vigo creció sin angustias ni preocupaciones, con normalidad y mucha motivación". Jugar la misma competición que Sancho Lyttle, Anna Montañana, Kristen Rasmussen o Murriel Page la curtió. La obligó "a no dudar y ser valiente cada semana con 18 años". Laura Nicholls, además, se empapó de la experiencia y talento de su compañera Razza Mujanovic, una de las mejores pívots europeas de la historia: "Enfrentarse a diario a Mujanovic era el mejor test. Miguel Méndez le dio un rol importante desde su llegada, pero equilibraba su evolución con trabajo individual y la necesidad de que tácticamente dominara registros que una liga profesional le pedía. Sus duelos ante jugadoras de su generación superiores físico y técnicamente, como Vieru, Jelena Milovanovic o Vernerey, eran una muestra de cuando el carácter guía a todo lo demás. En aspectos técnicos siempre destaqué su calidad de pase, ejecución y timing. Es una excelente pasadora". 

Al Hondarribia llegó Laura Nicholls después de trabajar con entrenadores como Ramon Jordana, Javier Fort y Miguel Méndez. "Por tanto", puntualiza Joan Albert Quadrat, "su ética de trabajo, su predisposición y su educación deportiva eran ejemplares. Siempre tenía predisposición a trabajar para mejorar y eso a los entrenadores nos encanta". "Con Laura era muy fácil entrenar porque siempre iba al máximo y nunca ponía peros a estar más tiempo o a hacer prácticas individuales", apunta Javier Fort. 

Para Carlos Colinas era un secreto a voces que, tarde o temprano, Nicholls se sintiera indestructible en la pista: "Laura necesitaba constancia, buenos entornos y no dejar de trabajar para estar siempre entre las mejores. Es un espíritu libre a quien su madurez progresiva le habrá hecho conocer los registros de una profesional. Hay actitudes y decisiones en pista que ves ahora que te llevan mentalmente a cuando era cadete. Sigue siendo la misma. Alguien reconocible, indomable y muy valiente. Te ofrece lo imprescindible para un equipo. Un perfil difícil de encontrar". 

"Su físico, carácter y resiliencia la hacen más consistente que otras compañeras. Con sus características es más difícil que tenga malas rachas de juego en su carrera", advierte Joan Albert Cuadrat, que la entrenó una temporada en el Hondarribia. Fue un curso difícil de digerir y con contratiempos como la lesión de Jovana Rad en pretemporada: "Nicholls supo encajar la presión de tener más protagonismo en la pista y la obligó a liderar el carácter del equipo. No cumplimos los objetivos deportivos marcados". 

La próxima parada de Laura Nicholls fue el Rivas Ecópolis, en el que, como recuerda Javier Fort, su primer entrenador en el club, encajó desde el primer día: "Su adaptación fue progresiva y estuvo muy apoyada por Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar. Llegó tras una mala temporada en Hondarribia, pero con muchas ganas. En el club encajó bien desde el primer día". En Madrid Laura Nicholls fue de menos a mucho en un grupo con interiores de calidad como DeWanna Bonner, Courtney Paris y Laura Herrera: "En la Copa de la Reina en Valencia se convirtió en una jugadora importante y terminó el año en un estado de forma enorme". 

El Kayseri Kaski, el Wisla Can Pack, el Perfumerías Avenida y el Nadezhda han sido los siguientes destinos para una Laura Nicholls que no acapara titulares, pero sí méritos. "Quienes hemos tenido la suerte de dirigirla valoramos mucho su juego. Además, ha ido mejorando sus recursos ofensivos y es una de las razones por las que España está siempre arriba en todos los campeonatos", reivindica Javier Fort. Con Laura Nicholls, que debutó en el Eurobasket de Letonia de 2009, España sólo se ha perdido un podio, el del desastroso Europeo de 2011 y tras el que se quedó sin Juegos Olímpicos de Londres. No parece casualidad, por más que sea una de la jugadora de la que se habla poco para lo que ofrece en la pista, donde se transforma. Dr. Jekyll y Mr. Hyde.    


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