martes, 11 de febrero de 2020

Vicky Robles: "Quien me conoce recalca que siempre sonrío. ¿Realmente vale la pena estar triste?"

Cronómetro de Récords entrevista a la alero del CB Jairis 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Adrià de Besòs 


Vicky Robles y su agradecido mensaje. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.  

En la pizarra de su entrenador, Víctor Verdú, y con dos rotuladores, uno azul y con pocos minutos de vida y otro negro con el que repasa las letras, se define Vicky Robles (Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1991): "Mi Compi para todo, mi Purpurina ¡oé! y mi Manzaperas. ¡Siempre conmigo!".

Compi es Julia Melina, alero del Al-Qázeres. 
Purpurina, Ainara Ramasco, exjugadora del Basket Ibaizabal. 
Manzaperas, Juana Molina, base del Gernika.

Son tres de las grandes amigas que la alero del CB Jairis ha hecho en las pistas. Las cuatro son generosas, parecen indestructibles y sonríen mucho. Vicky Robles lo hace incluso tras perder por 93-36 ante el Bàsquet Femení Sant Adrià. Parece de aquellas personas imprescindibles para el resto. Su historia nos recuerda que quien no da por perdida su pasión tiene premio.   

—Jugar un partido a las doce del mediodía después de haberte levantado a las cuatro de la mañana debe de ser durísimo. 
Mucho... Nos hemos vaciado en la pista, pero se ha notado lo poco que hemos dormido. Salimos a las cinco de Murcia, a las siete estábamos en el avión y a las ocho aterrizamos en Barcelona. Después, taxi, desayuno, un paseo... Y al partido.   

—¿Os ha faltado también confianza?  
No. Simplemente no nos han salido las cosas ante un Bàsquet Femení Sant Adrià con un acierto impresionante.  

—En el tercer cuarto os han metido cinco triples, tres de ellos en un suspiro. 
Han anotado varios lanzamientos de tres desde ocho metros... Contra eso tampoco puedes hacer mucho.  

RobleS. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—Habéis acumulado bastantes tiros muy cortos.  
Su defensa ha sido dura e intensa. El Bàsquet Femení Sant Adrià es un candidato al ascenso a Liga Femenina Endesa porque es un equipo muy completo con un excelente juego interior, grandes tiradoras y penetradoras...    

—¿Qué os acababa de comentar Víctor Verdú?
Que no nos puede recriminar nada porque nos hemos dejado el alma y que tenemos que olvidarnos de este resultado y seguir trabajando para recuperar la gran racha que llevábamos. Próximo objetivo, el Segle XXI.   

—Quizás te haya costado jugar más que a otras de tus compañeras... Me han contado que eres muy dormilona... 
[Risas]. ¡Muy dormilona! 

—Tienes un curioso ritual con una gran amiga tuya a quien también le atrapan las sábanas.  
¡Ay, mi Juli [Julia Melina, alero del Al-Qázeres]! ¡Cómo la echo de menos! ¡Es mi Compi para todo! Nos compenetrábamos muy bien en los viajes. Nos levantábamos 10 minutos antes de la hora a la que teníamos que estar en la recepción del hotel: le susurraba los "buenos días" y se quedaba durmiendo, y yo me iba al lavabo. Bajábamos juntas.  

—Quien quiera salir de fiesta contigo necesita un fuet y  crema de orujo...
[Risas]. Mis amigas saben que me encanta el fuet y una cremita de orujo de vez en cuando pues... ¡Muy bien! 

Así se hizo... Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—¿Y vas por ahí con el fuet?
¡Sí, debajo del brazo! No, no... Es una gracia. ¿Sabes qué me regaló mi amiga Juana [Molina, base del Gernika] hace tiempo para mi cumpleaños? ¡Me mandó por correo una caja con un fuet! [Carcajadas].

—La caja estaba envuelta con papel de regalo, ¿no? 
¡Y tanto! [Risas]. Juana es una bellísima persona. De las mejores que conozco. Ella me presentó a Julia. 

—Siendo tan parecidas me extraña que Julia Melina y tú no conectarais desde el primer momento.  
A veces te cuesta descubrir a las personas. Ahora somos uña y carne. 

—"En la amistad somos muy parecidas. Podemos conocer a mucha gente, pero nos cuesta un poquito entrar en el círculo íntimo. Eso sí, cuando lo hacemos, es para siempre", confiesa Julia Melina. 
Quizás al principio somos más distantes o cautelosas. Al final lo damos todo por esa persona.   

—¿Qué recuerdas del ascenso a Liga Femenina 2 con el CB Jairis? En la final de la fase, ante el Distrito Olímpico, metiste 25 puntos y fuiste la MVP del torneo... 
Nunca olvidaré ese día, uno de los mejores de mi vida. Y compartirlo con Julia fue... ¡Espectacular! Cuando anunciaron  que yo era la MVP, me eché a llorar. ¡Y no podía dejar de hacerlo! Era la emoción por volver a Liga Femenina 2, la categoría que nunca teníamos que haber perdido. Lo hicimos por aspectos federativos. Hace poco me mandaron una foto del pabellón y se me pusieron los pelos de punta. Como ahora... 

Vicky Robles durante el partido ante el Bàsquet Femení Sant Adrià. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—A tu amiga Ainara Ramasco le pasa lo mismo cuando escucha la canción que cantabais en el bus de la fase de ascenso de Cáceres. 
¿De Cáceres? ¡Buah, sí! [Se ríe]. 

—¿Qué canción es?
Purpurina

—¿Y de qué va?
Bueno... Prefiero que las personas que lean la entrevista lo descubran por sí mismas... [Risas]. ¡Menudos recuerdos con Ainara! 

—¿Por qué crees que te define como "compañera de batallas"?
Un poco como Julia. Nos unimos mucho cuando estuve en el Basket Ibaizabal. Ainara me hizo sentirme como en casa, compartíamos muchos momentos juntas. 

—"Vicky es pura alegría, risueña, feliz... Y lo transmite. Es bonita por dentro y por fuera. No importa cuál sea el reto que luchará para conseguirlo y con la misma ilusión de quien empieza en el baloncesto", te retrata Ainara Ramasco. 
¡Ay! ¡Qué bonito! ¡También la echo de menos! [Sonríe]. Me podrás ver un poco triste por el partido, pero quien me conoce recalca que siempre sonrío. ¿Realmente vale la pena estar triste? Aunque, como todo el mundo, tengo bajones, claro.  

—¿Sufres mucho por los demás?
Sí. Soy bastante empática e intento ponerme en la piel de la otra persona y ayudarle en lo que pueda.  

—Siempre soñaste con estudiar fisioterapia, pero... ¿La lesión hizo que todavía te interesara más?
Desde pequeñita quise cursar fisioterapia, pero no me llegó la nota para hacerlo en Guadalajara, donde estaba jugando. Como me gustan mucho los niños y niñas, estudié magisterio. En Bilbao me dediqué en exclusiva al baloncesto, y me lesioné. Fue un punto de inflexión en mi vida. Lo pasé fatal. Me repetía:  "Tengo que estudiar fisio como sea". Estaba pensando en hacer un módulo superior para acceder a la carrera y hablé con mi entrenador en Bilbao. En principio, renovaría, pero sin contrato, de prueba, para ver cómo estaba tras la operación. En agosto me llamaron de Murcia y me ofrecieron jugar y estudiar. ¡No podía rechazarlo! Estoy más feliz que una perdiz. [Sonríe]. Acabé la carrera, estoy trabajando, haciendo un máster y jugando. ¡Poco más puedo pedir!  

Nadie cede... Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—El primer pronóstico de recuperación fue de un mes. 
En un entrenamiento de pretemporada del primer [y único] curso del Basket Ibaizabal tuve un esguince de grado 3, no había rotura de ligamento y sí tenía edemas óseos en el tobillo. Hasta sufrí un desprendimiento óseo. Muchos médicos me daban opiniones, pero ninguno dio halló la solución. Así que, como no era capaz de terminar ni un entrenamiento, decidí volver a casa, intentar solucionarlo por mi cuenta y darle la oportunidad al club de fichar a otra jugadora. Al año me operaron y más o menos al mes y medio ya corría.  

—¿Veías baloncesto mientras no podías jugar?
Sí. ¡Y me desesperaba! Desde casa, con mi Canal FEB, seguía al equipo e iba a los partidos que me pillaban cerca. 

—¿Cómo te sentías?
Era entre gusanillo, rabia, enfado... Tenía que regresar a las pistas como fuera. No podía retirarme sin volver a jugar. 

—A Juana Molina, a Julia Melina y a ti os une haberlo pasado muy mal con las  lesiones. 
Sí, pero la mía no se puede comparar con las de ellas. ¡El maldito cruzado! Gracias a su energía y vitalidad ambas han podido salir del pozo y juegan en Liga Femenina Endesa. Se merecen un gran aplauso. ¡Son inmensas! [Sonríe]. 

—"Vicky es de las personas más buenas que conozco. Se preocupa por los demás, sabe escuchar, es divertida, atenta...", continúa Julia Melina.
[Sonríe]. Me emociono con Julia... La echo tanto de menos... Perdona... [Se le caen las lágrimas]. Julia ha sido muy importante para mí en Murcia. Siempre está: nunca me falla. El inicio del año para mí ha sido muy duro y la he necesitado mucho... ¡Ay! ¡Me da hasta vergüenza! [Se ríe]. 

—Tu reacción es muy bonita y humana, Vicky. Por cierto, ¿qué recuerdas de tus inicios en el EMB Alcázar? 
¡Madre mía! Viví 11 años en Irún, donde cada trimestre hacíamos un deporte y me decanté por el fútbol. Llegué a Alcázar en 2º de ESO y le insistía a mi madre que me apuntase al fútbol, pero en el equipo eran muy mayores y opté por el baloncesto. Empecé a jugar en infantil de segundo año, en la escuela. Y nada, parece que no se me dio mal: me llamaron para jugar con las mayores y en cadete de segundo año fui a la selección de Castilla-La Mancha, donde conocí a Juana. Me gustaría retirarme en el Alcázar con mis amigas de siempre, disfrutar del baloncesto de otra manera. 

—¿Vivirlo de una manera más familiar?  
Exacto. Diferente. No sé cómo describirlo... En el CB Jairis disfruto muchísimo y soy muy competitiva, pero jugar allí sería casi regresar a mis inicios.  

—Aunque si el CB Jairis fichara la temporada que viene a Juana Molina y a Julia Melina... ¿Sería como estar en el Alcázar? 
¡Buah! ¡Sería espectacular! ¡Lo firmo ya! 

—¿Cómo fue tu paso de pívot a tiradora en el CB Guadalajara? En una entrevista de Dioni García para La Opinión de Murcia confesaste que te costó por el manejo del balón y que trabajaste bastante el bote. 
¡Buff! ¡Y me sigue costando! [Risas]. Tenía un poco de miedo cuando fiché por el club: era júnior de segundo año y cuando llegué me dijeron que jugaría de alero. ¡No puse pegas! A veces me entrenaba por dentro por necesidades del equipo, pero jugaba por fuera. Después del entrenamiento me quedaba a hacer trabajo de bote y algún ejercicio específico. Poco a poco fui cogiendo confianza y mi tiro mejoró. Hoy he jugado un poco de pívot porque... ¡Vaya temporada llevamos con las lesiones! Hemos tenido de baja mucho tiempo a Maryah  Davis Sydnor y Carla Díaz, pívot, y Mica Barriga, base, llevan muchos meses lesionadas. Eso, claro, se nota en los entrenamientos y en los partidos. ¡Así que haré lo que haga falta!  

—¿Las circunstancias os han unido más?  
El equipo siempre ha estado muy unido. Quizás ahora seamos todavía más piña. Me quedo con el esfuerzo que hemos hecho ante el Bàsquet Femení Sant Adrià y tengo claro que nos dejaremos la piel ante el Segle XXI. No nos daremos por vencidas. Somos un grupo de trabajo, trabajo y trabajo, y sin excusas.  

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