Cronómetro de Récords entrevista a la alero del Uni Girona en la Copa de la Reina de Zaragoza
Shay Murphy muestra su dedo roto en la Copa de la Reina de Zaragoza. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado @ToniDelgadoG / Zaragoza
"Sinceramente, no pienso que dejar el baloncesto en aquel momento fuese un error, aunque quizás podría haber hecho otra cosa... Fue una decisión muy dura porque necesito las emociones que me regala este deporte", confiesa Shay Murphy (Canoga Park, California, 1985), alero del Uni Girona. Viaja al 3 de marzo de 2019, a su último partido con el club y como jugadora hasta la pasada pretemporada. Aquella final de la Copa de la Reina de Vitoria perdida contra el Perfumerías Avenida era, como mínimo, un paréntesis en su carrera.
"Mi tía estaba muy enferma y regresé a mi país para ayudar a la familia... No sabía qué hacer, veía sufrir tanto a los míos... Lamentablemente, mi tía se fue al cielo poco después. Fue un golpe muy, muy duro. Mi madre estaba destrozada", recuerda, emocionada, Murphy.
—El pasado verano volviste a la competición en forma, más de tres años y medio después de tu último encuentro. Entiendo durante ese tiempo te entrenaste, aunque no tocases el balón.
Sí. Hacía ejercicio cuatro o cinco días a la semana, y jugaba a baloncesto con mis amistades para pasar el rato.
—¿Cómo recibiste la llamada del Uni Girona para ayudar en los entrenamientos?
Fue todo muy rápido. "¿Volverías al Uni Girona?", me preguntó mi agente. "¡Por supuesto!", le respondí. En un principio, me ofrecieron 10 días de contrato para comprobar si estaba fuerte y en forma, y ver cómo jugaba... Necesitaban un recambio para Magali Mendy, que anunció su embarazo. Antes de aterrizar en Girona me entrené muy duro y desde muy temprano, y acumulé muchos tiros en un gimnasio de Los Ángeles para llegar en las mejores condiciones posibles. Dos o tres días después, en el club me dijeron que estaban contentos conmigo, y que me daban una oportunidad. Volver a fichar por el Uni Girona ha sido un regalo. ¡Estoy muy agradecida!
La alero del Uni Girona en el calentamiento del partido ante Gernika en la Copa. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—¿Sentiste una mezcla de alegría y alivio?
¡Exacto! Necesito el baloncesto en mi vida, y poder disfrutarlo en un club así y rodeada de jugadoras y personas tan buenas lo hace todavía más especial. Estoy muy contenta.
—El regreso habrá sido muy duro.
Mucho. El ritmo es muy alto y no hay tiempo para casi nada entre la Liga y la Euroliga. A mi edad [38 años] todo cuesta más, y eso hace que valore las cosas mucho.
—Tenías muchas ganas de volver a jugar una Copa de la Reina, y poco antes de ésta, la de Zaragoza, te rompiste un dedo de la mano en un entrenamiento. ¿Cómo te lo hiciste?
Al recibir un pase de Brittney Sykes coloqué mal los dedos y... ¡Qué dolor! "Que no esté roto, que no esté roto...", me repetía a mí misma, pero la radiografía demostró lo contrario.
—Pero no has querido perderte la Copa...
Me he cuidado todo lo que he podido, no me entrené el jueves y con el equipo con tantas bajas [Sykes no jugó por una tendinitis cerca del tendón de Aquiles]... Lo he dado todo ante el Gernika en cuartos de final, pero no he jugado bien. Me duele mucho la derrota (65-79).
—En tu primer acción has ido con todo a por un rebote. Una jugada que define tu compromiso.
Muchas gracias. Me he dejado el alma. Ha sido un partido muy duro. En el tercer cuarto pensaba que si nos acercábamos a menos de 10 puntos podíamos ganar. Una lástima. Ellas han jugado muy bien y no ha sido nuestro día. Estoy orgullosa del equipo porque nos hemos vaciado hasta el final.
—¿Cuándo has sabido que jugarías?
Se lo he dicho al equipo en el vestuario. La Copa es especial y todo puede pasar, y no podía abandonar a mis compañeras en un escenario así. Ahora tengo miedo de haberme hecho más daño... Necesito unos días de descanso [Murphy se está entrenando al margen del grupo y este miércoles podría jugar contra el CB Bembibre si es necesario]. Mi prioridad es ayudar al Uni Girona para que pueda disputar la Euroliga la temporada que viene.
—¿Te imaginas disputando otra Copa de la Reina?
¡Ojalá! Lo firmo donde quieras. Es mi torneo favorito y es muy importante en todos los deportes: baloncesto, fútbol... Me encanta ganarla, y no lo hago desde 2015 [ha jugado seis Copas y ha conquistado dos, consecutivas y con el Perfumerías Avenida]. Además, no he jugado bien las dos últimas. Espero tener otra oportunidad de levantarla...
—Con la perspectiva y el paso que da el tiempo, ¿crees que tu situación familiar te afectó en la pista en la Copa de Vitoria?
En la pista me evado de todo, estoy 100% concentrada en el baloncesto y no veo a nadie en la grada. Sólo pienso en ayudar al máximo a mi equipo y ganar el partido.
—"Ahora sé cómo ganar", me comentaste en la Copa de la Reina de Torrejón de Ardoz de 2014. Antes el error te afectaba mucho mentalmente. Ahora te motiva.
Es mi manera de mirar, observar y actuar. En cada partido hay nuevas oportunidades. Cada encuentro y cada jugada son una página en blanco. Lo importante es lo siguiente.
—Me impresionó tu tranquilidad lanzando los dos tiros libres en la prórroga tras la falta personal que le señalaron a Louice Halvarsson, a quien le habías robado el balón. Queralt Casas te hizo movimientos y ahora me queda claro que no veías nada...
[Se ríe]. ¡Exacto! Creo que esa Copa de 2014 fue un momento muy especial en mi carrera y tenía mucha confianza. Aquel Rivas Ecópolis estaba repleto de jugadoras muy rápidas y muy buenas españolas, como ahora el Valencia Basket: Frida Eldebrink, Gaby Ocete, Laura Nicholls... Fue una final muy dura y competida. Puedo aguantar cualquier golpe o falta, siempre estoy dispuesta a darlo todo por el equipo. Toni, te voy a contar una cosa...
—Dime, Shay.
En mi primer año en España, en el Club Baloncesto San José, en León, fallé un tiro libre y lloré muchísimo, igual que alguna vez en la WNBA. No quería sentirme así y aprendí a concentrarme desde la línea de personal. Si quería ser una líder y una jugadora completa, no podía permitirse actuar así. Kobe Bryant me inspiró y me inspirará siempre, y para mí era y será el mejor. Respiro, saco aire y me centro en el aro. No necesito mirar hacia ningún sitio más.
—¿Antes de lanzar un tiro libre te acuerdas de Kobe Bryant?
Siempre lo tengo muy presente y siempre me inspira. Me regala concentración y me da equilibrio. Me fijé mucho en cómo respiraba y en la posición de su cuerpo antes de lanzar los tiros libres.
—Siempre has sido una estrella humilde, y creo que el año que más lo demostraste fue en el Ros Casares, rodeada de estrellas. Aceptaste tu rol y demostraste que tú también lo eras.
¡Sí! [Se ríe]. Venía de una temporada muy bonita en el Club Bàsquet Joventut Mariana [con sus amigas Gaby Ocete, Pao Ferrari y Laura Villaescusa] y mis comienzos en el Ros fueron muy duros, con entrenamientos muy exigentes. Jugar con Laia Palau [con quien volvería a coincidir en el Uni Girona] o Silvia Domínguez resultó un regalo. Acabó siendo una gran experiencia.
—¿Al principio se te hizo un poco duro porque estabas acostumbrada a jugar más?
Tal cual. Mi rol cambió y yo tenía miedo porque acumulaba muchas preguntas sin respuesta. No conocía a la entrenadora. Jugamos un baloncesto muy divertido. Con estrellas todo es sencillo. Cuando Roberto Iñiguez reemplazó a Natalia Hajkova en el banquillo, comenzó otro reto, y supimos ser más fuertes. Roberto es un entrenador muy exigente que sabe cómo trabajar con estrellas.
—¿Siempre has sido una persona muy flexible?
Trato de serlo. Intento transmitir paciencia y paz, y quiero empaparme de todo y de todo el mundo. Necesito adaptarme a las ciudades, las personas y las experiencias.
—Vuestra temporada está siendo muy dura, con las lesiones graves de Nora Galve, Irati Etxarri y María Araújo, la salida de Laura Cornelius... No paran de sucederos cosas... ¿Cómo cuidas al grupo?
Intento ser la misma persona cuando ganamos que cuando perdemos, y siempre estoy a abierta a hablar sobre cualquier tema y dispuesta a dar un abrazo. Trato de que mis días malos duren poco, sólo unas horas.
—Entiendo que te has trabajado mucho por dentro.
Muchísimo. Quiero ver la vida con la mirada más positiva posible. Si tienes energía negativa, todo pesa más y se hace más duro. Así que no quiero que nadie me la transmita ni transmitirla yo. Soy incapaz de incumplir mi palabra. El respeto y el compromiso son sagrados.
—¿Cómo describirías a Bernat Canut?
Bernat es un gran entrenador que sabe cómo hablar y tratar a las jugadoras. Ama el baloncesto y lo compruebas cada día. Siempre tiene energía y está muy en forma... ¡Lo demuestra cuando nos indica cómo hacer los ejercicios! ¡Cómo corre! Es un buen chico.
—Por cierto, tu gata es muy movida, ¿no?
Está muy loca y es muy bonita. Se llama Mía y a veces es un poco pesada porque se mueve de un sitio a otro. No nos parecemos mucho... ¡Yo soy muy tranquila! [Risas].
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