lunes, 14 de enero de 2019

Laura Peña: "Al inicio del curso no era yo en la pista porque me castigaba mucho con los errores"

Cronómetro de Récords entrevista a la base del Bàsquet Femení Sant Adrià 

Laura Peña tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs 

"¡Gracias!", les dice Laura Peña (Barcelona, 1998) a tres jugadoras de las categorías inferiores. La base del Bàsquet Femení Sant Adrià les acaba de firmar por detrás el calendario del club, que nunca colgarán por el lado de los meses. Laura Peña tiene voz de radio, responde con pausa y seguridad. Mira a los ojos. En los últimos partidos ha recuperado su esencia en la pista, como ha sufrido un Uni Girona acostumbrado a aplastar a sus rivales y que en el Marina Besòs sólo vence por 71-85.
  
—"10 años atrás ver a Laura Peña ya era como ir al circo", escribió el club hace unos meses en Facebook y adjuntó una foto de tus inicios. ¿Qué crees que transmites al público cuando juegas?
Sobre todo intento contagiar tranquilidad a mis compañeras. Con mi juego no pretendo hacer espectáculo, sino ser más funcional y tratar de que todo vaya bien. Hay jugadoras a las que se les da mejor el show. A mí no.  

—Pero haces espectáculo. 
Bueno... No lo sé. Si la gente se divierte, perfecto. Yo seguiré jugando así.  

—¿Cómo reaccionas cuando ves los vídeos de tus jugadas que Vieja Gloria publica en Twitter?
[Le brillan los ojos]. Me hace mucha ilusión. Me río mucho porque leo comentarios muy graciosos. Esas imágenes son una excusa para que la gente me vea y promocionar el deporte femenino.  

—Àngel Gil, voz junto a Àlex Benito de Zona Lila y de las retransmisiones de Canal FEB del Bàsquet Femení Sant Adrià, destaca de ti tu técnica de bote y tu control del tempo de un partido que tienes en la cabeza. Añade que te falta creértelo. Últimamente, sí lo haces.  
Como base necesito saber, más o menos, dónde están las tiradoras, las grandes... Estoy en una muy buena dinámica y me siento con mucha confianza, también porque los tiros entran. Es una cuestión de confianza. 

—De confianza y de cambio de chip. 
Al inicio del curso no era yo en la pista porque me castigaba mucho con los errores. Ahora intento que no me afecten tanto y replicarlos con una buena acción: una recuperación, una asistencia... El cuerpo técnico me ha ayudado bastante en ese aspecto.  

—También el equipo ha hecho ese cambio de chip. Antes, si os salían mal las cosas, el parcial en contra solía ser escandaloso...  
Éramos un equipo nuevo que necesitaba conocerse. No entendíamos muy bien ciertas reacciones de algunas jugadoras porque no habíamos compartido pista lo suficiente. Ahora sabemos quién es quién, somos un equipo. El ambiente es muy bueno y nos ayudamos todas.  

—Le habéis plantado cara al Uni Girona durante más de tres cuartos.  
Es una derrota que hace daño, como todas, pero que nos refuerza, igual que la de Maloste ante el Gernika o la de Würzburg contra el Perfumerías Avenida. Son los tres primeros clasificados de la Liga Día. Estos días afrontaremos el partido ante el CD Ibaeta del sábado de otra forma diferente.

—¿A qué te refieres?
Si hubiésemos perdido por 40, nos costaría más entrenarnos al día siguiente. Estamos en una buena dinámica y con trabajo seguiremos creciendo.  

—"Nada más comenzar, Laura se enamoró del baloncesto", me cuenta Miquel Peña, tu padre. Ibas a ver jugar y entrenar a tu hermano y te gustó. 
El cole tenía una escuela deportiva y, como mi hermano jugaba, probé en el baloncesto. Vi que se me daba bien. Mi padre vino a verme a algún partido y un día me preguntó: "¿Vamos a la escuela de la UE Mataró?". Y yo: "¡Pues vale!". ¡Yo quería ponerme la equipación de la UE Mataró! ¡Me encantaba! [Risas]. 

—¿Cómo recuerdas tus primeros partidos?  
Eran mixtos. Era muy rápida, quizás más que ahora. Era como una rata que iba de un lado a otro de la cancha y se me daba bien jugar con chicos.  Me llamaron para ir con el premini y me hizo mucha ilusión porque lo normal era estar dos años en la escuela. ¡Por fin tendría la equipación de la UE Mataró!  

—¿Es cierto que no aceptaste la primera oferta del Bàsquet Femení Sant Adrià porque no conocías al equipo? 
Me llamaron en premini de segundo año y mis padres ni me lo comentaron. Pensaron que era demasiado pequeña para jugar fuera de Vilassar de Mar. Cuando al año siguiente continuaron mostrando interés por ficharme, ya conocíamos al Bàsquet Femení Sant Adrià. Si no estás metido en el baloncesto femenino, quizás no tengas localizado al club... Hasta que no juegas en contra de ellas. ¡Nos metieron una paliza! Y me dije: "¡Nunca más! ¡Yo no vuelvo a perder así!". [Risas]. Y no lo he vuelto a hacer. 

—¿Cuál fue el marcador de esa derrota ante el Bàsquet Femení Sant Adrià que te hizo tanto daño?  
¡90-9! O algo parecido. Yo también quería ganar mucho como el Bàsquet Femení Sant Adrià. A mí me encantaba vencer y nuestro equipo, precisamente, no lo hacía mucho. Estábamos en la zona baja. No me pensé ni un segundo la oferta de que este club. Eso sí, en el primer entrenamiento estaba muy cortada... No podía estar en un club mejor.  

—Eres muy ordenada, te gusta controlarlo todo y tienes una relación especial con los colores. "Cuando tiendo la ropa las pinzas, tienen que ser del mismo color", le contaste a Irati Etxarri en una entrevista para la FEB.  
Mi madre es muy supersticiosa y nos lo pega. Me gusta tener las cosas atadas. No me gusta ir a ciegas. En casa intento ser muy ordenada, aunque, a veces... Creo que soy más ordenada en la pista que fuera. 

—Te iba a preguntar por los apuntes de Derecho. Me los imagino subrayados de varios colores... 
[Risas]. Están bien hechos. Me gusta pasarlos a ordenador. 

—"Ganemos, pero luzcamos una corona de modestia", escribiste en su momento en las redes sociales. 
Recuerdo que era júnior de segundo año y que ganamos todos los partidos de la Liga. ¿Sabes? Para mí faltar al respeto al rival es bajar la intensidad cuando cuentas con una gran ventaja. Aunque le saques 30 puntos al contrario, como era nuestro caso, tienes que dar tu 100%.  

—O sea, que a veces os dejabais ir. 
Sí. Vi esa frase, me sentí identificada y la publiqué.  

—¿Tu ídolo sigue siendo Milos Teodosic o el abanico se ha ampliado? 
Desde que se fue a la NBA he ido olvidándome un poco de Teodosic. Me fijo mucho, sobre todo, en Núria Martínez... En la Liga Día hay muy buenas bases. La base del Ibaeta, Iva Brkic, me gusta mucho... En el baloncesto masculino Sergio Rodríguez, El Chacho, me encanta por su forma de jugar, igual que Kevin Pangos. 

—Has mencionado a bases de sangre fría, pero también caliente.  
Estoy de acuerdo, aunque para mí son un espejo por el orden que quieren en la pista. El Chacho me gusta mucho por su bote, uno de los mejores. De Núria Martínez no destacaría nada porque me gusta como lo hace todo. 

—¿Le has pedido algún autógrafo a Núria Martínez alguna vez?
Lo dice cuando era mini. Fui a un campus y vino ella de invitada... Era la época, no sé si te acuerdas, en la que hizo un anuncio de Kinder en el que robaba una sandía...  

—Y tanto que lo recuerdo.  
Me firmó un autógrafo, aunque creo que lo he perdido. 

—¿Se lo volverás a pedir? 
Bueno... Algún día... Aunque ahora me da mucha vergüenza hacerlo...  

—¿Juegas a la Cyber Liga Femenina?
Lo intenté, pero no sé cómo funciona. Tengo que ponerme...  

—En casa te han enseñado a tener los pies en el suelo.  
De pequeña, después de un muy buen partido me decían: "Laura, tranquila, eh". Y si lo hacía mal, intentaban subirme el ánimo. Ahora me dejan más a mi bola. Me animan y no me dicen nada negativo, a no ser, por ejemplo, que haya hecho un mal gesto en la pista.  

—El curso pasado no hubo ni un cambio en el equipo. En éste, se fue Imani Wright y llegó Meighan Simmons, y acaba de debutar Robyn Parks, sustituta de Hailey Dunham. Simmons se adaptó muy rápido. Parks parece que también. 
Exacto. Tenemos la suerte de que, sobre todo, vengan dispuestas a trabajar. A mí a veces lo que me preocupa de traer a gente de fuera es que no cojan nuestra filosofía de trabajar, trabajar y trabajar. Meighan y Robyn son muy buenas niñas. Estamos muy contentas con ellas.  

—Y tampoco van a su bola. A veces las extranjeras...
Sí, sí. Están muy implicadas. De hecho, cuando hacemos el corrillo la primera que habla es Meighan. [Víctor Ciavattini, preparador físico del Bàsquet Femení Sant Adrià, se acerca, le da un beso en la cabeza a Laura Peña y se va en silencio].

—¿Qué trabajo invisible hace Cristina Hurtado?
Siempre será la capitana del Bàsquet Femení Sant Adrià. Cuando no estás bien o no te sientes cómoda, Cris te da un golpecito en la espalda: "Venga, Peña, hoy es el día". Antes del partido ante el Araski me envió un WhatsApp: "Hoy todas tenemos que sacar esto adelante". Y lo hicimos. Cris motiva mucho al equipo: sufre mucho desde el banquillo porque no puede jugar [por una lesión de larga duración en la rodilla derecha no reaparecerá hasta el curso que viene], pero siempre nos transmite mensajes positivos. Es una suerte tenerla [Hurtado ejerce ahora de delegada]. Mire [Vila] también nos ayuda bastante. Cuando te tienen que dar un toque, lo hacen, igual que cuando te tienen que animar.  

Cristina Hurtado y Laura Peña se abrazan tras la victoria ante el Uni Ferrol. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—¿No superar el corte definitivo con la sub 16 y la sub 18 te ayudó a valorar más cuanto consigues? 
El de la sub 16 no me afectó demasiado porque era la primera vez que me convocaban con al selección. El de la sub 18 sí que fue un palo importante porque me notaba preparada para estar. El oro del Europeo sub 20 del pasado verano fue más que una recompensa. Resultó una fiesta para el gran grupo humano que se construyó. Una derrota ante Francia en cuartos de final, nuestro partido más duro, no habría reflejado lo que éramos las jugadoras y el cuerpo técnico.  

—Tu excompañera Bojana Kovacevic, ahora en el ADBA, reconoció a Cronómetro de Récords que su mejor momento deportivo fue la comunión con vuestro público en la Copa de la Reina de Zaragoza. 
Cuando lo recuerdo... Se me pone la piel de gallina. En Zaragoza había más afición nuestra que local o, al menos, se hacía notar más. ¡Fue una pasada! 

—Laura, allí estaba Cala [Sergi Calatayud]... 
Cala es nuestro animador número 1. Fue indescriptible ver la gente que se desplazó. Nos emocionó mucho. Nos supo mal no poderles recompensar con un triunfo que sabíamos que sería muy complicado. La Copa de la Reina de Zaragoza fue un premio a una temporada extraordinaria. Con el ascenso a Liga Día no nos quitamos un peso de encima. Sentíamos que era algo que nos correspondía. Nos tocaba y teníamos que lograrlo sí o sí. O al menos yo lo vivía así. El día del ascenso lloré porque recibimos la recompensa a tantos años de trabajo. No lo hice, en cambio, cuando nos clasificamos para la Copa porque era un sueño del que no te acabas de despertar.   

—Tu padre asegura que en la pista transmites "compromiso, inteligencia, tranquilidad, solidaridad...". 
Mi padre, mi madre, mi hermano y mi abuela son quienes más partidos míos han visto. Estoy de acuerdo con Miquel. Trato de contagiar solidaridad, la necesidad de compartir la pelota, calmar los ánimos en situaciones comprometidas... A veces me dicen: "Laura, hoy estabas muy tranquila". ¡Y no era así! ¡Estaba muy nerviosa! [Risas]. Si transmito tranquilidad, mucho mejor. En los momentos tensos, tiendo a tener la mente bastante fría. 

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