sábado, 3 de mayo de 2008

Papaloukas desconcentra al Tau y clasifica al CSKA de Moscú para la final de la Euroliga

Papaloukas lucha por un rebote con Mickeal -EFE.

Siempre es suplente. Siempre empieza como un jugador revulsivo, pero pocos jugadores europeos saben descifrar los partidos como él. Theodoros Papaloukas (Atenas, Grecia, 1977) tiene actitudes y aptitudes de genio. Seguramente lo es porque sólo los mejores pueden ser decisivos incluso cuando juegan mal. Como esta vez. En los tres primeros cuartos de la segunda semifinal de la Final Four de la Euroliga de Madrid el base del CSKA de Moscú apenas aportó cuatro puntos y perdió dos pelotas, ambas más por despiste e inocencia que por otra cosa. El rival, un Tau Cerámica concentrado, descarado y físico a partes iguales, y sus defensores, Pablo Prigioni y Zoran Planinic, le habían anulado casi por completo.

En un par de acciones Papaloukas se reivindicó y justificó por qué es el segundo jugador que más cobra en Europa tras Sarunas Jasikevicius (3'5 millones de euros). Es cierto que el contexto le benefició, porque primero los árbitros se inventaron una falta personal de Igor Rakocevic sobre Trajan Langdon y en el ataque siguiente Pablo Prigioni volvió a fallar un triple (1 de 6). Era el momento idóneo para aparecer y Papaloukas lo hizo con una contundencia sutil: empezó y finalizó dos contraataques, el segundo machacando. A 4'50'' ponía a su equipo 61-69 por delante. Fueron dos acciones decisivas porque por momentos el Tau se convirtió en un equipo nervioso y precipitado, nada que ver con lo que había ofrecido hasta entonces. Rakocevic y Planinic se estorbaron para recoger un rebote y David Andersen, un pívot tan trabajado como eficaz, amplió aún más la ventaja para el CSKA: 66-75 a 2'23'' del final.

La garra de Rakocevic

Resistió como pudo el Tau, impulsado por Pete Mickeal y salvado por Splitter, que a dos minutos barrió una pelota que entraba de Papaloukas. Le secundó Rakocevic, que suele desaparecer en las grandes citas. No fue así en esta ocasión: el alero serbio anotó dos tiros libres y asistió a Planinic (72-79 a 56''), aplaudió el primer y único triple de Prigioni a 44'' (75-79), forzó la cuarta personal de Papaloukas y metió los dos tiros libres (77-80 a 29''). El propio base griego le robó un balón a Mickeal y anotó el primer tiro libre, el rechace del segundo lo capturó Rakocevic, que metió un triple a 7'' (79-81). No hubo tiempo para la remontada y Siskauskas cerró el marcador (79-83). El CSKA de Moscú disputará el domingo su tercera final de la Euroliga consecutiva, ante el Maccabi como en 2006 cuando fue campeón. El conjunto israelí venció 85-92 al Montepaschi, que luchará por la tercera plaza ante el conjunto vitoriano, que por cuarta temporada seguida se queda a las puertas del máximo título continental.

Hasta la efímera, pero fundamental intervención de Papaloukas el Tau había sido ligeramente superior. Nada que objetar al planteamiento de Neven Spahija, que ya había anunciado que era una locura ir a por un partido de muchos puntos. Así que su planteamiento fue lógico: defensa individual intensa y ataque efectivo. Así fue en el primer cuarto, en el que si el Tau no sólo tuvo una renta mínima (9-6 y 13-16) fue porque su rival dominaba el rebote, especialmente el ofensivo. Raimundas Siskauskas era el mejor del grupo de Ettore Messina. Es un 3 realmente prodigioso, su penetración entre un barullo de defensores, fintando con suma facilidad, fue de videoteca.

Los triples del conjunto ruso

Llegaba al partido el CSKA de Moscú con el mejor porcentaje de triples de los cuatro finalistas (41%), pero ya en el primer período mostró que no estaba acertado desde más allá de 6'25. Sólo anotó uno de los seis que intentó en ese cuarto y Matjaz Smodis, posiblemente uno de los ala-pívots más completos de la Euroliga, acabaría el partido con un desastroso 0 de 7 desde esa posición.

Se gustó el conjunto de Spahija cuando Tiago Splitter y Prigioni conectaron. El base argentino no se entiende tan bien con el brasileño como con Luis Scola, ahora en la NBA. Pero aunque con cuentagotas, Prigioni también mejora a Splitter. Su asistencia a una mano y de espaldas a su compañero fue genial. Funcionaba el Tau, que tras un triple de Rakocevic se puso seis por delante, su máxima renta en el partido (30-24 a los 15'30'').

El oportunismo de Holden

Con Langdon y Siskauskas en el banquillo con tres personales, Jon Robert Holden, el jugador que hizo campeón a Rusia del Eurobasket de Madrid con su última canasta y que a punto estuvo de eliminar al Barça en el Top 16, se echó su equipo a las espaldas. Rompió el amago de zona 2-3 con un triple y con otro poco después redujo la desventaja (38-33 a 20’’ del descanso). Splitter desde la línea de personal metió un tiro libre y el Tau se fue a los vestuarios con un punto más de renta. El pívot brasileño se marchaba encogiendo los labios: sólo había anotado dos de sus ocho tiros libres. Contaba Bozidar Maljkovic en el diario El País que Splitter el año pasado se quedaba dos horas enseñando ese lanzamiento tras los entrenamientos. Al final el pívot brasileño arreglaría sus números: 7 de 14.

Arriesgó Messina en el tercer cuarto. Puso tanto a Langdon como a Siskauskas. O todo o nada. Le salió bien. El primero anotó el triple que empataba el encuentro a 43 (a los 22’30’’) y el segundo se convirtió en un muro. Les secundó Smodis, que con cinco puntos seguidos puso al CSKA en ventaja (44-48 a los 23’42’’).

Mickeal, un portento físico

Aguantaba el Tau con Mickeal, un portento físico y un anotador en potencia, y con Planinic. También con Will McDonald, que tras una temporada en la que ha vivido más experiencias ajenas al deporte que otra cosa, ha conseguido centrarse. Papaloukas, a los 28’15’’ anotó dos tiros libres, su tercer y cuarto punto. Dejaría lo mejor para el tramo final. Lo peor del partido, sin duda, se vio al instante: Prigioni inició un carrusel de despropósitos, le imitó Andersen, también Vidal y Holden... Es difícil ver cinco triples seguidos tan mal lanzados, que ni tan siquiera toquen aro y sean piedras casi antes de tirarse. Sí aciertó, por fin, Rakocevic desde más allá de 6’25 para empatar a 59 a 8’30’’; Holden igualó a 61 a 6’50’’. A partir de entonces siempre fue por delante el CSKA, especialmente tras la aparición de Papaloukas. De ese líder silencioso que siempre sale como suplente.

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