Anna Cruz trata de tirar ante Vesela - Marta Sutil / Rivas Ecópolis. |
Reconoce que le da demasiadas vueltas a las cosas y que es reservada. Un perfil que no tiene nada que ver con cómo se muestra en una pista de baloncesto, donde se expresa con desparpajo y es una líder nata, independientemente de que le entren o no los tiros ese día. Ante el Ros Casares Anna Cruz (Barcelona, 1986) cuadró una actuación prácticamente perfecta (20 puntos, siete rebotes, cuatro recuperaciones, 29 de valoración) el día que Maya Moore tuvo que quedarse en el banquillo por problemas estomacales. La estadounidense se levantó indispuesta y fue una espectadora de lujo de la exhibición de Cruz, capaz de meter, como quien no quiere la cosa, 12 puntos en el tercer cuarto. Una de esas canastas le dio la primera ventaja (33-32 a los 15m 12s) a Rivas Ecópolis, al que le había costado mucho anotar hasta entonces y que tampoco había encontrado el antídoto para contener a Ann Wauters, estelar en el primer cuarto con once puntos -acabó con 23- y muy cómoda también en el último cuarto, cuando las locales se colapsaron, fueron generosas en defensa y estuvieron casi seis minutos sin anotar. Demasiadas concesiones para un rival como el Ros, que alcanzó la final de la Liga Femenina por la vía rápida, como pretendía, con otro triunfo por 47-57. Mientras que Rivas pierde su plaza de Euroliga –jugará la EuroCup– en beneficio del Uni Girona, aspirante a colarse en la final de Liga –debe ganarle dos partidos seguidos al Perfumerías Avenida–.
A pesar de las múltiples lesiones y contratiempos, Rivas ha completado una temporada histórica con su subcampeonato en la Euroliga como logro principal y su presencia en semifinales de Liga y Copa, donde sí que se suponía que iba a estar. Tres títulos que no pudo ganar porque en su camino se enfrentó al Ros en los partidos decisivos y en los que, menos en Arganda del Rey, se le atragantó el tramo final. “Quizás se no han hecho largos estos partidos”, reconoció Cruz, triste por el resultado y porque supo incomodar al conjunto valenciano, menos fino y efectivo que de costumbre, nada cómodo en el juego en estático. Triste como el resto de aficionados y club por el fallecimiento el domingo de Susana Bonis, de 16 años y que era la delegada del pre-infantil. Las jugadoras lucieron un crespón negro.
La espalda de Nicholls
En la temporada más difícil de su carrera, después de romperse las dos muñecas y dos operaciones de por medio, Amaya Valdemoro pudo jugar mermada la Final Eight y también las semifinales. Esta vez la alero internacional -magnífico su ejemplo de entereza- erró sus tres lanzamientos y metió dos tiros libres. Tampoco tuvieron puntería Carson (0/5) ni Elisa Aguilar (0/4, tres tiros libres). Al equipo de Miguel Méndez le faltaron anotadoras y Jones se clavó en ocho puntos al inicio de la segunda parte y no anotaría otra vez hasta el último minuto y medio, ya con el triunfo casi sentenciado para el Ros. Las ripenses también echaron de menos a Nicholls, que se sentó en el banquillo tras un golpe con Lauren Jackson y que no volvió porque se resintió de sus dolores en la espalda. Pirsic se multiplicó para suplirla mientras Cruz sacaba de quicio al campeón de Euroliga, que supo sacar petróleo de la confusión local con una actuación coral: una acción de Murphy, un triple de Jackson, dos canastas tan bien resueltas como pragmáticas de Wauters o una clase magistral de Palau, a quien Cruz siempre ha considerado una de sus referentes.
RIVAS ECÓPOLIS 47 (11+9+20+7): Aguilar (3), Cruz (20), Carson (0), Jones (10), Nicholls (2) -quinteto inicial-, Bermejo (0), Gimeno (0), Valdemoro (2), García (0), Krivacevic (2) y Pirsic (8). ROS CASARES 57 (21+6+13+17): Domínguez (2), Veselá (0), Jackson (10), Lyttle (10), Wauters (23) -quinteto inicial-, Yacoubou (2), Forasté (0), Palau (4), Honti (0), Murphy (6), Moore (0). Pabellón Cerro del Telégrafo (Rivas Vaciamadrid). Árbitros: J.A. Pagan, J. Aliaga. Segundo partido de las semifinales de la Liga.
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