Mugello celebra su triunfo en el GP de Italia. |
La mamba negra es la serpiente más venenosa del mundo y una de las más veloces, pues alcanza los 20 kilómetros por hora. Es inmensa, tanto que puede llegar a medir cuatro metros y medio, y debe su nombre al negro azulado del interior de su boca, que muestra cuando la abre para protegerse del enemigo. La mirada de la mamba negra paraliza a la víctima, por eso el diseñador del casco que Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) estrenó en Mugello se esmeró en los ojos. “Son muy impactantes. Me gusta cómo ha quedado”, resolvía el mallorquín, que tiene la mirada de esa serpiente: es rápido y concreto como ella en cuanto ve la oportunidad. Así, al piloto le bastó con dejar pasar el primer giro para superar en el segundo a Dani Pedrosa con un interior aprovechando el poco hueco que tenía. Lorenzo no quiso escaparse de golpe para no castigar en exceso los neumáticos y cada vez que su rival le rebajaba la ventaja él le replicaba sin pestañear, hasta que en el ecuador del GP de Italia se escapó sin remedio y Pedrosa, con otro un mundo de margen con el tercero, entonces Stefan Bradl –acabó siéndolo Andrea Dovizioso– y preocupado por el neumático trasero de su Honda, optó por quedarse como estaba. Mientras que Lorenzo siguió acumulando vueltas rápidas, condujo “más fluido” y pudo disfrutar de sus últimos giros e incluso se permitió saludar un par de veces al público en la última vuelta. Con su quinta victoria del curso el mallorquín es más líder con 19 puntos sobre Pedrosa y 37 con respecto a Casey Stoner, negado durante el fin de semana y errático en la carrera, en la que tuvo una puesta en escena desafortunada y después se coló en una frenada. Stoner sólo pudo ser octavo.
Lorenzo simuló la picadura de la mamba negra ante las cámaras. Un nuevo gesto para celebrar su tremenda regularidad esta temporada, en la que en ocho de las nueve carreras disputadas ha sido primero o segundo. Sólo tiene un punto negro el piloto de Yamaha, su abandono en Assen tras ser envestido por Álvaro Bautista, décimo esta vez y superado por Stoner en una acción polémica: el australiano le echó la moto encima para hacerse un hueco. El actual campeón no se encontró nada cómodo en su Honda y después de no puntuar en Sachsenring tras caerse en el último suspiro cuando trataba de adelantar a Pedrosa se vio partiendo quinto tras su peor calificación desde que aterrizó en Honda y superado por tres pilotos en una salida horrorosa. Cuando se salió del trazado bajó hasta la décima plaza y sólo pudo mejorar dos posiciones, superando a Bautista y a Héctor Barberá, noveno. Mientras, la pelea por el tercer puesto ya no era una lucha exclusiva entre Bradl y Dovizioso, sino que también Hayden quiso añadirse al goloso puesto.
También Valentino Rossi cuadraba sus mejores vueltas al final para hacer felices a los tifosi. Il Dottore estuvo atento para meterse por el interior y rebasar a su compañero en Ducati, a un Hayden que tuvo que apartarse tras una maniobra de Bradl. Rossi festejó su quinta posición, un logro para la máquina que pilota, y con uno de sus grandes enemigos como espectador. Max Biaggi fue el invitado de lujo de Lorenzo, que siempre le ha tenido como su ídolo. “Lorenzo está haciendo una carrera de control. Tiene mucha confianza. Si no pasa nada raro ganará en uno de los circuitos más bellos”, relató Biaggi antes de acabarse una prueba en la que llegó a tener casi seis segundos de margen. Todo un mundo ante un Pedrosa que se conformó con lo que tenía, que no era poco ante un colosal, primo hermano de la mamba negra.
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